Blogia
Vanity Fea

El Auto-Icono de Bentham y una cierta pérdida de privacidad

El panóptico es una de esas imágenes totalizadoras que fascinan a la imaginación, y que se prestan a convertirse en símbolos de nuestras pesadillas tecnológicas. Como artefacto imaginativo está próximo al Aleph de Borges: un punto que promete una observación infinita, una especie de ojo de la cerradura magnificado a nivel cósmico. El utilitarista Jeremy Bentham planeó el panóptico como un edificio carcelario que rentabilizase al máximo la labor de un guardián. De hecho, sería la conjunción de una mínima burocracia penitenciaria con un máximo rendimiento de la vigilancia. En el panóptico, un edificio cuasi-esférico, un solo vigilante situado en el centro podría controlar la actividad de todos los presos sin que ellos lo viesen a él; de hecho, podría abandonar su puesto y los presos seguirían con la impresión de una vigilancia continua. Por supuesto, el panóptico no se construyó, aunque sí inspiró el diseño de algunas cárceles; donde hizo fortuna no fue como realización efectiva sino como alegoría o emblema, en la obra de Michel Foucault (Surveiller et punir). Foucault ya había leído, por supuesto, a Orwell, y conocía las pantallas del Hermano Mayor. Ahora el Gran Hermano nos aliena efectivamente suscitando la fantasía contraria: que podemos observar sin ser vistos; a cambio estamos todos situados delante del televisor. Algo tanto más amenazante cuando el televisor, ya digitalizado, converja con el ordenador (el guardián sabrá que estamos viendo Gran Hermano). El panóptico se nos ofrece ahora como alegoría de la sociedad en su conjunto. En otro famoso programa de telebasura, se ocultaba una cámara, se metía a alguien en una situación comprometida, y luego se le revelaba el secreto: "Smile, you’re on candid camera!" Pronto no será ningún secreto que todos estaremos bajo el ojo de una cámara de vigilancia, como atajo rápido hacia lo que algún cándido seguirá creyendo que es el mejor de los mundos posibles, un mundo feliz.


No sé si consuela el destino del propio Bentham (más bien no): dio instrucciones para que su cuerpo, tras ser diseccionado por el bien de la ciencia, fuese expuesto permanentemente en una vitrina del University College de Londres, para ilustración de los amigos del progreso. Es lo que él llamó su "auto-icono"; tenía lista su preparación, llevando en el bolsillo los últimos años de su vida los ojos de cristal que le pondrían a su cabeza momificada. Y ahí puede vérsele aún, o lo que queda de él, tras pasar por el taxidermista, sentado en un armario de vitrina. La cabeza se volvió espantosa y la cambiaron por una de cera; la de verdad la pusieron a sus pies y al final la retiraron. De hecho, también se podía observar a Bentham a través de nuestro panóptico particular: a alguien se le ocurrió ponerle una webcam apuntándole para verle por Intenret, de manera que la lección que quería dar llegue aún mejor a todo el mundo. ¿Será Bentham el vigilante ausente?

Puede visitarse un panóptico virtual aquí:
http://besser.tsoa.nyu.edu/impact/f96/Projects/dengberg/index.html
Bentham solía estar aquí: http://doric.bart.ucl.ac.uk/web/Nina/Bentham.html
pero alguien ha liberado su alma.
La página del Bentham Project sobre el Panópticon, aquí:
http://www.ucl.ac.uk/Bentham-Project/info/panopticonhtm.htm

1 comentario

Jose Ignacio -

El utilitarismo de Betham (hacer las cosas por sus resultados) está tocando fondo. En su desesperada búsqueda de felicidad, Bentham perdió la cabeza, en su lugar hay una de cera.