Blogia
Vanity Fea

Ray

Hemos visionado Ray, una película muy visual y muy sonora sobre el ciego Ray Charles (igual un día alguien hace una película sin imágenes, para ciegos y videntes solidarios). Exxcelente trabajo el de Jaime Zorra, que se Charlifica totalmente, igual hasta ha perdido la vista el tío al acabar el rodaje; muy muy bien. (Y oscar que te pego, claro, ahora entiendo que no se lo diesen a Di Caprio a pesar de lo bien que lo hizo también). Bueno, pues la música genial, dan ganas de hacerse con las Collected Works de Ray Charles; y muy bien la ambientación, el tema del racismo, etc. etc. A verla, americanistas, running.


El problema con las biopics que se llaman ahora, "biopelis", es que claro, una vida no tiene forma de peli, en general, y hay que dársela, y eso conlleva narrativización, ficcionalización, reinterpretaciones retroactivas, y todas esas cosas que nos gusta estudiar a los narratólogos. Hay que crear un argumento organizado con una vida, que es desorganizada (y la del rey Charles bastante, al parecer). En parte eso se hace quitando años a porrón, para abreviar (a Hughes le hicieron eso en El Aviador, y aquí nos ahorran los últimos cuarenta años de Ray Charles, por acabar pronto - al espectador le daba un algo, si no). Y la inyección de coherencia que organiza la película es mostrar cómo Ray, a medida que triunfa, se va hundiendo más y más en complicaciones: 1) Trauma de culpabilidad: de niño vio cómo se ahogaba un hermanito suyo en un barreño y no hizo nada; ahora le obsesiona y ve agua y niños ahogados por todas partes. 2) Drogas: se sube al caballo, y luego a ver quién baja en pleno galope. 3) Adulterio: tiene su casita fija montada, pero se lo monta también con todas las Charlettes de su banda, llegando a situaciones embarazosas. La solución de la película es también la solución de las complicaciones: muere por sobredosis su amante, y Ray se fuerza a dejar las drogas en un descenso al infierno. Allí se le aparece su madre, que le había enseñado a ser un tipo digno, y no un tullido, para decirle que las drogas lo han convertido en un tullido after all. También el fantasma de su hermanito se aparece para perdonarlo. Y remontando a la superficie, termina la película asegurándonos que Carlos el Rayo no volvió a probar las drogas. De paso también se ha perdonado a sí mismo, superando el trauma, y está muerta la "otra"; su mujer se muestra comprensiva, y lo acompaña en el homenaje de desagravio que le hace el Estado de Georgia por su racismo anterior. Total: que teníamos una vida, y ahora tenemos un argumento, con Ray destraumado, triunfador, abstemio, monógamo e integrado en los USA. Vamos, que no le operan la vista de milagro. Ah, la vida es más complicada que todo eso cuando la miras de cerca... pero ¿a quién le interesan los flecos?

0 comentarios