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Vanity Fea

Paranoia panóptica reticular

A falta de disponer de un panóptico universal, un Aleph o un ansible, una mirilla omnisciente, o una bola de cristal o algo así.... cosa imposible... qué más quisiéramos que  nuestro blog fuese un panóptico invertido, donde todo el mundo nos leyese y estuviese pendiente de nuestros escritos y discurrires vitales. Como la cinosura de todas las webcams del mundo, e imán de paso para la cornucopia publicística de Google. Por suerte tampoco ese deseo nos conceden los dioses, y no tenemos que rogar, de momento, que nos libren del toque dorado y el tocado a juego.

Pero a veces me siento observado.

Si digo que sería una pesadilla llevar un blog muy leído, no es sólo por la experiencia ajena, sino por ligeras alteraciones que produce en la experiencia cotidiana incluso este modesto e inmodesto blog (supuestamente el 95 más leído de Aragón según Alianzo: oye, no está mal entre un millón de posibles blogueros). Vamos, que algunos me leen, y para eso escribo. Y hasta me leen algunos de mi perímetro social presencial, y también para eso escribo, también, aunque no sólo para eso.

Y me refiero a que sí produce una cierta sensación de paranoia no tanto el que me lean, sino el no saber si la gente con la que me cruzo me ha leído o no. Algunos me lo comentan, hasta ahora favorablemente. También me llegan ecos de opiniones desfavorables, claro ("está loco", etc.)—pero esos son indirectos. Mis vecinos presenciales, con poquísimas excepciones, si bien algunos a veces me leen, no comentan nunca en el blog (de hecho no comenta casi nadie, pero vamos, menos que nadie mis conocidos). Creo, vamos: nunca se sabe, como no te dediques a rastrear IPs y maniobras aburridas de esas. En fin, que nunca sabes si es de dominio común lo que acabas de poner en la red o no. Conversas con alguien y no sabes si le estás contando una novedad o repitiéndole un digesto de tu último post. Que finge no haber leído.

Quizá utilicen esa información privilegiada para manipular mi mente. Crearme asociaciones de ideas, que luego convertiré en futuros artículos. Es como cuando te mira un gato, nunca sabes si te está controlando.

Abro el periódico de la Universidad, y ahí aparecen datos de mis últimos paseos por el monte, con Ivo. Hay una sección especial, "De la vida de José Angel García Landa". Otro día, la noticia de que he reventado un sillón en casa. No sé si esto le pasa a todo el mundo. Hay algún reportero que me sigue; hoy todos somos el Hermano Mayor, o hasta el Gran Hermano. ¿Leerán mis alumnos estas chuminadas? ¿Cómo saberlo? Quizá continúe la conversación en el Messenger, en mis tiempos hablábamos bastante de los profesores, y hasta tenían mote algunos; hoy sin duda todo esto deja traza digital. Quizá hasta nos graben con la cámara del móvil mientras damos clase, y los datos pasen a diversas pantallas gigantes, en sitios lejanos. No parará la paranoia, esto va a ir a más.

 Apofenia.

Debería encriptar el blog, o volver al diario en clave, como Pepys, el blog es el diario de la señorita pepis en comparación con un buen diario secreto en clave. Con candado. Escrito en caracteres góticos. Los años que estuve yo escribiendo en cursiva gótica, ahora que me acuerdo.

Tal como está el tema, alguien toma notas de las cosas que digo y hago, sin duda. Es como un detective que te sigue los pasos, un rastreador de rastros en red como el Case de Neuromante.  Hay un archivo sobre mí, que va engordando. Esperan la ocasión propicia, sin duda. Quizá me sigan hasta por la calle, cuando termino de postear, o geolocalizando mi móvil. Necesito un retrovisor. Hay en alguna parte un gráfico complejo de los ordenadores que utilizo; los datos se van acumulando en una base y un programa los analiza impasible, como Dios tomando nota en su pizarrín:

God's philosophical and so can wait
for the blasphemer and the reprobate —
He calmly chalks their crimes up on His slate.

 

—In that immortal copy
The conscience of us all
Can read without its glasses
On revelation's wall.



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