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Serfaty: Los blogs y la construcción del ciberyó

Como nada se mueve excepto en el interior del cráneo, hoy nos dedicaremos a celebrar con ocasión de una futura reseña del libro de Viviane Serfaty sobre diarios en red y bitácoras personales, The Mirror and the Veil, oséase El espejo y el velo, publicado en 2004 por Editions Rodopi. Veamos qué nos cuenta la francesa en el capítulo uno, "Offline and Online Diaries".

Comienza con una historia esquemática de las bitácoras, desde los boletines personales sobre avances en cuestiones de informática, pasando por las páginas web personales y las listas de distribución, hasta el desarrollo masivo de software especializado para blogs, y de compañías dedicadas a ello, a partir de 1995. El paso crucial en este desarrollo fue la difusión del espacio libre en la red para dedicarse al blogging, junto con la aparición de plantillas completamente automatizadas para el almacenamiento de datos y la interacción en red (a través de los comentarios que los lectores envían al autor del diario). Serfaty proporciona una miniguía a los blogs y bloggers más famosos, y a los principales debates en torno al fenómeno blogístico: la terminología especializada, las comunidades, etc. Los lectores que no estén familiarizados con estos rincones de Internet encontrarán aquí información clara sobre muchos datos y posibilidades interesantes, desde la Waybackmachine que permite ver versiones anteriores de muchas páginas web, a las primeras quejas sobre la "blogorrea" inducida por el género bloguístico. Este capítulo analiza las principales características de los diarios en red: la acumulación (de texto, multimedia, de enlaces), el final abierto, la autorreflexividad, y la coproducción. Acumulación de texto, a menudo trivial, pero que multiplica las representaciones de la realidad y favorece "una visión diacrónica del yo" (p. 28). Acumulación, también, de imágenes, especialmente mediante la nueva tecnología digital en fotografía (y, añadamos, en teléfonos multimedia); acumulación de enlaces, que, al contrario que las meras notas a pie de página, hacen algo más que proporcionar referencias a la información, puesto que tientan al lector a seguirlos inmediatamente saliéndose del sitio web en cuestión. La "internetiqueta" que rige la interacción en las bitácoras personales es generalmente laudatoria en lo que se refiere a los sitios diarísticos (los sitios más periodísticos desmentirían el diagnóstico de Serfaty en este punto, pero caen fuera de los límites autoimpuestos de su estudio). La puntuación desafía a la gramática, buscando una mayor expresividad. La acumulación de signos "se contrapone a las tranquilizadoras simplificaciones de la vida cotidana, para señalar la singularidad radical, el carácter absolutamente único, y la infinita complejidad, de un único individuo – rasgos éstos que supuestamente se moderan en las interacciones sociales ordinarias, en las cuales uno tiene que mantener su propia imagen como personaje público, personaje que los demás esperan se comporte de ciertas maneras establecidas y estereotípicas" (Serfaty, p. 27). También está atenta Serfaty a muchos aspectos genéricos de la escritura en red, como la dialéctica entre secuencialidad y fragmentación que resulta de la sucesión de entradas fechadas; o la tensión entre (a) el intento de los diaristas por controlar la representación de su persona y (b) la manera en que esta construcción de un yo unificado queda problematizada por la proliferación de representaciones y por la apertura de nuevos espacios para la interpretación. Al contrario que las autobiografías, los diarios estimulan un concepto expresivo y procesual del yo. En la medida en que sus avatares en red intensifican algunas de estas funciones, "pueden considerarse medios de repensar y salvar el desfase existente entre la vida privada y el yo público; en tanto que tales, sintonizan más con las ansiedades contemporáneas en torno a la persona individual" (p. 29). El final abierto y procesual también queda intensificado mediante la interacción con los "escrilectores". La escritura de diarios en red tiene una dimensión reflexiva, como práctica buscadamente moderna que es; los diaristas son a menudo muy conscientes de la poética de la escritura online, y ésta se vuelve un tema en muchas entradas de los diarios. La reescritura de entradas anteriores no es infrecuente. La combinación de la intimidad y la accesibilidad pública rompe muchos tabúes sobre la autorrepresentación ; podría decirse que muchos diarios son experimentos en autorrepresentación, aunque eso puede llevar a que se les acuse de "escribicionismo". El blogging puede convertirse en una manera de hacer frente a la carencia de forma de la experiencia, una búsqueda de la verdad o de la autenticidad, constantemente amenazada por un factor inherente al género: la vigilancia autoimpuesta de los límites a la propia revelación. Muchos bitacoreros son conscientes del carácter "construido" que tiene la autenticidad que consiguen, de la división inevitable entre el yo y sus formas de representación. En muchos, ésto lleva a la producción de más modalidades y de más texto, "un texto que a su vez se convierte en la metáfora enigmática del yo" (Serfaty, p. 39). El feedback por parte de los lectores es un rasgo distintivo crucial en los diarios en red: "mientras que los diarios tradicionales se escribían para un lector implícito e ideal, los diarios en red buscan explícitamente un público, y se convierten así en un proyecto colaborativo" (39-40). Si la representación lograda por los diarios es una ficción, es una ficción colectiva, con el público haciendo el papel de espejo para el escritor. "Las respuestas de los lectores son necesarias, por tanto, para reforzar el sentimiento que tiene el diarista de su propia identidad" (40): a diferencia de los diarios tradicionales, que cimentaban la identidad en la interioridad y la privacidad del individuo, los diarios en red articulan una identidad que es esencialmente interpersonal (sin por eso salvar el abismo que hay entre el yo y el otro, la separación irreducible de los diaristas y de la sociedad a la que se unen).

Como se ve, el libro de Serfaty dice cosas de interés sobre los blogs, aunque eso sí, es bastante teórico y abstracto. No vendrán mal unos cuantos ejemplos:

2 comentarios

suigeneris -

Vaya, vaya. Supongo que algo de exhibicionismo hay y de voyeurismo (por ambas orillas, de ahí lo del ojo, jeje). Nunca lo había pensado así, tan seriamente. Supongo que queremos contar (compartir) simplemente las cosas que se nos ocurren y que nos ocurren y ver qué diablos piensan los demás. Hay muchos blogs que no admiten comentarios, ni dan información alguna sobre quien los escribe: esos son diarios "a la antigua" pero con lectores reales y numerosos. No dejan de ser muy muy anónimos, incluso inventando un personaje. Es curioso, aquí los reales son los lectores y el que escribe la ficción. Uno de estos es uno que tengo enlazado en mi blog llamado "Enfant terrible", por lo menos curioso.

Rima -

Supongo que he sido durante algún tiempo algo parecido a una voyeurlectora (suena bien, sí) y ahora he mutado ; definitivamente, soy una escrilectora con ligeros toques voyeurlectores. Debo admitir que este nuevo estado in-between es emocionante porque tengo acceso a los dos mundos. Es como si de repente fuera angloindia o italofrancesa, o tal vez africana con antepasados irlandeses.....Voy a dejar de imaginar porque mi padre igual me mira (o lee) mal. La cuestión es que mis posibilidades se multiplican porque las perspectivas también crecen, so more open- minded(I hope).