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Vanity Fea

Todo el rato Cars

 Vamos en coche por Zaragoza con los pequeños, y aunque no les faltan precisamente coches que ver por todas partes alrededor, sólo se fijan en Cars:
Oscar -
Mira, ¡Cars, Cars!
Ivo - Cars. Y Cars. Sólo Cars. Yo digo más allá. Otra vez Cars.
Yo - Pero bueno, cómo es posible, que teniendo un campo visual tan amplio, y tan variado, y tan variable, lo que atrae la atención como un imán son los carteles. Por alguna razón extraña, nuestra percepción está pendiente de ellos o entrenada a prestarles atención, sobre todo a esos horrendos mupis. Por la ventana que abren a otra realidad será, o por el ejercicio que requieren de duplicación semiótica, de interpretación de imágenes a la vez como imágenes y como objeto físico (siempre la suppositio materialis de Guillermo de Baskerville). El caso es que los carteles llaman la atención mucho más que cualquier elemento de la realidad física o semiótica que nos rodea. Y ese reflejo semiótico condicionado nos hace víctimas voluntarias de las campañas comerciales bien organizadas. Bueno, esto lo pienso aunque no lo digo todo ¿Pero verdad, Álvaro, que de entre todas las cosas que hay en la calle, son los carteles lo que tiene una atracción especial, lo que atrae la vista?
Alvaro: Sí que es verdad. Qué raro. Nenes, ¿por qué miráis tanto los carteles?
Ivo: No, todos los carteles no. Sólo los de Cars.

Parapraxis perceptual con desmaterialización televisada

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