Long hammering at single thoughts
martes 12 de octubre de 2010
Long hammering at single thoughts
Leía en On the Human un ensayo de Gillian Beer sobre Darwin, en concreto sobre su idea de la  diferencia sexual y ciertas interferencias victorianas en su  pensamiento a la hora de teorizar sobre las capacidades relativas de  hombres y mujeres. Es el "Darwin tardío" de The Descent of Man el que se discute aquí, y como observan algunos comentadores tiene un  cierto tono de Darwin autobiográfico. De hecho estas conexiones entre la  teoría y su contexto cultural, humano, intelectual, histórico y  personal son lo que hace tan interesantes los ensayos de Gillian Beer,  que como señalan en los comentarios no son en absoluto ejemplos de  "constructivismo vulgar".
Me ha llamado la atención un detalle  comentado por Beer. Darwin entra en polémica con John Stuart Mill, el  defensor de los derechos de las mujeres, en un punto en el que Mill  defiende las capacidades intelectuales de las mujeres frente a la  supuesta superioridad intelectual de los hombres. Este es el fragmento  del ensayo de Beer:
 
     Now, when two men are put into competition, or a man with a woman, both  possessed of every mental quality in equal perfection, save that one  has higher energy, perseverance, and courage, the latter will generally  become more eminent in every pursuit, and will gain the ascendancy.
The footnote runs:
     J. Stuart Mill remarks ( ‘The subjection of Women’, 1869, p.122), ‘The  things in which man most excels woman are those which require most  plodding, and long hammering at single thoughts.’ What is this but  energy and perseverance? (630)
The  tone of exasperation as the qualities slide downhill in Mill’s  description from energy and perseverance to plodding and one-track mind  sounds as if Darwin has felt Mill’s comments as a personal affront. He  has earlier, with a certain ethical self-abnegation spoken of  competition, ambition, and selfishness as the ‘natural and unfortunate  birthright’ of men. (629) Here, ‘natural’ seems a cover-word for social.  Darwin is struggling, and the effect is to make him much more emphatic  than is his wont.
El  trasfondo autobiográfico es casi divertido, o molesto, a veces. Podemos  imaginar a Darwin en su estudio, reflexionando sobre la superioridad de  las capacidades masculinas, embarcado en su obra, mientras su esposa se  ocupa de las labores del hogar, de tener la casa y a los niños en  orden, y va proporcionando al sabio, sin enterarse ella, un ejemplo de  la diferencia entre las labores y atenciones intrascendentes de las  mujeres y la inteligencia original y creativa de los hombres. Una escena  a superponer a esa célebre anotación de los diarios de Darwin en la que  sopesa las ventajas y desventajas del matrimonio.
Observa Beer  que la reacción de Darwin en su nota ante la observación de Mill es una  de "afrenta personal". Y no es por casualidad. Creo que Darwin es muy  consciente en este momento de la importancia que ha tenido para su  pensamiento, y para la biología, el hecho de que él haya sido capaz de  concentrarse obsesivamente en un único pensamiento, en concreto el de los procesos de la selección natural. Lo que algunos  considerarían en él un rasgo de limitación intelectual, de una  mentalidad de un solo carril, este continuo centrarse en una cuestión  durante años y años, es para Darwin, y con el tiempo se ha hecho más  consciente de ello, una señal de energía y perseverancia. Aquí Darwin presenta (casi) su logro intelectual como el producto de la  diferencia sexual—producto de la diferencia de atención, de abstracción  o de intensidad de concentración que son capaces de dar a una cuestión  las mentes masculinas frente a las femeninas. Todo esto, claro, sin ser  plenamente consciente Darwin de los condicionantes sociohistóricos de  esas modalidades sexuadas de pensamiento.
"Single  thoughts", por otra parte, eran los pensamientos que tenía Darwin sobre  lo que podía haber sido su carrera intelectual de haber seguido  soltero, single. Temía que el  matrimonio y sus condicionantes sociales dañasen su capacidad de  concentración y de dedicación a la ciencia. De ahí quizá que se tomase  de modo personal la expresión de Stuart Mill, "long hammering at single  thoughts".
Uno de los comentadores se pregunta cómo no supo  integrar Darwin en su teoría de la selección natural y selección sexual  los aspectos de la inteligencia social propiamente humana, ejemplificada  en las novelas de Jane Austen. El darwinismo se quedó lejos de poder  teorizar el comportamiento cultural, ciertamente.
Ayer veía la película de Persuasion (la excelente adaptación de Adrian Shergold). Es Persuasion una novela casi arquetípica dentro de la tradición inglesa. Podríamos  definirla como la búsqueda de una autenticidad personal en un mundo  lleno de falsos ideales sociales. La autenticidad personal no está al  margen de los ideales sociales, pero sí ha de definirse en el seno de  esos ideales, en un proceso de maduración que lleva a distinguir la  auténticamente buena compañía y sociedad de lo que pasa por ser buena  compañía o buena sociedad. Anne Elliot, la protagonista casi solterona  de Persuasion, rechazó al  capitán Wentworth ocho años atrás, influida por los consejos  desacertados de su familia. Y ahora vuelve a encontrarse con él, cuando  las fortunas de él han prosperado. Ella ha madurado, ha meditado  largamente sobre lo desacertado de aquella elección. Aquí también hay un  long hammering at single thoughts, y se pregunta Anne por qué sus elecciones la han llevado a quedarse  soltera. En este segundo encuentro Anne tiene la ocasión de enmendar su  error—cosa que sucede tras unos cuantos malentendidos.  Podríamos decir  que en una primera fase, Anne había desarrollado un instinto social  acorde con su entorno, pero equivocado en su conjunto—el tipo de  instinto social que lleva a la aristocracia inglesa a la irrelevancia  social y a la extinción, encerrándola en sí misma. Su segundo  aprendizaje consiste en aprender que la buena sociedad tiene que  integrarse con la buena vida—que los asfixiantes ideales sociales de su  familia no son ni sanos, ni cuerdos, ni deseables. El premio que se  lleva la heroína no es sólo el eminentemente elegible marido, sino  también la propiedad familiar que todos codiciaban pero que eran  incapaces de mantener precisamente por un tren de vida social  insostenible e irreal.
Una lectura sociobiológica de Jane Austen  (que no habría que separar de una lectura sociológica) nos llevaría pues  a relacionar ideales de autenticidad personal y comportamiento del  individuo en sociedad, con los ideales de viabilidad de una cierta  aristocracia que está integrada en la vida productiva de un país y su  lugar en el mundo—allí nos encontramos con el capitán Wentworth y  su  cuñado el almirante, que ejemplifican el imperio británico y la potencia  naval, comercial, imperialista y militar de Inglaterra. Para Jane  Austen está claro que las mujeres también hacen imperio—de un modo  supeditado al de los hombres, eso sí. En Persuasion, el logro intelectual y moral de Anne es ser capaz de poner su  inteligencia social al nivel que ya tenía el capitán Wentworth cuando  ella lo rechazó. La palabra persuasión se asocia primero a la falsa  persuasión de su familia, persuasión externa—luego a la persuasión  interna, la auténtica, la persuasión que imponen las propias  circunstancias y la naturaleza de las personas y las cosas, conforme el  tiempo nos va abriendo los ojos.
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