Primeros años del tío Víctor
sábado 10 de diciembre de 2011
Primeros años del tío Víctor
En noviembre de 1981, mi padre, Ángel García, grabó una entrevista con mi tío abuelo Víctor Carrera Vera, en la que éste le cuenta su vida. La cinta se titula "Historia de Víctor Carrera Vera 1899-1981", aunque sólo cubre hasta aproximadamente el año 1916. Aquí transcribo lo que dicen:
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VC: ¿Otra vez?
AG: Aquí cerca, sí... hala.
VC: ... no, no, ya vale, ya me pondré yo más cerca, si hace falta, si hace que me ponga así...
AG: Empieza, empieza.
VC: Me llamo VICTOR CARRERA VERA. Nací en Villareal.
AG: ¿De qué provincia?
VC: Provincia de Huesca. Soy hijo... —verdad, vamos a poner— hijo de CONSTANCIO CARRERA NAVARRO, nacido en... en Embún. De la provincia de Huesca, también.
AG: ¿Qué año nació?
VC: Me acuerdo de que en Villarreal me tuvieron, estuvieron mis padres, hasta la edad que yo tenía cuatro años...
AG: ¿Y qué año nació usted?
VC: Bueno, ahora tengo noventa y dos.
AG: No, ochenta y dos.
VC: Ochenta y dos. Ahora tengo ochenta y dos. Eh... de Villareal, cuando tenía cuatro años, mis padres me llevaron, a mí y a mis hermanos, a un pueblo que llaman, dentro de la misma provincia, me paece que es de la misma provincia también, Asso Veral. No sé si no es de la provincia de Zaragoza ya. Asso Veral.
AG: Si... Usted nació en 1899.
VC: Noventa y nueve.
AG. 1899, bien...
VC: Y de Asso Veral, cuando tenía unos seis años, no cumplidos, me acuerdo aún todavía que mis padres se marcharon de ese pueblo para ir a Ruesta, en la provincia de Zaragoza.
AG: ¿Y qué hacía... a qué se dedicaban?
VC: Se dedicaban al campo, a labrar, a... quehaceres del campo, ganados, ecétera ecétera. Pues me acuerdo muy bien que cuando nos salimos de Asso Veral, pues cargaron los muebles que tenían, lo poco que tenían, lo cargaron en unos mulos, que iban con bastes, verdad, que en aquél entonces no había carros. Y cargaron los mulos y a mí me pusieron ¡dentro de un cuenco, je! Pasamos el río de Aragón, entre el molino de Esco y el molino de Ruesta, allí pasamos Aragón. Y llegamos a Ruesta. Y cuando tenía siete años, me acuerdo muy bien que mi madre, pues tuvo una enfermedad que estuvo tres años loca. Y mi padre, pues naturalmente como éramos, en aquél entonces éramos seis en casa, pues no tuvo más remedio que... colocar a mi madre en un manicomio, luego a nosotros, los que pudo, los que podíamos ya hacer algo, pues nos colocó; a mí, yo con siete años me puso en un pueblo que llaman Gordún.
AG: Gordún.. —¿y cuántos hermanos eran, pues?
VC: Seis.
AG: Seis. Seis hermanos, ¿tres, o cuatro...?
VC: Seis; éramos cuatro de padre, y dos de... es decir, seis de madre y cuatro de padre, seguidos. Bueno...
AG: Y eran...
VC: Éramos seis.
AG: Y todos... seis de... ¿y eran todos chicos, o todo chicas...?
VC: No. Éramos cuatro hermanos y dos hermanas, las dos hermanas las más... que son las que vienen detrás de todos, más jóvenes. Y claro, pues mi padre, al verse en esa situación, no tuvo más remedio que colocarnos, a los que ya podíamos hacer algo, y claro, a mí me colocó en un pueblo que llaman Gordún. En provincia de Zaragoza también, y me colocó en una casa de campo, campesinos, verdad, y allí tenían unas vacas. Y yo cuidaba, me hacían guardar esas vacas, y por la noche, pues cuando entraba de guardar las vacas, tenían un par de bueyes pa labrar, que eran padre e hijo, que eran los que hacían las faenas del campo. Y a mí por la noche cuando llegaba, pues me daban un poco de cenar y a darles de comer a esos dos bueyes que, que tenían que trabajar, y que venían de trabajar tó el día. Y me acuerdo siempre de que había unos fajos de avena, verdad, que estaba cortada, pero entera así, y que había que doblala y darles en la boca y que se la comían así. Por las tardes cuando llegaba ese era mi trabajo, y por las mañanas, antes de salir con las vacas, también era mi trabajo, el darles de comer a estos bueyes. Bueno, pues todo el día ya iba así. Pero... no estaba muy bien tratado, porque claro, eh... pasaba incluso hambre y ya, pues estuve allí seis meses, y a los seis meses, pues había otra casa en el mismo pueblo que... eran un poco más ricos, y que tenían más hacienda, y que...
