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Vanity Fea

El coleguita

El coleguita

Pibo y Otas, los pequeñajos, no salen aún a la calle solos, pero a pesar de eso ya van apropiándose a su manera de los trayectos y del paisaje urbano de Zaragoza. Una de las maneras en que lo hacen es siguiendo la pista a un monigote de graffitti que algún artista callejero va dejando a modo de firma por distintas partes de la ciudad. Este monigote tiene cara de ser alguien zumbado por ver demasiado rato la tele, y aparece en actitudes variadas y en los sitios más inopinados, en tapias, en pegatinas, a veces fuera de alcance en la pared de un edificio (ya se lo curra el grafitero, ya).

Los falsos gemelos lo han adoptado, y lo llaman "El Coleguita"— se alegran enormemente cada vez que descubren uno nuevo, y se dedican a seguirle la pista por las calles por donde pasan. "’¡Mira! ¡El coleguita con tupé!" —"¡He visto un coleguita que dormía, y echaba zetas!" —"¡Uau! , mira! ¡Un supercoleguita tamaño gigante!"—"¡Qué majo es! Bueno, mejor, adorable." Hasta tienen pensado hacer un comic protagonizado por el Coleguita y otro santo de su devoción, el abyecto Fluvi. —"Papá, ¿sacarán peluches de El Coleguita?"

Ahora en seguida los recojo del cole, y tenemos que bajar a casa por la calle Hernán Cortés, para que Ivo le enseñe un nuevo coleguita a Otas. Bueno, pues que sepa el infatigable artista que su coleguita, que igual tiene un nombre auténtico que desconocemos, tiene fans por aquí cerca.

—"¡El coleguita sonríe con la barriga!"

 

El fin de Darth Veidel

2 comentarios

JoseAngel -

Vaya, ¡una invitación! Pero me temo que soy demasiado irregular y aildoitmaiuey para colaborar en un periódico por sistema. Prefiero la autopublicación, de momento. Se agradece, sin embargo.