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La Academia y los blogs

La Academia y los blogs Me estoy leyendo Uses of Blogs, libro editado por Axel Bruns y Joanne Jacobs (Peter Lang, 2006)—sin tremendas sorpresas, claro, una vez conocido el terreno desde dentro. Me han interesado hasta ahora sobre todo los artículos sobre los blogs académicos escritos por Alexander Halavais ("Scholarly Blogging: Moving toward the Visible College") y Jill Walker ("Blogging from Inside the Ivory Tower").

"Los académicos que bloguean", dice Halavais, "están dedicados a algo más que la publicación personal: están dando forma a un nuevo 'tercer espacio' para el discurso académico, un espacio para desarrollar las redes sociales que ayudan a impulsar a las instituciones de investigación más visibles" (117, traducciones todas mías).

Los blogs y prácticas blogueras son muy variados, y al igual modo que un cuaderno en blanco puede llegar a contener cosas muy distintas, es aventurado generalizar sobre los blogs. Tampoco siquiera es lo mismo un blog académico que el blog escrito por un académico… Pero algunos rasgos prominentes en los blogs son, para Halavais, estos:

a) Son sitios de comunicación entre público disperso. Más disperso que el de los grandes medios, que tienden a agregar. (Aquí no queda claro en qué sentido los televidentes de una cadena están más 'agregados' que los lectores de un blog—a no ser de la disgregación resultante del mero hecho de la baja densidad de partículas…)

b) Los blogs estimulan la conversación. (Vale, hay más posibilidad de iniciativa para el feedback por parte del lector que en la radio, o la televisión. Y los blogs conservan la conversación, aunque esta tiende a morir de muerte natural bastante pronto. Existe además una paradoja: si el blog tiene mucho éxito, o sea, potencia comunicativa, la respuesta por parte del autor se vuelve imposible; si no tiene éxito, la conversación también tiende a no materilizarse… in medio aurea via, claro: un blog debería tener un público conversador, si es posible selecto, pero no morir de éxito).

c) Los blogs son una actividad de baja intensidad, y bajo coste, productora de microcontenido. (Aquí habría que matizar: si la intensidad es realmente baja, baja la capacidad comunicativa del blog; y si no es tan baja, el coste de trabajo ya no es tan irrelevante… como en este blog mío, de alta intensidad productiva y baja intensidad comunicativa. Diversos gráficos pueden hacerse midiendo la productividad relativa de autor y comentadores).

d) Dice Halavais que "los blogs representan una visión relativamente transparente y no editada del pensamiento en curso" (—otra que hay que matizar. Porque hasta la conversación en directo está editada según protocolos adecuados al medio. Así que habría que hablar más bien de una retórica ligera de edición—más ligera en todo caso que las publicaciones académicas).

En 1996, observaban Teresa M. Harrison y Timothy Stephen que la Red prometía proporcionar un espacio donde se materializasen ideales inherentes desde hacía tiempo a la academia y todavía por realizar:

"una conversación académica interminable e inclusiva; una investigación en colaboración limitada sólo por los intereses mutuos, un acceso sin restricciones a los recursos académicos; un aprendizaje independiente y descentralizado, y un sistema oportuno y universalmente accesible para representar, distribuir y archivar el conocimiento" (Harrison y Stephen, Computer Networking and Scholarly Communication in the Twenty-First Century, SUNY Press, 1996, cit. en Halavais 118).

Los blogs prometen ser más efectivos que otros medios electrónicos para realizar estos ideales. Pero las nuevas tecnologías pueden producir un desequilibrio en la comunicación social, y reorganizan el espacio comunicativo. Halavais compara los blogs con otros espacios o instrumentos comunicativos como son el cuaderno de notas, la cafetería, y la página de opinión del periódico. (Deja fuera de la comparación, sin embargo, los medios 'oficiales' obvios de la academia, como son las lecciones, los congresos y las publicaciones académicas).


