Dos medios cerebros
... valen más que uno. Dos veces me he encontrado en una semana alusiones a la lateralización del cerebro y especialización de sus hemisferios—una referencia más centrada (o más lateralizada) en el hemisferio derecho, y otra más en el izquierdo.
La primera. En este vídeo, la neuróloga Jill Bolte Taylor habla de la lateralización cerebral y de su propia experiencia de sufrir un infarto cerebral del que tardó años en recuperarse. Narrado en primera persona, y por una persona especialmente capacitada para describir e interpretar lo que le pasó, algo que describe como "My Stroke of Insight"—"mi ataque de iluminación". Como explica Bolte, nuestros dos medios cerebros—y muy separados están, como se ve en el vídeo—tienen funciones distintas, y de hecho "personalidades" distintas. El lado izquierdo es donde se alojan nuestros instrumentos de segmentación, ordenación, clasificación, individuación, sentido de la identidad.... y es el que se le fundió a ella por la rotura de un vaso. Así que describe su experiencia del "Otro Lado" del cerebro, una experiencia supongo parecida a la de los bebés, o como dice ella al Nirvana: un cúmulo de sensaciones simultáneas, una fusión con el todo, una pérdida de los límites entre el yo y el cosmos. Es curioso el género de la conferencia—aun para una conferenciante americana, es atípica por la manera en que mezcla los géneros de oratoria: conferencia de neurología + show de humorista + sermón New Age. Pero véanlo, véanlo:
El segundo sitio en el que he oído hablar de lateralización cerebral es en este post de Babel's Dawn. Los neurolingüistas de la nueva ola chomskiana buscan la mítica ubicación de nuestras facultades sintácticas que, según Chomsky, son que hacen al lenguaje ser lo que es. Vamos, el locus primigenius del lenguaje—el instrumento cerebral innato que nos hace aprender un idioma (y que se vuelve tonto pasada la adolescencia, en la mayoría de los casos). Bien, pues ahora se nos dice que es el cerebro izquierdo el encargado de procesar secuencias sintácticas. Y (presumiblemente) ordenar lo que sería un caos de sentido o sinsentido, para producir oraciones gramaticales. Es una explicación un tanto precipitada en la versión que aquí doy; apenas menos en el original. Como le digo al bloguero de Babel's Dawn en un comentario, me parece fundamentalmente erróneo el buscar en la sintaxis la base cognitiva del lenguaje—algo que Chomsky lleva haciendo de una manera u otra desde los años cincuenta. A mí la sintaxis en su estado actual me parece un desarrollo tardío, una fosilización de estruturas anteriores, o quizá mejor dicho una elaboración secundaria, emergente sobre una base cognitiva que no es sintaxis en el sentido de sintaxis pura—porque es "sintaxis semántica". Y esa formalización semántica—de agentes, pacientes, acciones, sustancias, accidentes, procesos, etc.—se basa en una pragmática previa, en la acción, que según decía Trotsky, era la que estaba en el origen: no el Verbo, y menos aún la Conjugación.
Así que localícenme las estructuras cerebrales que se activan al identificar objetos, acciones, cualidades; las que generan los procesos cognitivos que asocian actos y efectos, agentes, acciones y efectos de la acción—y es por allí por donde empezaremos a comprender las bases neurológicas del lenguaje, y de la sintaxis. Y sí, seguramente se encontrarán en el hemisferio izquierdo los principales circuitos que intervienen en los procesos de clasificación, secuenciación, relación y subordinación (me refiero a subordinación cognitiva—un marco cognitivo subordinado a otro, no una oración subordinada a otra, pues el marco viene aquí antes que el cuadro completo).
En suma, que me parece mal orientada la obsesión sintáctica de estos biolinguistas. Más cognición, más pragmática, más semántica, más gestos y menos sintaxis: por ahí localizamos mejor el origen del lenguaje. Por cierto, una de las comentaristas del post de Babel's Dawntambién observa que los mecanismos cerebrales de procesamiento de comunicación gestual también se encuentran predominantemente en el hemisferio izquierdo—cita a Gazzaniga y otros— Y eso sí que es más relevante para seguirle la pista al origen, y a la base, de la comunicación humana.
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