United 93
Si llegamos a ir ayer a ver esta película... ya hubiera estado redonda la redundancia. Yendo hoy, nos han enviado a la S-11 (Sala 11) de los Palafox. Es, dicen, la mejor película hasta la fecha de entre las que han hecho como homenaje al once-ese ese, lo que los americanos llaman 9/11—para el cual sugiero el logo de la izquierda. Es curioso que aquí no nos muestran el derrumbamiento de las torres en la película, sólo el impacto del segundo avión, y filtrado por una pantalla de televisión, para mayor verdad de la experiencia. Muchos personajes de esta película se interpretan a sí mismos, unos años más viejos... ninguno de los pasajeros del vuelo, claro. Es una película muy bien hecha, de ritmo trepidante con cámaras agitadas y grano gordo, simulando el documental; lo del ritmo merece la pena destacar porque realmente la mayor parte de la acción consiste en técnicos de vuelo desesperados intentando aclararse de qué avión están hablando. Comienza la película con los terroristas como protagonistas, en plan mártires de la fe, y no busca demonizarlos más de lo que se demonizaron a sí mismos con sus acciones, esas bestias pías. El final es descorazonador, con los pasajeros al fin decididos a atacar, muertos de miedo, rabiosos y no especialmente heroicos, haciéndose con los mandos justo demasiado tarde como para poder enderezar el rumbo del avión. Justo antes de la oscuridad súbita, escenas convulsas y recortadas, fanáticos musulmanes y occidentales desesperados sacándose los ojos en la cabina de pilotaje de este United 93, modelo a escala de nuestro planeta—es lo que hace pensar. Los servicios de emergencia, la Fuerza Aérea, el Presidente... no salen bien parados, pero de manera discreta. De todo se enteraban todos por la CNN: los altos mandos, los controladores, yo mismo... en fin. El funcionamiento de las cosas no estaba pensado para contar con las acciones estúpidas y criminales de gente con las prioridades tan mal puestas como para no apreciar ni su propia vida. Ahora sí, un poquito más. Los servicios secretos que supuestamente estaban investigando a esta gente ni se mencionan. Nada estaba, y seguramente ni está, tan bajo control como nos hacían creer. Por suerte. Un mundo tan complicado como el nuestro, y donde todo estuviese además bajo control perfecto, no sería un mundo humano. Ni siquiera el Patriot Act lo va a deshumanizar, espero. Pero a estos salvajes del turbante prieto dentro del cráneo no se les detiene con la Fuerza Aérea, como les quieren hacer creer Bush y sus lobbies armamentistas a sus votantes y contribuyentes. No se les podrá detener, de hecho, hasta que sean más aborrecidos por los musulmanes pacíficos que por los propios occidentales... cosa que aún está muy lejos de suceder. Mientras, se lo están trabajando sin descanso.
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