La cátedra fantasma
Ayer se publicaba la relación de puestos de trabajo del personal docente e investigador de la Universidad de Zaragoza, sometida unos días a información pública para posibles alegaciones. Un dato comentaré, por lo curioso.
En el Área de Filología Inglesa se observará que hay tres cátedras de Universidad, con destino en la Facultad de Filosofía y Letras (Departamento de Filología Inglesa y Alemana) Pues bien, una de esas cátedras está en un limbo administrativo desde hace más de dos años. Era una cátedra con perfil de Lingüística Inglesa, y salió a concurso oposición, al que me presenté, en febrero de 2003 (puede verse para más detalles el 31 de enero de 2005 de este blog). El tribunal consideró que ninguno de los candidatos daba la talla, y la dejó vacante.
Yo recurrí la actuación del tribunal, considerando entre otras cosas un auténtico insulto al profesorado del área de Filología Inglesa en su conjunto lo siguiente:
Habían transcurrido más de quince años desde la última cátedra concedida en este departamento. Y con el hecho de dejar vacante la cátedra se consideró que de hecho nadie merecía la promoción en esos quince años. Ninguno de los profesores que optaban a la cátedra por verse con posibilidades (por verse ellos y verlos sus colegas, que si no habrían firmado la plaza), más una concursante venida de otra universidad, ninguno estaba a juicio del tribunal preparado para obtener una cátedra en su área de conocimiento.
A mí me parece escandaloso. O si no, vergonzoso. O, pongamos, ¿muy raro?
Claro que esto en modo alguno pareció raro ni ofensivo a mis colegas del Departamento, que en su gran mayoría ignoraron o entorpecieron mis intentos de hacer que el tema se tratase en Consejo. El Departamento aceptó que una cátedra quedase vacante por incapacidad de su profesorado en el estudio de la Lingüística Inglesa, y no dijo ni mú. Con esta ocasión les dirigí a mis colegas un escrito afeándoles su conducta, entre otros con el siguiente párrafo:
"pocas personas apoyaron mi solicitud de que el Consejo emitiese una valoración sobre estos hechos... está claro que no es un tema que se desease abordar por parte de la mayoría de miembros del Consejo. Aparte de las personas que me apoyaron expresamente, otras me habían expresado su temor a manifestarse públicamente sobre la cuestión, o su comprensión pero ’sin compromiso’. A estas personas les agradezco sus palabras o apoyo. A los miembros del Consejo que han preferido desentenderse de la cuestión o correr un tupido velo, me corresponde sin embargo felicitaros: vivís en la Universidad que os gusta, o al menos en la que elegís y merecéis... Al parecer [el Consejo de Departamento] encuentra muy apropiado que se niegue la promoción a personas suficientemente preparadas que llevan trabajando en este Departamento desde hace muchos años. Declarar esa plaza desierta es decir que este Departamento no ha sido capaz en veinte años de producir una persona capaz de ocupar una cátedra de Filología Inglesa en lingüística. Creo que ese juicio os afecta a todos, aunque no hayáis firmado la cátedra. También creo que no se han sopesado bien las consecuencias que tiene el aceptar de este modo público y notorio que no nos regimos por un sistema donde los méritos sean computables de un modo racional, sino por un sistema de autoridad donde se pueden valorar o desestimar según convenga a quien manda."
Es triste que, me consta de primera mano, muchas personas no apoyaron mi petición de que el Consejo de Departamento tratase el tema, aun a sabiendas de que era una petición justa, simplemente por temor. Por temor, sí. Unos por interés, otros por indiferencia, y otros por temor. Menudo panorama. (Aún peor si el temor era justificado).
Yo denuncié al Rectorado que la plaza se había guardado para candidatos mejor vistos por el tribunal pero que (¡ay!) no se habían presentado a la oposición. Porque en una plaza con ese perfil no tenían posibilidades frente a los que nos presentábamos. Por lo cual, predije, se procedería a reasignar el perfil de la plaza en dirección a esos futuros candidatos. Y en efecto, en diciembre de 2003 el Departamento, siguiendo mansamente la propuesta de la presidenta del tribunal de la oposición, intentó suprimir el perfil de Lingüística Inglesa que tenía la plaza, para despejar el camino a otros profesores que no trabajando en nada relacionado con ese perfil, pudiesen optar con más posibilidades de éxito que "los lingüistas del Departamento" (a decir de la presidenta del tribunal).
Hay que decir que entretanto cambió el sistema de oposiciones, y todo futuro candidato debe ahora obtener antes una habilitación a nivel nacional con plazas limitadas, algo nada fácil, por lo que supone de autoestrangulamiento del sistema de promoción (ya se sabe - no sacamos plazas porque no tenemos habilitados, y no tenemos habilitados porque nadie saca plazas). En el sistema de las habilitaciones yo desde luego no pienso participar.
