Sous le ciel de Paris
(8 de diciembre)
Esta mañana parecía que el cielo se nos fuese a caer en la cabeza, como a a Abraracourcix; y cuando ya ha llovido todo lo que tenía que llover, nos hemos ido a ver la Chapelle Royale; cuando hemos salido aún no se la había llevado el viento, pero casi. Una especie de huracán arrancaba a jirones el plástico blanco que cubría un rascacielos en obras, y se encontraban trozos por todo el barrio del Marais. Al ir a entrar a la parroquia de Saint Merri, me ha caído en la cabeza un trozo de edificio que bueno, menos mal que llevaba la gorra (modelo Victor Hugo, observé ayer en el museo) que si no, me abre las ideas. Ostras, digo, y miro a ver si estaba por el suelo el cacho tiesto que me había rebotado, creía—pero no, sólo unos trozos de yeso, pulverizados por mi cráneo. Mais le ciel de Paris n'est pas longtemps en colère. He gastado en libros de poética estructuralista y en el último premio Goncourt (Les Bienveillantes) el crédito que aún me queda en la tarjeta. Y luego un paseo por la Rue des Blancs-Manteaux y el barrio judío. A última hora, concierto en un teatrillo al lado de la Place de la République, un musical con sobre la vida y obras de Edith Piaf (No. Sí). Bueno, a Juliette Gréco la vemos anunciada… para febrero, así que nos vamos a oir pseudo-Piaf. El teatro Dejazet, una especie de versión en miniatura y broma del Teatro Principal; y cantantes sólo cantaba la protagonista, Nathalie Lhermitte, pero cantaba… bueno, cantaba como ella sola. Así que volvemos tarareando que rien de rien, on ne regrette rien. Y aquella de la chambre d'hôtel.
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