Con críos ni al cielo (II)
Está difícil la dinámica social navideña; bueno, para qué engañarnos, está difícil la dinámica social en general. Es difícil verse con los amigos, tanto en su casa (imposible) como en la tuya (difícil, difícil). Tampoco se presta mucho la cosa a quedar al aire libre, en invierno. Y en un sitio cerrado, con los críos... Ay los críos. Nadie los quiere ver ni en pintura. "Hola, qué tal, ¿quedamos a echar un café?" - "OK... ¿Será sin niños, espero?" - "Ejem, no; es que no los puedo dejar solos en casa" - "Ah, entonces no, lo siento. Estarán majísimos, por cierto, que hace tiempo que no los veo. Bueno, adiooos... ". A decir verdad, aunque a veces pasa esto, en realidad casi ni se plantea la situación, por convenciones occidentales. En fin, reconstruiré mi vida social a partir de cero cuando crezcan. (Casi digo cuando se vayan de casa, pobrecicos). De momento, mañana embarcamos para Biescas (con el coche recién extraído del taller, que siempre nos falla a última hora), y allí los echamos al maremágnum de primos, que esos sí que los quieren ver, y los abuelos son sufridos. Ya se sabe que a donde no llegan los amigos llega la famiglia. Y al parecer, los niños son de por sí una situación límite. En Occidente.
2 comentarios
JoseAngel -
yo -