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El lenguaje como tecnología interiorizada

El lenguaje como tecnología interiorizada

En Orality and Literacy: The Technologizing of the Word, Walter J. Ong expone los avatares del lenguaje oral a medida que se desarrollan las tecnologías de la escritura primero, de la imprenta después, y del tratamiento electrónico de la voz y de la escritura a continuación. Señala cómo el desarrollo y perfeccionamiento de una tecnología de la palabra supone un paso importante en el desarrollo de la consciencia: esa nueva tecnología no sólo abre nuevas posibilidades en sí misma, sino que también interactúa con los medios anteriormente existentes, potenciándolos (en lugar de suprimirlos) y elevándolos a un nuevo orden de funcionamiento (presumiblemente, entre otras cosas, porque esos medios también interactúan ahora con la nueva tecnología). Así, es comprensible desde la perspectiva de Ong el hecho de que el desarrollo de la escritura electrónica no ha acabado con los libros, sino que ha multiplicado la edición de libros, aparte de inaugurar nuevos géneros como los blogs o el correo electrónico).

Ong señala cómo fueron pasos cruciales en el desarrollo de las tecnologías del lenguaje la invención en Occidente del alfabeto y de la imprenta de tipos móviles. Los chinos tenían imprenta de tipos móviles siglos antes que los europeos, pero al no disponer de escritura alfabética, esta tecnología no tuvo allí el efecto que tuvo en Occidente. Una tecnología perfeccionada, como la imprenta, el alfabeto o la grabación de sonido, permite hacer lo que hacían las anteriores de modo más eficaz, y abre nuevos ámbitos, nuevas maneras de comunicación que luego son interiorizadas por la consciencia humana.

(Esta noción de "interiorización" de procesos comunicativos que desarrolla y complica la consciencia es comparable a las propuestas de Erving Goffman en Frame Analysis: la estructuración cognitiva que damos al mundo, vale decir la realidad en la que vivimos, proviene de procesos comunicativos simples engarzados unos con otros para crear estructuras complejas que luego se manejan como una herramienta que posibilita procesos cognitivos antes inconcebibles. Más sobre esto, quizá, en el futuro).

Llevando más allá la perspectiva de Ong, podríamos considerar el lenguaje articulado como la primera tecnología interiorizada que es apropiada por la consciencia y le abre nuevos territorios. Esta ampliación del ámbito de la teoría sobre evolución cultural e ideológica de Ong nos permitiría entroncarla con las teorías de la evolución y del origen de la especie humana: el lenguaje sería la tecnología que al surgir y perfeccionarse nos hace humanos— homo sapiens es homo linguisticus y homo tecnologicus (homo faber, que decían otros). El éxito arrollador del lenguaje en el desarrollo de la consciencia proporcionó unas capacidades de organización, acción conjunta y transmisión cultural que determinaron probablemente el éxito de las poblaciones y especies humanas que los desarrollaron frente a las que no llegaron a desarrollar "tecnologías" tales como el sistema fonémico, el vocabulario, o la estructura sintáctica de la oración. No conviene olvidar que durante muchos miles de años hubo formas prelingüísticas de comunicación, que ciertamente modelaban y desarrollaban el pensamiento y la interacción social a su manera; y que diferentes poblaciones o especies humanoides debieron alcanzar grados diferentes de articulación y complejidad en el desarrollo lingüístico. Esta perspectiva enfatiza el hecho de que no es separable el hombre de su cultura y de la tecnología a ella asociada—incluido el lenguaje, como tecnología fundamental, y las demás tecnologías comunicativas que se van superponiendo a la palabra e interactuando con ella. O, dicho de otra manera, no tiene sentido separar en el caso del ser humano las tecnologías desarrolladas culturalmente de una supuesta naturaleza humana previa a la tecnología —porque estamos hechos de tecnologias superpuestas e interiorizadas.

 

Por la Galaxia Gutenberg

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