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Vanity Fea

Un tipo calvo llamado Estela

Un tipo calvo llamado Estela Hemos ido con los críos a ver Los Cuatro Fantásticos y Silver Surfer, y desde luego pasaron (pasamos) un buen rato, aunque a los mayores nos produzcan emociones encontradas las versiones cinematográficas de nuestros cómics de los años sesenta. Y eso que hay que reconocer que en muchos aspectos hacen un buen trabajo de adaptación, siguiendo la tónica de la película anterior (y ya no hablo de efectos, etc., que eso da gusto verlos ahora sin que se les note el falso fondo de pantalla cuando vuelan). Así, la Antorcha es aquí irritante para todo el mundo, y no sólo para la Cosa; la Cosa está "bien hecho" pero a cambio pierde colorido su lenguaje, al menos en la versión doblada, con respecto a los comics. La Chica Invisible es menos muerma desmayada y menos esposa asexuada que en los tebeos—aquí tiene un peligro, y ahora siempre se las arreglan para desnudarla (esta vez la tapan envolviéndola en llamas). Y Mister Fantástico... bueno, la verdad es que el hombre no tiene mucho remedio, siempre tiene que haber un muermo en el equipo para que los demás parezcan más coloridos. A cambio, se lleva a la chica, y esta vez hasta se casan, con boda fallida al principio, y lograda al final de la película, una vez han salvado al planeta. La Chica Invisible renuncia a sus aspiraciones de ama de casa, que las tenía, y se resigna a formar una familia anormal. Algo es algo.

Entretanto se dilucidan estos problemas de me estudias o trabajas, se dedican a salvar al planeta, librándolo de la amenaza de Galactus—convertido aquí en una nube espacial maligna, sin faraón gigante dentro, al menos  que veamos. Sus poderes desbordan a los del equipo, así que la manera de derrotarlo es volver contra él a su heraldo y esclavo, Estela Plateada, que es quien se encarga de destrozar a su omnipotente patrón... y sin sufrir un rasguño, oyes. No es la menor de las arbitrariedades de la película, que hacen que el entretenimiento de verla se compre con constantes dosis de irritación por las volteretas del guión. Así, el Dr. Muerte recupera sus facciones originales, y se entromete en el argumento no se sabe muy bien para qué (cuestiones de contrato del actor, supongo); y los cuatro fantásticos intercambian sus poderes alegremente, produciendo la sensación de que donde no hay normas claras ni límites todo vale y nada vale: pero es lo que pide el público comiquero, efectismo rápido y fuegos artificiales.  Marchando una. Nos falta en español la palabra preposterous, imprescindible en estos casos.

Vuelve el subtexto terrorista: la interrupción de la boda de Mister Fantástico y La Chica Invisible por efecto del Surfer es un poco como el 11-S, aunque el Surfer tiene un tanto de piloto eslavo, más que de piloso esclavo de Alá. Lo que está claro es que sí es un esclavo mental de un régimen tiránico, el de Galactus. El Surfer, en tanto que mensajero o Enviado, es a la vez una especie de ángel del apocalipsis y una figura de Cristo—pero es el Enviado de un dios maligno y destructor, que con esta escatología cósmica interfiere el funcionamiento correcto de la maquinaria capitalista ya globalizada. Pero en fin, llega el final del rollo y desaparece en un momento, y las luces de neón vuelven a encenderse: Occidente no se apagará, y es más bien la malvada deidad que emborrona los cielos la que desaparece en el momento en que la libertad de conciencia se le hace entrar en la mente a Norrin Radd.  La lección viene de la Chica Invisible, que le recuerda al Surfer a su amada. Siempre se puede elegir, le dice, y (paradójicamente, dado el subtexto de terrorismo árabe) el Surfer elige el combate suicida, para obtener la libertad espiritual. Ay, si las raíces del terrorismo se arrancasen con hacerles reflexionar a esos mastuerzos... pero nuestros expertos aseguran que no funciona así la cosa.

Un pequeño guiño hay también contra las cárceles tipo Abu Ghraib y las prisiones secretas de Bush: el ejército americano tortura al Surfer y usa "métodos ilegales" puesto que no es humano y no tiene derechos vulnerables. Observemos que aquí es el Ejército el responsable de estas acciones: al Presidente no se le ve por ningún lado, y la figura de máxima autoridad es un general negro e insolente. Es este general (o el Ejército) el responsable de involucrar al Lado Oscuro (un Doctor Muerte que recuerda al Emperador de Star Wars) en la Guerra contra el Terror.  Los 4 Fantásticos desaprueban esta deriva, pero también son prisioneros...  Todo esto pasa en Rusia, que aparentemente tiene ahora puntos de contacto con la parte más negra del Ejército de los EE.UU. Pero aunque  esta vez sobrevive el calvo de la película, el negro, naturalmente, muere. Y Alicia, que se case con la Cosa. Si la Cosa casa quiere.

Alegorías de la Bomba

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