AG: ¿Y cómo se llamaba la casa?
VC: No me acuerdo de la... el nombre de la casa, de la casa ésa, no me acuerdo cómo se llamaba.... Porque ese pueblo pertenecía a un conde que era, toda la comuna ésa de ese pueblecito es de un conde de por allí, ni sé tampoco eso, nunca he sabido el nombre de ese pueblo... del conde ése. Pero bueno, ya de esta casa entonces ya los dueños de la casa vecina pues me querían coger allí y me decían que a mí que me darían mejor de comer, que me tratarían mejor, ecétera ecétera... Y sí, pues hice zafrán, porque entonces se llamaban los zafraneros los que cambiaban de posada, hice zafrán de esa casa y me cambié a la otra, jeje... Bueno, pues allí, desde luego sí, el primer mes bastante bien, mejor atendido, pero ya luego vino la misma ranguena [rengaine, canción], verdad, es decir, que... escuela ninguna, y nos hacían levantar por la mañana muy temprano, a las cinco la mañana que había una misa que hacían, porque había... no había escuelas en el pueblo, pero sí había una iglesia. Y había un cura. Y claro, hacía la misa para los que iban a trabajar a las cinco de la mañana. Y luego, pues cuando venías por la tarde, a las ocho, el rosario, ¿no? entrabas cuando.... era similar a esto....
AG: ¿Todos los días a las cinco?
VC: Ah, sí sí. Eso... era la moda entonces. [¿¿] también. Bueno, pues claro, allí, pues al cabo de un mes, ya... ya ví que iban aflojando la cuestión de dar la comida y al mismo tiempo los mismos tratos, entraba mojao, ya no... no me secaba ni nada, sino que me acostaba igual en la fajera. Mojado.
(Pausa)
AG: Siga...
VC: ¿Ya has enchufado, ya?
AG: Sí, sí...
VC: Ah, bueno. Pues nada, como ya me... eso, pues claro, yo iba aguantando, iba aguantando hasta que ya encontré otra posada. Porque claro, para... ir a casa, mi madre ya no estaba en casa. Mi padre, pues trabajaba, y claro, pues... y los demás hermanos, unos por un lado, otros por otro, y claro, yo... las dos hermanas estaban en casa, y yo pa qué iba a ir a casa, si nadie me iba a recibir, ¿no? Pues ya me tenía que buscar una posada antes de quitar [quitter] otra, y entonces pues ya me encontré otra posada, en el mismo pueblo aún, en otra casa que seguía también, porque había, había catorce casas en ese pueblo... [AG: Sí...] Y cada una iba... por orden, verdad, una, la... la primera que encomencé a trabajar, era la más pobre, de las que seguían allí. Y claro, pues allí, otra vez, pues cambié a los... me parece que llevé unos tres meses al fin, y al fin, pues ya también en esa casa me dijeron, "ah, pues ven con nosotros, con nuestra casa, que te trataremos mejor, porque... yo me quejaba que tenía hambre, y además pedía pan a los que trabajaban en esas casas. Y claro, me dijeron, ven, que ya te damos mejor de comer y mejor estar, pues sí, cambié, y hasta que eso, pues...
AG: ¿Y usted qué años tendría pues? ¿Siete?
