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Vanity Fea

Allô Moustapha

Qué lío con Moustapha. Primero nos jura y perjura que estaba donde no estaba, y que no nos dice lo que nos dice. Un desmemoriado. ¿O será taimado, aliado con su compinche el judío Simon, para esquilmarnos? Moustapha nos reclama una deuda. Que no, que está pagada. Que se la pagamos a Simon. Pero Simon, cuando le pregunta Moustapha, no se acuerda de nosotros; desconocemos si ha manipulado nuestra cuenta corriente. Moustapha intenta hacer averiguaciones con su Pentium. Pero no tiene mucha idea de ordenadores, pide ayuda, hace consultas (quizá a Benhamed). Y nosotros deseando subirnos a nuestro jet. Hale, toma otra tarjeta, vamos a fiarnos de Moustapha. Jura que nos devolverá el dinero si localiza el dinero que quizá Simon... O asegura que nos vuelve a abrir sus puertas, pas de problème; podemos visitar cuando queramos. Claro que de momento nos recuerda lo que hemos comido chez Moustapha, no se acuerda que nos dijo que no había que pagarle, non, j'ai pas dit cela, pas moi. Por fin se aviene: hospitalidad de la casa. Mejor: el avión ya calienta motores. El mes que viene descubriremos si Moustapha (o Simon) tenían un sistema de negocios paralelos para esquilmar cuentas; cualquiera se fía de pagarles con tarjeta. Y ya de camino al avión descubrimos... vaya, me temo que le hemos dejado la Visa a Moustapha. ¿Moustapha el prestidigitador? Bueno, lo llamamos por teléfono. Sí, tiene él la Visa. Y nos asegura que nos la enviará enseguida. Pero no anules la tarjeta; yo de Moustapha me fío.

Todos somos sospechosos, de hecho. En el aeropuerto... yo paso de rositas por el control, pero a una señora que viajaba conmigo la cachean, la remangan, la registran, la descalzan, la examinan con sensores electrónicos, dése la vuelta... ¿No llevará usted un arma, señora? - ¿Yo? no, no, armas yo no.  - Quizá... ¿lleve usted un cuchillo? -  No, no, que no llevo. - ¿O una navaja? - Que no. - ¿En su equipaje no lleva un cuchillo? ¿Está segura? - Pues claro. - Abra su equipaje, por favor. Esta maleta. - Ay, vaya. Una navaja. Jeje... - Oye, mira qué navaja llevaba la señora. - Ostras. Buena navaja. Y qué escondida la tenía. Al trullo con ella. (Dos forzudas policías pudieran hacerle un placaje y sujetarla contra el suelo mientras protestaba su inocencia).   

(PS: Según previsto, tanto Moustapha como Simon son dos honrados hosteleros, un poco distraídos o torpes con el ordenata pero perfectamente amables y honrados. Ahora, la Visa no nos la devuelve).

 

Bringing It All Back Home

 

 

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