El cuaderno de notas

El bloc personal ideal del investigador lo describe C. Wright Mills de un modo que recuerda bastante a una típica entrada de blog académico:

En un archivo como el que voy a describir, se unen la experiencia personal y las actividades profesionales, estudios en curso y estudios proyectados. En este archivo, tú, como artesano intelectual, intentarás reunir lo que estás haciendo intelectualmente y tu experiencia personal. Aquí no temerás usar tu experiencia y relacionarla directamente a diversos trabajos en curso. Al servir como un control del trabajo repetitivo, tu archivo también te permite conservar las energías. También te anima a capturar 'pensamientos marginales', ideas diversas que pueden ser proctos colaterales de la vida cotidiana, fragmentos de conversación oídos por la calle, o por qué no, sueños. Una vez anotados, estos pueden conducir a un pensamiento más sistemático, además de proporcionar relevancia intelectual a una experiencia más dirigida. (Mills, The Sociological Imagination, Oxford UP, 2000, cit. en Halavais 119).

Los 'sabios' solían intercambiar sus cuadernos, y también abren nuevas vías a investigadores posteriores. Vannevar Bush ya señaló en su 'memex' la importancia de dejar constancia de los enlaces de ideas, el 'rastro' que un investigador podía dejar en la red de documentos. (Claro que esto no es muy distinto del sistema académico tradicional de referenciar y anotar los materiales usados. Las notas académicas son sólo filtradas con vistas a un público muy especializado y dentro de lo 'relevante' para una disciplina, algo que puede conducir a perder cosas además de a ganar tiempo y concentración).

Cory Doctorow también observa cómo externalizar y comunicar el pensamiento contribuye a hacerlo, a entenderlo y desarrollarlo mejor. Me gusta especialmente el concepto de "ignorancia especificada" de Robert Merton citado aquí, y que según Halavais ayudan los blogs a establecer muy bien: "ignorancia especcificada" significa tomar consciencia por primera vez de algo que no se sabe o no se entiende, y dar razones de por qué valdría la pena saberlo. La forma de los blogs conduce más a interacción y colaboración que la de otras formas de "conversaciones con rastro" . "Nunca tantos han tenido acceso a tantos, de modo tan fácil"—y no olvidemos que "los lectores crean a los blogs tanto como los autores" (Nardi, Schiano y Gumbrecht).

La cafetería

Se refiere Halavais a las cafeterías del Londres del XVIII como comunidades sociales fluidas que permitían la diseminación de ideas y noticias. (Recordemos que Patrick Rebollar comparaba las listas de distribución de correo a los salones literarios de hace dos o tres siglos). Las comunidades de la Web no están localizadas en un espacio, claro, pero también se organizan por afinidades ideológicas o temáticas.

(A este respecto, hay que señalar que la imagen que aquí se da de una red de blogs académicos centrados en torno a Crooked Timber es engañosa, al aislar esa red del conjunto de la Red. Sí es útil ver que hay nodos más centrales o activos que otros—aunque lo determinante no sea el número de enlaces hipertextuales de un sitio sino el uso que se hace de ellos y el tráfico que soportan. Las comunidades son siempre estructuras definidas por una mayor densidad de interacción, o quizá por el interés específico del observador de comunidades, sobre la base de una red que está abierta por todas partes a otras conexiones y comunidades. Por supuesto, un blog que se quiera puramente académico puede evitar todo tipo de enlaces a blogs ajenos a su disciplina. Pero a través de los enlaces que a él pongan otros blogs académicos menos disciplinados, también está conectado al resto de la red).

Observa Halavais que la cafetería era idealmente un esacio restringido físicamente y que esa restricción física centraba la discusión… pero bueno, también la entorpecía por otra parte, supongo. Los blogs como cafetería ideal. Sin café, menos el que se ponga cada cual, vamos.

La página de opinión

Los blogs continúan la tradición de interacción entre el periodismo y la academia, rebajando las barreras para la comunicación directa con el público. La mayoría de los blogueros académicos vienen de disciplinas relacionadas con la esfera pública. Señalan Mortensen y Walker que los blogs se han vuelto para ellos instrumentos para pensar sobre la investigación, sus valores, y sobre cómo se contecta al resto del mundo—ahora que se lleva tanto lo de "conectar universidad y sociedad" los blogs prometerían ofrecer una vía. Pero las instancias universitarias más bien los ignoran activamente, es curioso…


Impedimentos al blogueo académico

¿Por qué hay tan pocos académicos que se abran un blog, vistas estas supuestas ventajas? Bien, pues aquí topamos con Bourdieu y con la noción del capital cultural. Los blogs pueden hacer peligrar el capital cultural acumulado por la academia, que se basa en la restricción al discurso (También podríamos citar aquí a Foucault y El orden del discurso: la academia controla el discurso, y lo incontrolado o incontrolable queda fuera). El esfuerzo que se exige en poner en publicaciones académicas aceptadas también trabaja en contra del esfuerzo dedicable a los blogs. Así pues, "parece improbable que muchas instituciones vayan a dar el visto bueno al blogueo como práctica en el futuro próximo" (123).

