Plegueishion
(31 de agosto de 2006)
Ayer hicimos la última excursión, a ver una iglesia que se remonta al siglo sexto, San Pedro, y a andar por el Soto da Retorta. Es éste un paraje muy bonito aquí al lado de Viveiro; llegamos pasando al lado de los restos de un macrobotellón para adultos que se montan aquí a finales de agosto (lo llaman romería, pero ya, ya...). El soto es un sitio muy a la sombra, con un camino entre el río y una acequia; es una mezcla entre Arratiecho de Biescas y la selva de Tarzán, pues está lleno de eucaliptos enormes, de hasta treinta o cuarenta o cincuenta metros de alto; en Biescas bien poco habrían durado, aún me acuerdo cómo los mejores árboles del parque de la Conchada los talaron cuando yo era crío, por demasiado grandes, sin duda, o para sacarse unos duros.... y hace poco aún le pegaron otro repaso. Y de los pocos que había dentro del pueblo, han caído sistemáticamente; hay una frase que dicen allí: "huuy.... es que hacen más mal estos árboles... ". En fin, que me cabreo cada vez que lo pienso. Aquí cortan también muchos bosques, en Galicia—la mitad de la madera del país más o menos— y queman aún más... pero de momento el Soto aguanta, y está precioso; y alrededor de Viveiro se ven muchos bosques. Ójala duren. Son mayormente de eucaliptos, especie que aquí se desprecia un tanto (también "hace mal", y no es tan autóctona o nacionalista como los castaños o los robles)... pero más vale un eucalipto, sobre todo si es imponente, que nada. Los chavales se lo pasaron muy bien viendo sapitos enanos; en la realidad o en la tele, cuanto más se reduzca un bicho a cabeza, ojos, boca y patitas, más bonito les parece. ("¡Es adorable! Pero no lo adoraremos"). Y hoy ha salido un día de sol rabioso; nos hemos ido a nadar unos kilómetros a la playa de Area (aquí todo son "areas": arealonga, areatal, areacual....); pero no me despido de volver por la tarde a la playa de Covas para el último baño playero de este verano. Y creo que me voy a comprar de despedida un cuadro muy bonito que he visto en una tienda, una especie de versión expresionista de las Vistas de Londres del siglo XVII. También hemos hecho un repaso por las librerías para llevarnos libros de recuerdo: cayeron una Introducción a la Psicología de George Miller y un libro de Stanislavski, el de cómo interpretar un personaje. Álvaro se va feliz con las que le compré ayer, El Clan del Oso Cavernario y Sinuhé el Egipcio; ahora que lo que ha pillado con ganas, contra pronóstico, es la Historia Natural de Plinio el Viejo que me compré yo. Pero lo que más les ha encantado es uno que me he puesto a leerles en voz alta por las noches: la historia más antigua del mundo, el poema de Gilgamesh. Se lo han pasado genial con su amigo Enkidu, y las batallas de ambos con Huwawa el Guardián del Bosque, y con el Toro del Cielo. Viveiro nos ha gustado un montón, y el tiempo y la temperatura del agua han ido mejorando con el paso del mes. Hasta hay tentaciones de quedarnos unos días más... pero no puede ser. Tampoco creo que vayamos a Biescas como habíamos pensado, pues los abuelos se han ido al Mediterráneo. Será Zaragoza, pues, y piscinas... mientras duren.
(PS- Pues nos acaban de decir que se acaban las piscinas, pero ya, el 3 de septiembre. Qué vergüenza. Habría que darle a este Ayuntamiento de Zaragoza un calendario, para que se enteren hasta cuándo dura el verano. O un calendario escolar. Claro que los críos, y los mayores, se la traen al fresco. Menudo socialismo los cojones... Cubren el expediente para que no se note demasiado, y a correr...)
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