Los límites de la resistencia a las leyes injustas
Comentario puesto al artículo "Deber de resistencia ante leyes injustas" de José Carlos García Fajardo.
Dice el autor que "Oponerse a leyes injustas que países europeos han puesto en marcha contra la inmigración ilegal es un derecho inalienable de todo ciudadano."
Es un derecho, e incluso una obligación moral, el procurar que se cambien las leyes injustas. Ahora bien, para el Estado (no para cada cual) lo que determina qué es justo y qué es injusto es la ley. La ley también regula la objeción de conciencia a las leyes y las modalidades de oposición a ellas, y sus límites. Pero defender un derecho a no cumplir una ley injusta es un razonamiento siempre conflictivo y paradójico, pues normalmente no estamos dispuestos a que el vecino se oponga con el mismo ahínco que nosotros a una ley que él considera injusta pero que a nosotros nos parece tan normal. No existe ni puede existir (legalmente) el derecho a oponerse a la ley con procedimientos ajenos a la propia ley. Eso quiere decir que si no está reconocido el derecho a la objeción de conciencia en un caso determinado, esa obligación moral de oponerse a la ley injusta tiene un precio que pagar. No es gratis: los límites de la propia moral se defienden de las leyes mediante los disimulos, los acatamientos fingidos o de boquilla, y en última instancia mediante las multas y la cárcel para quien insista en hacer pública su desavenencia con las leyes, y en poner su criterio ético personal por encima de la ley.
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