Negarles la vida, y hasta la mención
sábado, 19 de abril de 2014
Negarles la vida y hasta la mención
En su ensayo sobre si se puede llevar una buena vida en una sociedad injusta Judith Butler habla, o no habla, de los seres a los que no se nombra, a los que no consideramos humanos, a los que situamos más allá de nuestras simpatías y alianzas—por ejemplo el esclavo, la mujer oprimida, el judío en el campo de concentración.... O el feto no nacido. Porque todos estamos en última instancia, viene a decir, en la posición del no nacido, implicados en redes de vida y dependencia que compromenten nuestra autonomía personal.
After all, the life I am living, though clearly this life and not some other, is already connected with broader networks of life, and if it were not connected with such networks I could not actually live. So my own life depends on a life that is not mine, not just the life of the Other, but a broader social and economic organization of life. So my own living, my survival, depends on this broader sense of life, one that includes organic life, living and sustaining environments, and social networks that affirm and support interdepend- ency They constitute who I am, which means that I cede some part of my distinctively human life in order to live, in order to be human at all.
Esta interdependencia universal pone bastante en cuestión, creo, el simplista lema de "nosotras parimos, nosotras decidimos". Butler no nombra para nada (ya se lo podían suponer) a los no nacidos entre sus "cuerpos" o "seres" a quienes se niega la humanidad, pero la aplicación al argumentario de los pro-vida puede hacerse fácilmente. Porque...
Even the utterance of the name can come as the most extraordinary form of recognition, especially when one has become nameless or when one’s name has been replaced by a number, or when one is not addressed at all.
Puestos a hablar de los que no tienen voz, queda bastante chocante que no se nombre a los que en efecto no tienen voz, en sentido literal, y no me refiero a los mudos.
Queda la cuestión de que, en efecto, Butler no habla para nada de los no nacidos entre sus seres a quienes de desposee de humanidad. Porque Butler no habla tanto de sujetos o personas como de "bodies"—y pide una resistencia activa de esos cuerpos (¿pero sólo de los que pueden resistir en la plaza pública?), más allá de la mera protesta o rechazo que Adorno identifica con la actitud crítica:
What Adorno might be said to rule out at such moments is the idea of popular resistance, of forms of critique that take shape as bodies amass on the street to articulate their opposition to contemporary regimes of power. But also resistance is understood as a ‘no- saying’ to the part of the self that wants to go along with (mitzuspielen) the status quo. There is both the idea of resistance as a form of critique that only the elect few can undertake and the idea of resistance as a resistance to a part of the self that seeks to join with what is wrong, an internal check against complicity. These claims limit the idea of resistance in ways that I myself would not finally be able to accept. For me, both claims prompt further questions: what part of the self is being refused, and what part is being empowered through resistance? If I refuse that part of myself that is complicitous with the bad life, have I then made myself pure? Have I intervened to change the structure of that social world from which I withhold myself, or have I isolated myself? Have I joined with others in a movement of resistance, and a struggle for social transformation?
Con quién te unes, y a quién declaras fuera de tus alianzas y simpatías, hasta el punto de ni nombrarlos, ésa es siempre la cuestión.
La aceptación incuestionada de una postura proabortista (o "pro derechos de las mujeres", como se la llama), es en la actualidad una piedra de toque para los progresistas o "liberales" en el sentido americano del término. Es una postura pro-elección convenientemente difusa, pues nunca se mencionan los límites de de la elección, que haberlos haylos, claro, siempre—pocas y pocos llegan a abogar directamente por el derecho al infanticidio. Una resistencia pareja a siquiera mencionar a los no nacidos va junto con la elección, en el paquete. Los partidos de la izquierda oficial española, PSOE, IU y diversos nacionalistas radicales, comparten una aversión a la mera mención de los "no lamentados", paralela en todo punto a los doublethink de Butler sobre la cuestión.
Pero,
If resistance is to enact the principles of democracy for which it struggles, then resistance has to be plural and it has to be embodied. It will also entail the gathering of the ungrievable in public space, marking their existence and their demand for liveable lives, the demand to live a life prior to death, simply put.
Esa aparición en el espacio público no debería entenderse sólo (aunque también) en el sentido más literal de manifestaciones de sujetos indignados en una plaza. Y de hecho también los fetos abortados pueden mostrarse en el espacio público—quizá Butler apreciase la idea, y el acto.
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