VC: Bueno, yo entonces iba sobre los ocho años. [AG: Ocho...] Iba con los ocho años. Allí tuve seis que estuve, tres hacen nueve, iba aún todavía [encore] siempre sobre los... iba de siete a ocho. Y claro, pues continué así, ahí... y luego que ya cambio. Y ya, cuando ya cambié de las tres casas, la tercera que hice pues lo mismo, cuando se encomienza, siempre parecía que había una... un pequeño cambio, ¿no?... [AG: Hola, es que...] ... pero al fin y al cabo, total, vino igual. Bueno, pues, uno de los días, hem... no encontraba a los otros, y ya... no... o que no necesitaban, o bien que [aunque] yo no hubiera querido tampoco yo ya salir del pueblo, tampoco no buscaba arrimarme además ni a pedir trabajo en esas casas... Pues entonces tenía un hermano que era Isidro, que era el que era por delante de mí, que era del mismo padre, ¿no? Los otros dos mayores, ya... —uno trabajaba también en ese pueblo, pero en una, en otra...
AG: ¿Esos eran ya de otro padre? O sea—
VC: Los otros eran de otro padre pero al fin y al cabo éramos todo igual, era igual, como si hubieran sido hermanos de padre y madre, bueno solamente que había que diferenciarles los nombres, ¿no? Bueno, pues ya, entonces ya comuniqué con otro hermano que se llamaba Basilio, que era el segundo de los primeros que tuvo mi madre. [AG: Sí...] Que trabajaba en....
AG: El segundo era Basilio. ¿El tercero?
VC: El... el segundo era Basilio. El primero era Eleuterio.
AG: El primero Isidro. Primero Isidro...
VC: El primero era Eleuterio, se llamaba.
AG: Eleuterio. ¿El segundo?
VC: El segundo Basilio, y el tercero era Isidro.
AG: Isidro. ¿El cuarto?
VC: Bueno, entonces, comuniqué....
AG: ¿El cuarto era usted? [VC: ¿Eh?] ¿El cuarto era usted?
VC: El que va delante de mí. Era el tercero de mi madre, y el cuarto, yo era de mi madre, ¿no?
AG: ¿Y después viene, eh....?
VC: Y después viene Felisa, y viene Aurelia.
AG: Felisa, y después Aurelia.
VC: Claro que Aurelia apenas había nacido. Fue además por esas fiebres de leche que mi madre estuvo... estuvo... cayo así, enferma, ¿no? — claro.... [AG: Hm...]. Bueno, pues al no ver eso, pues comuniqué primero, primero comuniqué a Basilio, porque Basilio trabajaba en la misma comuna [commune, pueblo], pero que esta comuna tenía una casa que llamaban la Venta, una venta que había ahí hay un río que era la Venta de, la Venta de... porque claro, attends... la Venta de... aguarda, cómo llamaban a esta venta...
AG: ¿La venta Carrica?
VC: No... ah... la Venta de Sutirana. Que era entre Urr... entre un pueblo que llaman Longás y otro pueblo que llaman Isuerre. Esta ventana, esta, esta venta, ésta, la llamaban la Venta, ¿no? pero era porque era una casa, de la misma comuna pero que había la doncella que pasar el río, ese río que llevaba agua que los inviernos un poco y el verano siempre estaba seco, ¿no? Un barranco que... muy pobre. Y claro, comuniqué a mi hermano, y me dijo, pues mira, pues tendrás que aguantar, porque ¿aónde vas a ir a trabajar, a dónde vas a ir, y quién te va a dar de comer? Y claro, pues aguanté aguanté, pero de todas maneras ya luego comuniqué a Isidro que, Isidro estaba en un pueblo que llaman allí, eh, attends, cómo lo llaman a este pueblo, tal—mi hermana se acuerda mejor de los nombres de los pueblos, que está en la mismo eso, pero, attends, cómo lo llamaban, Irrués, [Urriés] me paece que es... pero bueno... Y claro, pues Isidro trabajaba allí en esa y ya él, ya encomenzaba a labrar, cuando fuimos... y le pregunté y entonces ese Isidro me dijo "pues mira, no, de momento aquí no puedes porque en la casa que estoy yo hace falta un segundo para labrar, pero tú eres aún muy joven, tú no puedes aún poner el yugo a los animales"—porque entonces era con yugos, que se ponían, no había collares—porque los collares no existían en esos pueblos aún todavía, hasta que luego ya vino el brabant [arado]. Estaba pues entonces, y no tuve más remedio que... —porque me escapé, porque al escaparme también me querían pegar, no, al mismo tiempo cogiéndome pa decir, cogerme y guardarme y pegarme y obligarme a continuar, ¿no?