Especialmente molesta para la academia es la mezcla de lo personal y lo profesional: "La transparencia del blogueo, en particular cuando se identifica a los autores por nombre, lleva a una extraña nivelación de la esfera pública y privada, una regresión a la vida rural y a círculos sociales concéntricos" (123)—Me gusta esta imagen, aunque lo de "rural" llama un poco la atención en este espacio cibernético: ¿será que somos de pueblo, al fin y al cabo?

"Los mismos elementos del blogueo que lo hacen tan valioso—una red de público, una conversación abierta, pocas barreras de entrada, y transparencia—son también los que más amenazan las estructuras establecidas del conocimiento académico. Aunque cada uno de esos elementos pueda ser valorado por un investigador en concreto, la universidad en tanto que insitutción en muchos casos se basa en tratar al público como una masa, en proporcionar autoridad a unos canales de comunicación limitados, en construir barreras al discurso académico, y en mantener separaciones burocráticas entre la academia y otros aspectos de la vida de un académico." (Halavais 123).

Recientemente en la Chronicle of Higher Education se avisaba a los académicos en busca de trabajo que evitasen tener un blog… a pesar de lo mucho que este medio puede revitalizar el contacto entre la academia y el exterior.

(Bueno, sobre esto hay opiniones divididas. Otros recomiendan tener un blog como la mejor presentación profesional. Claro que tendría que ser un blog estrictamente profesional... con todo lo más una leve simulación de presencia personal, para producir un effet du réel que contribuya a reforzar la identificación de este individuo con su profesión…. No deja de ser alarmante que semejantes blogs laborales rosas vayan a ser la presencia autorizada del individuo en red con su propio nombre—devorado por su identidad profesional, mientras que el individuo variado y problemático se ve relegado al pseudonimato en plan mister Hydeous, y ojo con meterse en el terreno del brillante profesional Dr. Jekyll… en fin).

Blogs académicos y los Colegios visibles

Para Halavais, "el blogueo seguirá siendo una parte de la vida académica que existirá fuera de las instituciones académicas, aun practicándose desde dentro de ellas" (123). Sí contribuirán sin embargo a hacer más visibles los "colegios invisibles". El término "colegio invisible" se refiere a los lazos entre académicos que crean una comunidad virtual usando canales tanto formales como informales para comunicar sus ideas. Los medios electrónicos (email, foros, páginas web, listas de distribución) han funcionado como auxiliares de estos colegios invisibles, siempre subordinados a los encuentros cara a cara (congresos, etc.). Los blogs proporcionan un "tercer espacio" donde sea posible encontrarse con otros académicos libres de las necesidades de presentaciones.

(—Sí, qué rollo las presentaciones y el small talk en los congresos; de hecho a veces llega a devorar el espacio de la supuesta interacción académica, total para nada—aunque me pregunto si esto se evitará o sólo se reducirá con los medios electrónicos. En esto de proporcionar un 'tercer espacio' no los veo yo tan distintos de los foros o listas, aunque sí tienen la característica crucial de prestarse a ser espacios personales enlazados de maneras variables y optativas, antes que un único espacio central para todos).

—Sea como sea, sostiene Halavais que de hecho apoyan más a los canales y medios de comunicación existentes antes que sustituirlos. (Pienso en lo bien que funciona a veces la Narrative List como medio de intercambio de ideas y conversación. Se ha hablado de cambiarla por un blog, pero sería un error hacerla en esta fase, antes de que degenere como la lista de AEDEAN a un sitio donde anunciar publicaciones, congresos y titulaciones. Yo a veces desarrollo en mi blog una idea que he enviado antes a la lista—supongo que es una forma de interacción "intermedial" entre listas y blogs).

Así pues, los blogs irán adquiriendo a la larga un papel creciente como una parte integrante de la vida académica, aunque les cueste cambiar a las instituciones académicas y no vaya a contar como una "publicación académica".


