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Retropost: La 'propuesta' del Ministerio

Retropost #756 (9 de febrero de 2006): La "propuesta" del Ministerio

 

Nos han dado a concer a través de la Universidad las "propuestas de fichas de directrices generales propias de los títulos de grado" que se presentan en las Subcomisiones de Humanidades, Ciencias Experimentales y de la Salud y Sociales y Jurídicas que diseñan las nuevas titulaciones. Entre ellas está la titulación de "Licenciado/a en Lenguas y Literaturas Modernas". También se han dado a conocer, junto con las "Directrices Generales Propias de los Estudios de Grado" a través de la web de AEDEAN. También pueden leerse allí los acuerdos suscritos por representantes de los 40 departamentos que imparten Filología Inglesa, oponiéndose a la supresión de la licenciatura en Filología Inglesa. Tanto da. La opinión de las universidades no ha contado nunca en este proceso para nada; primero supuestamente "representadas" en el Consejo de Coordinación Universitaria por unos Rectores que súbitamente se convirtieron en expertos autodesignados en sus áreas de conocimiento; y ahora son nuevamente puenteadas por esta "propuesta" del Ministerio que, presentada humildemente y con grandes declaraciones a la prensa de lo dialogada que es, sencillamente ignora la oposición en bloque de todos los especialistas en estos estudios que hay en el país, representados por sus departamentos. Ya he comentado mucho sobre esto antes.

No es que la oposición a la supresión de la Filología Inglesa haya sido muy contundente, la verdad. Alguna manifestación, alguna nota a la prensa, un breve texto consensuado en un congreso nacional de la especialidad.... Hasta la página web que se abrió en tiempos en la Universidad de Granada para reunir noticias al respecto ha desaparecido sin comentario por parte de nadie. Mis llamadas desesperadas a través de la lista de distribución profesional a que los Departamentos llevasen a cabo acciones contra esta medida por cauces institucionales han sido ignoradas (las mías, y las pocas otras que hubo secundándome). Ningún Director de departamento hizo nada en ese sentido, ni ofreció información a los demás departamentos a través de la lista de distribución o de aquella página web. La profesión, en suma, está más que dispuesta a dejarse reformar los estudios, como borregos yendo al matadero, y quizá con menos conciencia aún, porque los borregos ignoran sin más: aquí se ha ignorado y silenciado activamente lo que no se ignoraba, negándose los responsables a reconocer lo que se tenía delante, y negándose a emprender las acciones coordinadas (o individuales) necesarias para impedirlo.

Y ahora, ya con el papel de deshaucio encima de la mesa, hemos visto una reacción, una circular del Departamento de Filología Inglesa de la Universidad de Murcia, pidiendo adhesiones de los demás departamentos para replantear al Ministerio la necesidad de una titulación propia de grado en "estudios ingleses". Por no cambiar mucho la tónica, de momento en mi departamento se nos ha convocado a un Consejo, tras haber recibido el escrito del Departamento de Murcia, y no aparece en el orden del día ningún tipo de toma de acuerdo sobre si nos adherimos o no. Y aunque todos volvieran a adherirse en bloque, me temo que a la Subcomisión correspondiente como si le cantan misa: están allí para hacer su trabajito, y no se van a dejar inmutar. Así gustan los expertos al ministerio: nombrados a dígito, y con instrucciones de acción bien claritas. (Qué me viene usted con cuarenta universidades... como si son doscientas. Yo tengo mis instrucciones. Eso sí, con mucho diálogo).

En esta circular del Departamento de Murcia se denuncia claramente las insuficiencias que tendría un título como el propuesto para formar a un "licenciado" no ya en una sino en dos lenguas modernas:

Los 24 créditos que se asignan en la Ficha Técnica al Estudio Lingüístico de la Lengua Moderna son muy exiguos para adquirir un conocimiento declarativo del sistema (Fonología, Morfosintaxis y Semántica) y, además, un conocimiento procedimental o instrumental como es hablar inglés con soltura. Cierto que hay que contar con 60 créditos más en la Formación Básica para totalizar los 180 y otros 60 en la Formación Adicional, pero estos han de distribuirse entre todas las materias; y en el caso de la Formación Adicional, 30 van destinados al Proyecto fin de carrera. De esto modo, lo que es aprendizaje real del inglés no rebasa las 300 horas de exposición al idioma -a todas luces insuficientes para conseguir la supuesta excelencia oral.

Por supuesto no dice ni media la ficha esa de Licenciatura en Lenguas Modernas sobre la lengua instrumental en la que se tengan que cursar estos estudios. Se entiende que es el español en España, el catalán en Cataluña, el gallego en Galicia y el euskera en el País Vasco. (De esas lenguas, por cierto, sí que va a haber licenciatura propia, de acuerdo con criterios estrictamente científicos). Pues si este proyecto sale adelante, desde luego yo dejaré de impartir mis clases de Filología Inglesa en inglés, como vengo haciendo desde los años ochenta, e impartiré clases de Lenguas y Literaturas Modernas en español. Regreso a los años cincuenta en toda la ley. Porque querré que mis estudiantes entiendan algo en clase, y con la formación que van a recibir desde luego no les va a dar ni para decir que su sastre es rico, cuánto menos para lograr un nivel avanzado. ¿Que esta titulación permite "conseguir un elevado grado de competencia en la práctica oral y escrita de las lenguas" y "al mismo tiempo" desarrollo de "capacidad analítica", "capacidad de comunicación" y "un buen conocimiento de diferentes formas y manifestaciones de cultura y civilización a través del tiempo"? Esto es una tomadura de pelo, sin duda. Por decirlo con el lenguaje de este documento, "desde un punto de vista estrictamente científico" esta titulación es un atentado contra el estudio de las Humanidades en España. (Payasos. Atreverse a especificar, como si hubiese necesidad de hacerlo, que "desde un punto de vista estrictamente científico" es preciso el estudio de las lenguas y culturas. Lo que hay que oír. Pero es lo que hay que oir cuando hay iluminados que replantean la reorganización del conocimiento y sus estructuras a partir de cero, amparándose en razones administrativas).

Quede claro que yo no tengo nada contra una titulación que combine diversas lenguas; servirá para lo que sirva y dará de sí lo que dé de sí. Ahora, que se pretenda suprimir a las diversas Filologías de un plumazo y dejar sólo esa titulación, eso es la diferencia entre una propuesta razonable y una que es ni más ni menos que infame, si hemos de creer que son humanistas los que han aceptado ayudar a elaborarla.

Pero en realidad son comisarios políticos. Léanse a Julien Benda, La Trahison des clercs. Qué les voy a explicar yo.



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