Al suprimir el Departamento el perfil para sacar la cátedra a concurso de nuevo, me dirigí al Rectorado haciendo notar que mis predicciones se iban cumpliendo paso por paso, y que en efecto la plaza se empezaba a mover en dirección a la persona para quien se había guardado. El Rectorado detuvo la salida a concurso de la plaza, mientras se resolvían mis alegaciones. Desde entonces, la plaza sigue en el limbo administrativo, esperando posiblemente a que alguien se habilite; lo curioso es que ninguna de las diversas Direcciones que han estado al frente del Departamento desde entonces se ha preocupado en saber nada de la plaza, reclamarla, pedir aclaraciones sobre el estado del proceso... nada. ¿Una dejadez? Mejor no meneallo, quizá.
En todo caso, ahora el Rectorado sí ha resuelto, de hecho ha resuelto retroactivamente, comunicándome (tras mi insistencia en que se pronunciase) que la no provisión de la plaza quedó confirmada tiempo ha (antes de ese diciembre incluso), desde el momento en que no interpuse un contencioso administrativo. Es decir, que el Rectorado daba por buena en todo momento la actuación del tribunal, y en lo referente a mí , estaba simplemente aguantando mecha y guardando silencio, esperando a ver si yo interponía ese recurso o no, y desde que no lo hice se daba el asunto por zanjado (aunque no es eso, en absoluto, lo que me venía asegurando el Rector, y de hecho por eso no planteaba yo ningún contencioso. Pero ya se ve que eso no hay que hacerlo: aquí todo por escrito, que las palabras se las lleva el viento). En todo caso, al ser la resolución del rectorado efecto del silencio, al cobrar existencia a posteriori, y ser invisible administrativamente, la plaza sigue allí en formol, esperando que el Departamento se acuerde de ella y la vuelva a sacar (de hecho, si nos atenemos a la versión dada ahora por el Rectorado, hubiera podido hacerlo en cualquier momento, pues nada ha interrumpido el curso normal de esa plaza ni ha estado nunca retenida). Que yo sepa, el Rectorado no ha tenido el detalle de comunicar al Departamento que ahora sí puede salir la plaza a concurso.
A lo que voy: la tercera cátedra del Departamento, lo digo aquí por si a alguien le interesa, no está ya bajo ninguna losa de ningún recurso pendiente; no sé qué hace el Departamento que no la reclama otra vez, para reasignarle otra vez el perfil a la plaza, y ponérselo de cine al futuro candidato.
Además, hay un dato nuevo, del cual también me ha llegado un rumor hoy: al parecer, de los dos miembros del Departamento que concursaban a las habilitaciones nacionales, uno ha conseguido habilitarse. Desde aquí le doy la enhorabuena, si es así (a pesar de que todo esto suceda en un contexto bastante penoso). Es un largo camino hacia la cátedra, y desde luego no podrá decirse que quien la obtenga no se lo ha trabajado a fondo. ¡Pero hay que empezar a mover esa plaza, vamos, que ahora seguro que funciona la cosa! Igual al publicarse ahora la relación de plazas se acuerda la Dirección, o alguien, de que, andá, si resulta que nos habíamos olvidado de que había aquí una cátedra en el trastero, qué despistaos...
4 comentarios
Rima -
José Angel -
A anónimo le diría que en la universidad se juntan dos cosas: el aprendizaje, donde cada uno sabe lo que le vale la pena hacer, y de lo que disfruta, y el papeleo oficial, con el cual no te puedes sentir a gusto más que cuando te sale bien la cosa (una buena nota le gusta a todo el mundo, y un suspenso a nadie). Para obtener el papelito administrativo sí que hay que perder mucho tiempo en cosas que no nos interesan... pero en fin, eso es una carrera, el estudio es libre aparte de eso. Y por supuesto hay que evitar que se te vaya demasiado tiempo en cosas que no te reporten mucho. En cualquier caso estarás de enhorabuena, Anónimo, porque van a recortar la duración de las carreras...
De los colegas que dices, Suigeneris, sí que le pongo cara a Antonio Ballesteros, además he leído cosas suyas y hasta hemos coincidido en alguna publicación, pero sólo nos habremos visto en algún congreso. Aparte me suena todo el mundo un poco por las listas bibliográficas que me dedico a hacer.
anónimo de Filosofía y Letras -
La Universidad como tal se ha convertido en un enorme monstruo, incapaz de ser controlado, un laberinto de pérdidas de tiempo burocráticas, un lugar donde parece que todo está ordenado hasta que te das cuenta que aquí o nadie hace nada o cuando quiere hacerlo, es imposible.
Al menos es una buena motivación para salir lo antes posible...
suigeneris -
Por cierto, ¿conoces a los filólogos Pepa Feu y Antonio Ballesteros, de la UCLM?