Mi sobrinica
En Facebook hay varios álbumes de fotos de la familia, nunca habíamos compartido tantas fotos desde que Mireya nos puso de moda este sitio. Y allí con un mínimo viaje en el tiempo, seguimos viendo a Mireya. Supongo que las fotos son veneno y remedio, pharmakos. Demasiado, podría matar, pero bueno, no vivimos en fotos—menos el momento que nos sumergimos en ellas, y eso hace bien aunque también pueda doler a veces. Ayudan las fotos a que la vida quede a la vez que pasa— y así vivimos en varios tiempos simultáneamente. La de veces que volveremos a vivir estos momentos, aunque sea de prestado, en los días que vendrán.
David está, supongo, detrás de la cámara. Exactamente donde nosotros ahora.
PS: Un vídeo de la quedada ciclista organizada en homenaje a Mireya:
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