Pues entonces sí, vine a Ruesta, vine a casa, y mis padres entonces, pues al ver estas cosas, no, como yo le conté las cosas, pues mi padre entonces me puso a guardar ovejas en Ruesta, ¿comprendes? En casa de Miterio. Una casa que llamaban Miterio, que estaban... rebadán, que llaman allí, sabes, un... tenían el mayoral, [AG: Sí, ya...] uno que va con él... Y allí comencé a guardar ovejas, naturalmente. Pues también en esta casa, pues más o menos, verdad, pero... En estas casas se disputaban muchas veces por la cuestión de tener un rebadán, verdad, que... que era mejor, o que si guardaba mejor las ovejas, es decir, estas cosas que tienen entre ellos... Pero allí, de todas las maneras, ya cuando entré ya había hecho los ocho años, ¿verdad? Y ya enconmencé la carrera de nueve años. Y en esta casa de Miterio pues estuve unos seis meses también. Y al cabo de nueve—de seis meses, en una casa que llamaban Tendero, también en el mismo pueblo, en Ruesta, pues necesitaban un rebadán. Y esta casa mi padre pues tenía más confianza, en esta casa, es decir, que eran mejor, además atendían mejor a los críos, tal, ecétera ecétera, y sí, por cierto, fui a esta casa. En esta casa estuve hasta que tuve doce años. Guardando las ovejas. Que incluso, el mayoral que tenían, era joven también, era un chico de Tiermas. Era muy bueno, pero se tuvo que ir al servicio. Y al marcharse al servicio no encontraban un mayoral. Y yo incluso hice el mayoral, hacía de mayoral porque me quedé solo, ya... —como no encontraban otro... Hubieran encontrado otro más joven, verdá, pero yo ya era bastante joven para... pero, a pesar de eso, yo hice el mayoral y el rebadán. Tenían dos perros, verdá, pa guardar el ganao, ecétera. Y así, pues ahí en esta casa también, estuve cuasi el año, también. Y así ya me va llevando, me va llevando, verdad, que ya llego a los once años. Y a los once años yo ya encomienzo, verdad, porque claro, guardando las ovejas, como allí son todos casas de campo, de labor, verdad...
AG: ¿Y a la escuela no había ido ningún día?
VC: Ah, no... a la escuela nada. A la es... Si, estuve seis meses al comienzo cuando mi madre aún podía— que, cuando comencé, a ir a la escuela, mi madre aún no había caído enferma. A la escuela sí, si pongo la escuela no vale la pena de ponerla porque hemos pasado el tiempo, pero en fin...
AG: Ya, pero al principio fue...
VC: Al principio fui, estuve seis meses fui a la escuela.
AG: ¿Y aprendió a leer en ese tiempo?
VC: Aprendí— en los seis meses, cuasi pasé todas las pizarras. [AG: Sí...] Porque iba mi hermano también a la escuela, entonces, y había ya Felisa que encomenzaba a ir, porque comprendes, ella ya tenía sobre los cuatro añicos, cuando mi madre...
AG: Ah, ¿y a los cuatro ya iban?
VC: Hombre, ya encomenzaban a coger a la escuela... ya sabes, las que querían, o las que podían ir, las crías y los críos... Allí se iba hasta que tenías la edad de poder hacer algo. En lo demás ya no ibas a la escuela, los que tenían necesidad, qué te diría yo, por ejemplo los que como mi padre, que tendría que servir, todos los que no tenían ninguna hacienda, pues los padres no tenían más remedio que poner los niños enseguida, en cuanto sabían que podían hacer algo, pues ya a trabajar. Y por la tarde el rosario, y les hacían una especie de escuela que no les hacían... no les enseñaban más que el Padrenuestro, el Avemaría, la Salve, el Credo, etcétera, pero cuestión de escuela, nada, y luego había una escuela de noche, pero, una escuela de noche, para nosotros, tan pequeños, verdad, que entrabas ya... además entrabas mojao, primeramente eso, entrabas todo el día a guardar el ganao, y luego pues que te encontrabas con una edad muy débil, verdad... Había la escuela de noche, pero no podías ir porque te dormías en la escuela, para qué....
