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Vanity Fea

Ya nos reformarán

12 de abril

Parece ser que la representante de la Facultad de Filosofía y Letras de Zaragoza en la reunión de decanos y comisionados para la reforma de Filología sí estaba al tanto de la moción de nuestro Departamento a favor de un título de Estudios Ingleses, pero no juzgó oportuno mencionarlo. Claro, por qué iba a hacerlo si representa a la Facultad, no al Departamento, y la Facultad todavía no ha hecho (ni hará) declaración alguna de apoyo a una titulación en Estudios Ingleses. (De hecho, por este procedimiento de no hacer, ya acaba de hacer una en contra). Por qué iba a mencionarlo esa representante, si pertenece a una área de conocimiento que, como otras, saldría beneficiada de un "reparto" de los alumnos de inglés. O por qué iba a hacerlo cuando en la anterior reunión de facultades nuestra representante (que entonces sí era de inglés) tampoco dijo ni media en apoyo a un título de inglés. (Y por qué iba a hacerlo esa representante de inglés, si por entonces su departamento todavía no había expresado su apoyo al título que él mismo imparte...). Ya veremos si el Rector decide mañana firmar apoyando el título de Estudios Ingleses. Me extrañaría.
La verdad es que la profesión y los colegas no dejan de darme sorpresas. La primera sorpresa gorda me la llevé a resultas de la oposición de cátedras, cuando sólo muy pocos colegas se dieron por aludidos cuando les pedí su apoyo para que se cuestionase una valoración del tribunal que era ostentosamente injusta (todos los candidatos suspensos, hala, y a usted que protesta le ponemos un uno). Muy educativa, esa experiencia. Ahora, que también es muy educativo ver cómo la Facultad de Filosofía y Letras no tiene bastantes glóbulos rojos en la sangre como para pedir la continuidad de un título de Filología Inglesa, que durante muchos años ha sido la carrera más solicitada de las que imparte. De hecho, es chocante ver que su única actitud visible ante este proceso de reforma es traer a unos representantes de la ANECA a que nos informen de lo que hacen ellos – en ningún caso ha adoptado un criterio propio sobre lo que se debería hacer,– para hacer propuestas, coño! ¿Qué vas a votar cuando te pidan tu opinión si jamás te has planteado de manera colegiada lo que opinas al respecto? ¿Qué facultad es ésta que no tiene un proyecto del mapa de titulaciones que querría ver implantado? Ya nos caerá la reforma encima, ya... igual es que a algunos les gusta por dónde van los tiros y opinan que cuanto menos se muevan, mejor.


Ahora, que para experiencia educativa, a real eye-opener, el ver cómo la profesión de Filología Inglesa a nivel nacional no ha movido un dedo en defensa del título de Filología Inglesa que imparte. Bueno, aquí soy quizá exagerado e injusto, después de todo sí que se ha apoyado la creación de un título en "Estudios Ingleses" (whatever that means) que lo sustituiría. Pero todo dentro de una notable inercia: con retraso, a rastras del proceso que se veía venir desde lejos, con una mínima actividad de puertas adentro y de puertas afuera. Nuestro departamento, por ejemplo, sólo el mes pasado decidió tomar una postura al respecto, apoyando la necesidad de que exista un título en Estudios Ingleses (puaj, es que se me atraganta el término Estudios Ingleses, cuando quiere decir Estudios Filológicos Ingleses, o sea Filología Inglesa... porque a ver quién está pensando en estudios de zoología o mineralogía o cocina inglesa). En fin, que el desapego frente al término Filología Inglesa viene a ser revelador de la baja conciencia de sí misma que tiene la profesión, de la confusión existente sobre el centro de su actividad y sobre su razón de ser: claro, tanta fragmentación en literaturas y lingüísticas, y eso sin entrar en mayores detalles, que los generativistas no se hablan con los discursivistas... por dejar que se acumulase tanto polvo sobre la filología nos vemos en estos lodos.


Y, en suma, lo que me ha pasmado más aún en todo esto, es la bajísima capacidad de una gran parte de mis colegas para plantearse la importancia de esto: su incapacidad para enfocar los términos de la cuestión. Prefieren no pensarlo mucho. Hablas con ellos y ves que llega un momento en el que se desenganchan, que ni ven ni quieren ver más allá. Aún más: muchos están tan quemados que ni les importa lo que hagan con la profesión. Me voy a subir al carro yo también, hala. Ya nos reformarán.

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