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Vanity Fea

Mírame a los ojos

En La Cosa húmeda hay un post sobre los patrones de circulación de la gente al cruzarse en la acera y los errores que se producen a veces, mímica disfuncional en peatones.

"Sigue un ridículo baile de position swapping en el que ambas personas se turnan evitando y "buscando" al mismo tiempo el impacto. Por mis observaciones empíricas diría que el número medio de cambios suele ser de tres ± uno , pero esto debe ser función de cosas como la distancia a partir de la que se inicia el proceso, la velocidad de los peatones, su inatención, y otros factores que no he podido dilucidar todavía."

Le pongo el siguiente comentario:

Yo también me he planteado esto muchas veces, y estoy totalmente de acuerdo con quienes hablan de patrones culturales y también de orientación por la mirada. De manera subliminal, mayormente. Observad que un número altísimo de veces que se crea la confusión o movimientos en falso, o que chocas con alguien, ese alguien (o tú, pero no yo) lleva gafas oscuras y no funciona la orientación por movimientos de ojos.

Bueno, he de reconocer que en tiempos sí llevaba gafas oscuras (graduadas) como las de Bob Bylan en la portada de Infidels, y me parece recordar que entonces el número de colisiones o amagos de con otras personas, en especial con otras personas con gafas oscuras, aumentaba espectacularmente (o quizá spectacularmente). Y si las dos personas con gafas oscuras llevan además bastón blanco... habría que ver. Igual no chocan. Una de las principales razones para llevar gafas oscuras, y no sólo los ciegos, es que no te vean los ojos, pero se paga un precio por ese dominio de la mirada ajena.

 

Proxémica, kinésica, paralenguaje

5 comentarios

JoseAngel -

Pues me he perdido lo del protocolo Martínez. Pero ya veo que la cosa aún es más complicada si se mezcla la autoestima por medio. Hay quien dice que no voy yo mal de autoestima (por ejemplo, ahora mismo llevo un jersey blanco). Ya estudiarés mis trayectos, a ver si va saltando la gente a los lados a mi paso.

Rima -

También el aspecto cultural tiene mucho que ver ; la sensación de invasión del espacio personal por otros peatones es algo en lo que inciden las personas de otros países cuando viven en España. El roce es algo habitual, incluso, a veces,los transeúntes pasan a nuestro lado zarandeándonos, como si fuéramos una prolongación del forro de sus abrigos o del vuelo de sus faldas, sin una sencilla disculpa.
Además, existe toda una teoría psicológica de la autoestima en torno a este tema; se supone que si somos capaces de mantener nuestro rumbo en el encuentro con los viandantes que se aproximan, en lugar de variar constantemente nuestra dirección para acomodarla a la de ellos, tenemos una buena autoestima (a saber, los que se llevan por delante cualquier obstáculo sea persona o cosa). Claro que lo contrario sería ir haciendo eses por la calle...En el fondo, tendrá razón la escritora Carmen Posadas en su artículo del domingo en el Heraldo y el equilibrio en el encuentro dependerá del protocolo Martínez....

JoseAngel -

Yo desde luego, si mi colisionador lleva gafas negras, ya he cogido la costumbre de quedarme parado hasta que pasa.

Elena -

¡Hombre, yo lo asociaba más a la duración del proceso de toma de decisión que solía ser coincidente en ambos colisionantes! Incluso la trayectoria, suele coincidir. Tampoco es raro, no hay mucho dónde elegir (inclinación a izquierda o a derecha, porque con el retorceso se correría el riesgo de volver a repetir la situación, y el avance no parece razonable).
A mí, es que me pasa sin gafas también...
:D Me ha gustado el tema.

Harry_elsucio -

Personalmente no me agrada hablar con personas con lentes oscuros, y menos si son amigas.

Retirarlos causa inevitablemente una sensación de vulnerabilidad... más aún si se hace sin pedir permiso :)