Yo fui seis meses a la escuela, y me acuerdo muy bien el por qué quité [dejé] la escuela; primero ¿por qué quité la escuela? Porque cuando mi padre me puso, si hubiera continuao la escuela hubiera llevao un año de— de escuela, antes que mi madre cayó enferma, comprendes, y hubiera aprendido, además aprendía muy bien, pero lo que pasa es que ese día me acordaré siempre, además mi hermano te lo puede repetir porque [se repitió?] en el pueblo, mi hermano iba a la escuela, entonces estaba por delante, mi hermano hacía cuasi ya el maestro entonces. Porque era un maestro... qué quieres, tenía conocimientos, con arreglo a en aquellos tiempos, tenía conocimientos, pero era un hombre que, además ya de edad, y muy pesao, muy fuerte, tenía un barrigón así, muy gordo, y estaba siempre sentao, no se movía siquiera, sino que daba orden. Y claro, algunas veces preguntaba de cosas que pasan, no sé por qué, pues saber lo que pasa por ejemplo, que me pregunta, me llama y me dice, eh... "Diez y nueve, ¿cuántas hacen?"—Yo le dije diecinueve, tal como me lo preguntó, y entonces me llamó, yo no sé por qué, él lo cogió como burla, que le había contao diez y nueve, es decir, que yo repetía lo mismo que él, pero yo lo que quería decir, que hacían diecinueve, ¿no? Bueno, pues me llamó, y allí al lao de él, y entonces me dice, primero me hizo poner las manos así, sabes, tenía una regla, una regla de madera [AG: Ya... sí...]— que te pegaba en las manos que eso... jeje... Y entonces, claro, cuando levantó la regla, quité las manos y se pegó en la rodilla. Al pegarse en la rodilla, pues luego tienen una correa, y ya te engancha... Y quiso engancharme, coger la correa, engancharme por eso, pa darme un buen sobo— pero cogí yo, pero hombre, más listo que él, porque cuando yo ví el caso, pues cogí el couloir [el pasillo] y me marché. Y ya no volví más a la escuela. Por eso, por miedo de que... [AG: Ahá, hm...] no me pegara. Y como mi madre ya entonces ya no estaba bien, ya estaba un poco trastornada, pues tampoco no había—y mi padre, pues no sabía nada; además mi madre no sabía leer, mi padre tampoco... No le daban interés a estas cosas, ¿no? [AG: Sí...]
Y claro, pues estuve cierto tiempo, hasta que mi madre se marchó, estuve un cierto tiempo que yo decía que iba a la escuela, pero no iba a la escuela, no iba a la escuela, lo que iba por ahí por los barrancos a jugar, a ver los pastores...
AG: Bien; y ahora, vamos a continuar con los once años, cuando ya estaba en Ruesta... Y de ahí, ¿a dónde marchó, pues?
VC: Bueno, pues, de todas las maneras... Cuando ya tengo los, los once años, en esta casa, en esta casa de... que estaba después, amos, cómo se llamaba, casa del Tendero, pues ya quité de allí, porque ya, estando en su casa, yo ya encomencé a coger mulas, y a labrar, con los que estaban labrando pues a llevar el apero. Me interesaba todo eso a mí, porque lo que ves hacer, quieres hacer. Y claro, pues ya llega el tiempo que ya tengo demasiao trabajo; además llevaba un trabajo que entonces ya no buscaban a nadie y tenían seiscientas cabezas. Y sabes, cuando venía, cuando parieron, porque les hice un año, el año que se quedaron sin mayoral, yo tuve que atender todo esto, verdá...
AG: ¿Y iba con las seiscientas cabezas usted solo?
VC: Dos perros, y esas seiscientas cabezas de corral en corral, comprendes, y cuando parían tú date cuenta...
AG: ¿Con cuántos años? Once...
