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Vanity Fea

Torbellinos de éxito y dinero

Más sobre escritores y ganancias y fama sacra fames. Hay un excelente artículo, de PP Cervera en Retiario, "¿A quién pertenece Harry Potter?"—contra el uso abusivo de los derechos de autor en el caso de obras que devienen mitos populares.

Observa Cervera que no es justo que Rowling quiera reservarse los derechos exclusivos de uso y cobro de su personaje, pues éste ha sido apropiado por el público, que también ha invertido en él dinero, esfuerzo creativo y emociones.

"y sin embargo", comento, "aquí la fiesta cada cual la va a ver según le vaya. Productos como Harry Potter, Star Wars, etc., son resultado no sólo de la excelencia de sus creadores (que a algún nivel la tienen) sino de un efecto dominó, un torbellino de información producido por la globalización mediática. Pero en la cuestión de los derechos se actúa como si el autor y su genio fuesen los únicos responsables de esa explosión mediática. Las obras que se han visto favorecidas (o desquiciadas) por ese torbellino caótico tienen un eco y dan unos ingresos desproporcionados en relación a otras muy similares. Aplicarles la misma ley sin más es interesado, pero siempre hay intereses en juego. Es comprensible que el autor barra para casa; menos, que los jueces le den la razón."

lo dijo JoseAngel · 16 Abril 2008 | 12:03 PM

La lógica de la larga cola también se aplica a la generación de estos torbellinos:



 Los best-sellers se suceden con regularidad implacable; las bonitas historias del paso de la oscuridad a la celebridad también. Todos siguen una lógica estadística implacable. Las ventas del extremo izquierdo o cabeza del gráfico de la larga cola son cada vez más espectaculares, y también hay más libros que se venden en grandes cantidades, aunque por efecto de la globalización la curva del gráfico esté cada vez más pegada a las asíntotas.

El resultado final desde un punto de vista idealmente matemático es que habrá un libro que todo el mundo ha leído, y luego una larga cola de libros o blogs autopublicados que sólo tienen un único lector: su propio autor. Mucho ha de llover hasta que ese ideal matemático se realice.

Entretanto, los torbellinos caóticos propulsarán al pódium del gráfico a un libro mediocre tras otro—no tanto a los auténticamente geniales, aunque éstos lleguen a vender bien. Los mediocres de gran éxito son imprescindibles, inevitables, porque para poder ser leídos masivamente no pueden ser demasiado originales ni llamativos ni extravagantes. Mediocres geniales, podríamos llamarlos—eficaces obreros de las letras que, al margen de su oficio, han de contar con el impulso caótico que se genere en las redes de lectores.

Porque por supuesto las editoriales calculan los lanzamientos, pero también compiten y no pueden asegurar (aunque ya querrían) que su bombazo de rigor vaya a ser el gran bombazo de este año. En esto, como en todo, estamos en manos de la contingencia y el azar.

(Más sobre Rowling aquí en ifBook).

 

The Long Tale

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