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Vanity Fea

Puzzle, clave Z

ibercaja

Que no tiene nada que ver con Zapatero, ni con su antecesor el Zorro. Sino con el texto de Leandro Gay Puzzle, clave Z (PDF aquí en su sitio web). Lo llama novela el autor, aunque de novela no tiene mucho; es más bien una sátira menipea o rabelesiana en prosa o versículos whitmanianos, sobre los avatares reales e imaginarios de la ciudad de Zaragoza pillada en los conflictos internacionales, en las crisis identitarias o en en conflicto entre el ideal mítico y la realidad globalizadora. A pesar de la dificultad de seguirle el hilo a las asociaciones o elucubraciones del narrador, me gustan sus excesos verbales, es una cosa así tipo cornucopia-paja mental joyceana a veces, satírico-libertaria bruegheliana otras; a veces cuenta la historia de la ciudad y otras el inconsciente profundo que le diagnostica. Les da unas curiosas transformaciones a muchos sitios emblemáticos—como a esta sede de iberCaja neorrenacentista. Son los sitios y la gente (en especial la masa numerosa) los protagonistas, y los próceres locales y políticos conservadores los malvados, pero todo a vista de pájaro, o de observador desde el más allá, entre dopado y lúcido por el sarcasmo.

Aquí hay un párrafo sobre los temores (que bien recuerdo en los 80) a los misiles rusos apuntados a la ciudad, temor por el posible ataque atómico a la base americana y temor al invierno nuclear imaginado—... a la vez que se satiriza a la burguesía de derechas local:

Brindaban por el eficaz aprovisionamiento de las fortalezas volantes desplazadas en acciones contra Bagdad y Belgrado aunque hubiera daños civiles, que estos vecinos asumían bajo la consideración de ser colaterales. Incluso aplaudían tal escarmiento, pues no en vano los sacrificados eran residuos socialistoides que en el dictador segundo, "centinela alerta de Occidente", tuvieron acérrimo enemigo durante los años de emponzoñar la guerra fría. Ninguno de estos quejicosos firmó la petición, avalada por el doscientos mil zaragozanicos, a Reagan y Gorbachov para que desactivaran los misiles que entonces, en defensa o ataque, apuntaban desde o a la capital maña.

Descendientes de gascones y montañeses que se hicieron con la flor de la ciudad desposeída a los moros, biznietos de los patricios que dieron brillo a las academias aragonesas de medicina y jurisprudencia, y al fin presidentes de clubes deportivos y de compañías de seguros; sin embargo se han dejado cuartear el casino principal que en dos siglos de auge ilustrado mantuvo regias recepciones y tertulias para expandir cultivos industriales y extraer lignitos, que son pura historia tras el abandono bajo la excusa de los carbones o el azúcar en ofertas globales a mejores precios. Tampoco estos cicateros contribuyen a restaurar las
pinturas de Goya en las bóvedas del Pilar ni ya legan alhajas para el museo de la gloriosa, si bien justo es reconocer que la patrona se ha mostrado reticente en favores y milagrillos desde que hace tres centurias se empalmó la pierna amputada a uno de Calanda, dado que en los quirófanos del hospital clínico y en la mutua de accidentes, como algo cotidiano, se reinsertan extremidades.

En prevención de la explosión atómica sí invirtieron sus excedentes dinerarios al otro lado de las terrazas del Ebro; tras los cerros excavaron fiable refugio, a resguardo del aniquile que la nuclear pudiera deflagar. Blindados los exteriores y los sótanos de la urbanización con refractarios, el fortín de cada una de las cien familias dispone de pasadizo de urgencias al "Mamut",

búnker horadado en roca viva,
a prueba de ondas de choque
para pervivir era de malignidades que haya.
Con energía autónoma,
filtros para el aire y yodar el agua,
en sus anaqueles salvaguardan los tratados
sobre los avances posmodernos en ciencias básicas
y sus aplicaciones técnicas para el confort.
Almacenan vitaminas,
antibióticos, magnesio en suspensión y herbolario,
serpentario y acuario;
estructuras de elementos para recrear la atmósfera,
semillas y gérmenes de variantes
que sin tierra o en otras matrices se reproducirían.
Despensa pues sintética para óptimos resistir
y aguantar lo preciso,
hasta que desaparezcan los restos de contaminación
y espontáneos rebroten el musgo y los anfibios.

Enfilando el siglo XXII sus biznietos, cautos, investigarían qué fue de la Zaragoza inmolada y volverán para reclamar las posesiones registradas a sus nombres. Le consta que en el acto de inauguración, top secret, este patricio declaró: "Caesaraugusta se fundó con pretensión de inmortalidad. Nuestras estirpes de continuo renovándose para vivir imperecederas a orillas del Ebro. No reblaremos frente a cualquier cataclismo que venga; el desastre nuclear no nos borrará, que por algo fuimos seleccionados en el devenir de los tiempos. Sobre los escombros nuestros herederos alzarán la Z segunda o Neocaesaraugusta".


Antonio Ramos, Los Sátrapas de Occidente

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