VC: Pues iba a hacer once, cuando terminé hacía once, en esta casa... Es decir, de diez a once hice, el año que hice de diez a once en su casa, me estuve solo. [AG: Sí, sí... ] Claro, venía el dueño, venía cuando tenía tiempo, comprendes, pero estaba tó el día solo, y cuando hicieron la... por ejemplo, el año porque comienzan a parir antes de San Miguel, porque en aquellos tiempos para San Miguel cuasi todas habían parido, verdá, y ya se ponían a los mardanos y tó eso, antes de subir, que las subían a los puertos... pues claro, ¡hacían treinta y cuarenta cada día! Y sabes, hay que recogelos, hay que ayudar, hay que en fin, unos y otros, y claro... Yo, tenía fe a esas cosas ¿no? —es que me gustaba además, me gustaba, y yo tenía un amor, por recoger los... pero claro, estaba demasiao apurao. Y ya, cuando ya vino el buen tiempo, que ya todo estaba salvao, pues yo le dije al dueño, "mire, yo no continúo así..." No le dije así, sino que le dije, "mire, la puerta está cerrada, si quiere que las ovejas coman, vaya y las suelte", porque me marché y... me encontré una posada. Y la posada que me encontré era donde trabajaba mi hermano, en ese pueblo que llaman Urriés, verdad, que necesitaban un segundo criáu. Para labrar, porque había cinco mulas. Y de cinco mulas, el mayor, que era mi hermano, ya llevaba tres, y llevaba un segundo, el segundo criáu, aunque hubiera sido un hombre de edad, no llevaba que dos. Y me acuerdo, pues sí, aunque volví a ver a mi hermano, y mi hermano me dijo "Sí, ahora sí, ya que sabes llevar dos mulas, ya puedes poner un yugo..."—porque en realidad, yo en todo lo haría igual como un hombre, como lo podía hacer... más bien que lo podría hacer ahora. Y ya en esta casa ya encomenzaron con los collares, porque ya aquí no, esta casa ya está cerca de Sos, y ya encomienzan los brabanes a venir, a labrar con brabant, y en esta casa ya, collares a las mulas. No llevan más que cuando se trabajaba con el apero o la vertedera, pero ya en trabajos, en muchos trabajos ya se ponía el collar. E incluso para trabajar luego ya se puso un... los collares con unas cosas acopladas, a efecto de que también con el apero se podía, sin un yugo. Pero en fin, de todas maneras, encomencé aún con el yugo, pero ya, y lo sabía coger, cogelo, y encima de las mulas. Y entonces entré en esta casa. Y en esta casa estuve hasta que tuve trece años, en esta casa. Había corrido algunas, pero me iba y venía, sabes, era una cosa, aquello, en aquellas casas, era en aquel entonces, los trabajos... tal. Era porque me llamaban siempre el zafranero. Yo en cuando me hacían una burla, un dueño, que no me daban de comer la comida, cuando veía una cosa que no... que se escondía, mira, me escapaba. Y algunas veces, pues volvía a la misma casa, ¿no? Vamos, que es así, la vida entonces era así.
Bueno, pues en esta casa estuve entonces hasta que tuve trece años. Me iba y venía, estuve en Villarreal una vez, también, y a última hora me escapé y vine aún otra vez a esa casa, y de esa casa, volví a Villarreal. A la misma casa, a casa de Jordán. Y allí pues un día tuve una discusión con el mozo de casa, porque ahí también había cinco mulas. Cinco mulas y un caballo, que el dueño montaba a caballo. Y claro, el hijo, que eran— allí eran tres hijas y un hijo, era viudo, pero ya mayores, el hijo era uno de los de ahí...
[caetera desunt]
... y me marché y me encontré en Sigüés con un hombre, verdá, que era el que se ocupaba de mandar obreros a uno que llamaban Calvo y a las casas en... en Isaba, en el valle el Roncal, a esas casas que cortaban madera y que almadiaban, que el invierno tiraban la madera... Y me mandó... yo, al marcharme de esta casa, pues pasé por Sigüés, ya buscando posada, y claro, pues al llegar a Sigüés él me dijo que—mi hermana conoce bien la persona, ella de esos nombres se acuerda, porque ella, como ha vivido allí, yo no me acuerdo de los nombres de esa gente—pero en fin, este hombre, verdad, pues me dijo, "Oye, oye, ¿de dónde eres tú? Que no te he visto nunca aquí en el pueblo." Y le dije pues quien era, y por qué venía allí, y tal, porque ya mi madre entonces ya estaba en casa, ¿no? Sabes... Ya, pues le he dicho, "Mire, pues no soy de aquí, pero vengo a ver si encuentro una posada." "¿Y qué quieres hacer tú? ¿Sabes llevar mulos?" Y yo voy y le digo, "Sí", e ice, "Pues si quieres ir a trabajar, si eres bueno pa llevar mulas, si sabes poner los collares y tienes fuerza de eso, pues te mandaré a un pueblo, a Isaba, si quieres subir, que te voy a dar de comer y te... date prisa, antes de que se haga de... y me dio de comer, este hombre, me dio de comer, porque era por la mañana, y al mediodía aún estaba en Sigüés, que me dio de comer y me mandó a onde tenía que ir, a Isaba, y a la casa que me tenía que dirigir que iba de su parte. Y en Isaba...