La torre de marfil

En "Blogueando desde el interior de la torre de marfil", Jill Walker comenta que tiene ahora una actitud ambivalente a la relación entre blogs y academia. En el comienzo de su carrera, el blog le ayudó a hacer contactos, relacionarse con colegas interesados en temas similares, ganar karma disciplinario (ojo, en la disciplina de ordenadores para las humanidades), terminar la tesis, colocarse… pero a veces crea ahora interferencias indeseables. "Quizá el blogueo desestabilice jerarquías que ahora me resultan útiles, y eso me hace sentir ambivalente hacia ellas?" (129).

Cita también a Timothy Stephen y Teressa M. Harrison, que en "Comserve" señalaban con relación a las listas de distribución que su relativo anonimato y apertura tendía a disolver los sistemas jerárquicos necesarios para el funcionamiento de la academia.

"De hecho, el grado en el que queda restringida la comunicación es a menudo uno de los pocos signos públicos de la estatura disciplinaria de un académico. El acceso a los que están en la cima de la jerarquía académica es más difícil, y a menudo restringen su comunicación pública a canales de alto prestigio. Así pues, es dudoso que los académicos orientados hacia su promoción tengan en principio muchas tentaciones de llevar su diálogo a un espacio en el que el anonimato relativo de los autores y el público reduce la capacidad de sopesar el impacto de la contribución de uno. Podría uno anticipar que los académicos tenderán a restringir su comunicación en los canales públicos a información poco trascendente." (Cit. en Walker, 129).

Aunque observa Walker que al contrario que las listas, un blog parece apoyar más el concepto de jerarquía, pues al margen de identificarse, un blog funciona en principio como un estrado o tarima que privilegia al autor o autores sobre los demás participantes, y subordinan el discurso de los participantes al de los autores. Y la comunicación se puede restringir, y se restringe, aunque normalmente esto sucede según unas líneas determinadas:

a) Los blogs temáticos tienden a dejar de lado el proceso social y personal de la investigación, y suelen ir firmados con el nombre auténtico.

b) Los blogs sobre el proceso social y reacción personal a la vida académica tienden a dejar de lado las cuestiones disciplinarias concretas, y a presentarse bajo pseudónimo. Curiosamente reducen la identidad del bloguero a su posición en la jerarquía. Son un mero pseudónimo, pero son un becario, o un estudiante, o un profesor interino…

(Por otra parte hay muchos blogs académicos, o blogs de académicos, como éste, que no caen ni en una ni en otra categoría....) Y además las interferencias tienden a producirse.

"El blogueo no permite los cambios de roles a los que estamos acostumbrados en diferentes relaciones. Yo me comporto de manera diferente cuando estoy de camping con mi familia o almorzando con los amigos el domingo de cuando estoy en una reunón con el decano o discutiendo el presupuesto con los colegas. A mis amigas les cuento versiones de mi vida diferentes y más completa que a mis estudiantes. Los más desconcertantes son los extraños…. (133)


… que te conocen o creen conocerte porque leen tu blog. (Claro que la respuesta a esto ya la ha indicado la propia Walker: disciplinarse, reducirse a asuntos disciplinarios, o bloguear anónimamente. Pero parece difícil resistirse a explotar todas las posibilidades del medio, o resistir a la tendencia del medio a conectar ámbitos distintos…).

Walker sostiene que a pesar de sus dudas, sí cree que los blogs contribuirán más en el futuro a hacer visible la práctica de la investigación y a aumentar el intercambio—aunque los blogs aún tengan que encontrar su tono y su espacio.

¿Se escribirán artículos académicos en el 2035?

Pues veremos, dice Walker. Quizá la forma de comunicación científica dominante pase de los productos terminados, tipo libro o artículo, a los procesos de diálogo y comunicación como los blogs o lo que descienda de ellos—una forma más socrática de intercambio de conocimientos.¿O seguiremos necesitando a un Platón que ponga los diálogos en forma de libro almacenable para la posteridad? Sea como sea, Walker cree que seguiremos explorando los límites y ensayando las herramientas comunicativas que contribuyan a construir la Academia que queremos tener.

De momento, yo me he leído esto en un libro. Pero llegué a él a través de un blog, y ahora ha ido a parar a otro blog.

 

PS: Importante texto acaba de salir relacionado con esto: The Ithaka Report - University Publishing in a Digital Age.

Que anticipa que va a desarrollarse (o se ha desarrollado) un espectro más continuo entre lo formal y lo informal, un terreno entre la publicación académica y la literatura gris. Por allí nos pasearemos.

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