Hasta las narices de tanto Presidente
Hasta las narices de tanto Presidente
Hasta las narices, de tanto presidente autonómico comportándose como el presidente de una nacioncilla—y sobre todo de Zapatero dándole alas a Montilla, prometiéndole hallar vías "legales" para sortear la sentencia del Tribunal Constitucional, y seguir tratando a Cataluña como si fuese una nación extranjera. Encantado está el presidente con que Cataluña siga su camino infinito hacia el iilimitado autogobierno, y va a ayudar en lo que pueda. Ya hay aquí mil leyecillas distintas en cada ciudad y cada región y cada rincón—como para poder presuponer que estamos en el mismo país, en algún sentido práctico; como no conozcas las normas locales, vas dado, pues todo son ya normas locales. Y aquí tenemos a Montilla, insistendo en que Cataluña es una nación diga lo que diga el Tribunal Constitucional—como si el cargo que ocupa él no dependiese del sistema constitucional español. En otro país, esto se llamaría desviación de poder, y alta traición al cargo. Aquí, se le recibe en palacio con alfombra roja. Este individuo (y tantos catalanes con él) ya están comportándose de hecho como si fuesen país aparte, que razón no les falta, quejándose por las injerencias de un tribunal constitucional que les es ajeno. En un país con un sistema judicial coherente, estos individuos (Montilla, Zapatero) hubieran sido retirados del cargo e inhabilitados hace tiempo, pero en la dinámica balcanizante tomada por España, son los que se crecen y van viento en popa, a donde sopla el viento. En España, hacemos como que no pasa nada, como si nada tuviera consecuencias, dejándoles hablar como si no fuera con nosotros lo que hagan—y que vayan trampeando la ley o vaciándola de sentido. Parece mentira la importancia que tiene un liderazgo bueno o malo, y los ejemplos que dan los gobernantes, el clima que imponen. Si desde arriba se nos mandan señales de que las leyes están para trampearlas, o que da igual lo que digan porque ya las torceremos a conveniencia, eso no deja de tener consecuencias. Más bien se derrama esa influencia desde el vértice bajando por toda la pirámide—así de patético es el personal, y así se deja llevar por el clima—y el trilerío y mangoneo de los líderes, instaurando sus leyecillas en lugar de la ley, acaba por instaurar el trilerío y el mangoneo, y las leyes impuestas por corrillos en sus taifas, como la manera establecida e inteligente de hacer las cosas. Como si fuesen esos ejemplos los que hacen falta en España, que ya desde siempre está demasiado dispuesta a hacer que la ley sea letra muerta, y a dejar que mande quien manda. De este país es de donde salen estos individuos, claro—y lo hacen cada vez más a su imagen y semejanza. Aquí una tertulia de Libertad Digital crítica con todas estas cosas:
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