Epílogo a EL ÚLTIMO HUMANO
Epílogo a EL ÚLTIMO HUMANO
 Meave Leakey en El último humano: Guía de veintidós especies humanas extintas (2007):
  
 Este  libro trae de nuevo a la vida, de manera vívida, ventidós especies  extintas de antecesores nuestros, ramas de un árbol familiar humano que  en tiempos fue diverso. Muestra la secuencia en que se desarrolló una  combinación de adaptaciones cruciales que nos convierten a nosotros, a  los últimos humanos que sobreviven, en la especie sin par que somos hoy.  La primera de éstas, el bipedismo, llevó a nuestros antecesores hace  seis millones de años a nuevos entornos, y proporcionó potencial para  los desarrollos que siguieron. A continuación, la destreza manual  proporcionó la capacidad de manipular una diversidad de materiales,  desde los grandes y pesados a pequeños y delicados, y de desarrollar así  la tecnología hace 2,6 millones de años. Luego, la encefalización (la  tendencia hacia el desarrollo de un cerebro mayor) resultó en un aumento  de la inteligencia y un potencial para innovaciones sin precedente en  nuestra tecnología, la capacidad de recordar y almacenar información, de  explorar, de descubrir y de inventar. Por fin, nuestra compleja  comunicación, tanto oral como escrita, nos permite transmitir  conocimiento e información a todos los demás individuos de nuestra  especie, y a las generaciones futuras.
 
 Con  estas adaptaciones, podemos lograr lo imposible para otras especies.  Podemos ver el mundo desde el espacio exterior, y darnos cuenta de que  estamos todos confinados en un pequeño planeta, dependiendo de sus  recursos para poder sobrevivir. Podemos medir las cifras de nuestra  población, y calcular que ahora sumamos más de seis mil millones y medio  de de individuos, y que este número crece cada minuto. En una sola  generación, hemos visto cómo el volumen de agua, un recurso vital,  descendía dramáticamente en muchos pozos, perforaciones, depósitos y  ríos; algunos de los mayores ríos del mundo ya no llegan al mar. Podemos  medir el área de bosques que se de destruye diariamente, y sabemos que  la forestación está despareciendo a un ritmo que no tiene precedentes.  Podemos ver cómo estamos cambiando nuestro planeta irreversiblemente y  cómo estamos destruyendo los mismos sistemas que nos mantienen. Y  podemos predecir el curso de estas tendencias adversas, y comprender la  urgencia en tomar medidas para asegurar el futuro. Debido al aumento de  nuestro número y al derroche en el uso de los recursos, nuestras  actividades están amenazando la supervivencia de nuestra especie y la de  muchas otras, como nunca antes.
 
 Puesto  que somos inteligentes, sabemos estas cosas, y puesto que somos  inteligentes, tenemos la capacidad de hacer algo al respecto. Somos  únicos en el hecho de que podemos hacer planes para el futuro. Podemos  educar a nuestros hijos, y ellos a sus hijos, para apreciar la urgencia y  necesidad de actuar seriamente para detener la destrucción de nuestro  planeta. Mediante la educación y el control de la población, estas  tendencias pueden invertirse. Inevitablemente, dentro de muchos millones  de años, el sol se calentará demasiado para que sobreviva ningún tipo  de vida en la Tierra, pero por ahora tenemos sin duda la capacidad de  extender nuestra breve estancia en este planeta, de una de las más  breves a una de las más largas.
 
 Este  libro pone a la humanidad en perspectiva en el tiempo y en el espacio,  como sólo una más de los millones de especies que han habitado en la  Tierra en los últimos tres mil millones y medio de años. Le ha costado  entre 6 y 7 millones de años al Homo sapiens evolucionar desde un antepasado común con los simios actuales, hasta  nosotros—y hemos existido como especie sólo doscientos mil años. El  éxito de una especie puede medirse desde diversos ángulos. En términos  de número de población, sin duda tenemos éxito, y cada vez más. En los  últimos cincuenta años, nuestros números de población han aumentado  exponencialmente, de dos mil millones y medio a seis mil millones y  medio. En términos de desarrollo tecnológico, ninguan otra especie ha  alcanzao jamás nuestro nivel. Podemos sondear el espacio exterior,  penetrar en las profundidades de los océanos, y llevar a cabo cálculos  antes impensables, con ordenadores cada vez más avanzados. Pero en  términos de la longevidad de nuestra especie, sólo el tiempo lo dirá.  Somos recién llegados a este planeta. Desde una perspectiva evolutiva,  200.000 años es sólo un bip, lo cual plantea la pregunta clave, ¿es  nuestra sin par combinación de adaptaciones, y más en concreto nuestro  desarrollo cerebral, una estrategia adaptativa que tenga éxito, en  términos de la supervivencia a largo plazo de nuestra especie? ¿O acaso  el Homo sapiens, la única especie [humana] que sobrevive de un pasado evolutivo  diversificado, será un fenómeno de corta duración, que apareció y  desapareció en unos pocos cientos de miles de años, habitando el planeta  durante menos tiempo que la mayoría de nuestros antepasados  representados en este libro?
 
 
  Epílogo de Meave Leakey al libro  (G. Sawyer and Victor Deak. The Last Human: A Guide to Twenty-Two Species of Extinct Humans. Text by Esteban Sarmiento, G. J. Sawyer and Richard Milner. With  contributions by Donald C. Johanson, Meave Leakey, and Ian Tattersall.  (A Peter N. Nèvraumont Book). New Haven: Yale UP, 2007).
 
 
 
 
 
       
		
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