AG: Y en Isaba, ¿fue andando, a Isaba?
VC: A Isaba, sí, ¡ah, sí, yo...! Si ya entonces, señor, no había coches ni bicicletas por [??]. Había, la Roncalesa ya andaba entonces, pero amigo, había que pagar, y yo andaba...
AG: Así que después de comer se marchó andando a....?
VC: Sí. "Bueno," dice, "te voy a dar de comer y date prisa, date prisa porque hay kilómetros, sabes, de Villarreal a Isaba. Y date prisa porque seguramente allí todos los días, cuando se mueve el cierzo, al escurecer, las borrascas de.. de... de agua ya caen allí y te van a mojar. Alors, date prisa de llegar antes de la noche". [¿] Ya andaba bien, sabes, y había que andar, y sí, efectivamente, como me lo dijo pasó, antes de entrar a Isaba, en el puente, ya encomenzaron, ya encomenzó a soplar el... ya encomenzaban las estrellas a brillar y ya conmenzaba la noche a caer, ya la noche... pues sí, encomenzó la borrasca, pero ya llegaba al pueblo. Y claro, me dijo, "Ya entrarás en el pueblo, la carretera, sigue la carretera, y verás, a un sitio, a tu izquierda verás que llaman el Casino"—yo no sabía ni leer, entonces, ni.... uh... bah... "Verás unas escaleras ahí, es el Casino; luego entrarás, y ves hace una revueltica así la casa, y verás enfrente siempre hay una puerta abierta, que tienen posada, hacen hotel... posada. Y estos tienen un hermano, ésta, la tía Fidela—que llamaban la tía Fidela—tiene, tiene un hermano que lo llaman Carallot, el tío Carallot, y que necesita—tiene un criado...
(...)
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Aquí se interrumpe la cinta. Muchos años faltan hasta el año 81, pero es que la cinta tiene trozos en blanco y otros con unas canciones de Maniobras Orquestales en la Oscuridad—"Enola Gay", "Joan of Arc"... cosas de los ochenta.
En el Roncal trabajó mi tío de almadiero, creo, como mi abuelo Severiano. Pasó a Francia a trabajar, creo que por también librarse del servicio militar. Si mal no recuerdo, no volvería a España hasta después de la guerra civil, infiltrándose con una partida de maquis, enviado por una misión del Partido Comunista a contactar con un grupo del interior. Lo capturaron y estuvo condenado a muerte, pero lo indultaron tras unos años de cárcel. Le escribieron de la cárcel a mi abuela, comunicándole su puesta en libertad (condicional, creo) y responsabilizándola de acogerlo. Durante una fiesta en un pueblo de la frontera se escapó a Francia, con mi abuela Aurelia y mi tía Encarnita, para reunirse con mi abuelo. Antes de volver a España, en Francia se había casado, luchó en la Resistencia en la Segunda Guerra Mundial, y se quedó viudo también.
Yo viví con él en diversos sitios y momentos, en Francia, en unos pueblecitos del Allier donde iba a veces a pasar las vacaciones en los años sesenta, y setenta. Luego en Biescas, cuando nos visitaba él algunas veces, y en Huesca, varios meses, pues estuve en su casa el año que hice la mili allí, con mi abuela y mi tía Encarnita. En un pisito que alquilaban, ya jubilados y retirados de las faenas del campo, aunque tenía una bonita colección de macetas que regaba y cuidabamuy a gusto. Se había hecho francés ya hacía años, pues en Francia vivió casi toda su vida. Y en cuanto tenía ocasión iba a votar a Francia, contra la droite, y contra Mitterrand también.
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