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Vanity Fea

Mine I, thy days

La vanidad de Shakespeare, destilada y hecha poesía, se confiesa en un soneto dedicado no sólo a su joven amigo, sino también a sus futuros lectores. De la vanidad de ellos vive, se recarga y justifica la vanidad de él. Shakespeare ya sabe que tras su muerte se transformará en sus admiradores, y que éstos cojearán del mismo pie que él. Y que el joven amigo. Reflejos textuales para reflexionar; vanidad trascendida mediante la reflexión.... pero no eliminada, sino elevada a una nueva dimensión, una vez eliminada la pequeña objeción de la mortalidad. Cada uno se consuela con lo que tiene.

Sin of self-love possesseth all mine eye,
And all my soul, and all my every part;
And for this sin there is no remedy,
It is so grounded inward in my heart.
Methinks no face so gracious is as mine,
No shape so true, no truth of such account,
And for my self mine own worth do define,
As I all other in all worths surmount.
But when my glass shows me my self indeed
Beated and chopt with tanned antiquity,
Mine own self-love quite contrary I read:
Self, so self loving were iniquity.
   'Tis thee (my self) that for my self I praise,
   Painting my age with beauty of thy days.

Pecado de amor propio es el dueño de mi vista,
Y de mi alma toda, y de cada parte mía;
Y es pecado éste que no tiene curación,
Así está de enraizado dentro de mi corazón.
Pienso que no hay rostro agraciado como el mío,
Ni tipo tan bien hecho, ni verdad que cuente tanto;
Y hecha a mi medida la defino, mi valía,
Por superar a los demás en lo que valgo.
Pero cuando mi espejo me retrata de verdad,
Batido, hecho pedazos, como cuero repujado,
Mi amor propio lo leo entonces muy contrario:
Amar a un yo así engreído sería una iniquidad.
   Eres tú (yo, pues) lo que alabo cuando presumía,
   Pintando en mi edad antigua la belleza de tu día.



 La noche de la Tempestad


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