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Interacción internalizada: El desarrollo especular del lenguaje y del orden simbólico

Este interesante artículo de V. S. Ramachandran,  "The Neurology of Self-Awareness" (Edge 8 de enero de 2007), enlaza con algunas de las preocupaciones que me rondan por la cabeza últimamente.

Tiene muchos puntos en común con el artículo de Michael Arbib en Cajal and Consciousness, y también con la teoría de la autointeracción de pensadores como Mead o Blumer. También teoría de los marcos de Goffman, más en concreto con la teoría del sujeto y de la consciencia que parece insinuarse en sus últimas páginas. A ver si consigo hilar mínimamente uno con otro y con otro y con otro.

Hace poco mencioné las neuronas espejo. Son un sistema neurológico que abre un camino para relacionar, en términos biológicos y evolucionarios, reflexividad e interacción. Y que permiten concebir un punto de contacto entre neurología, lingüistica y esas reflexiones sobre fenomenología que tanto han enfatizado la relación entre yo y otro (la teoría de la mirada de Sartre, la teoría de la alteridad de los otros como sujetos y no objetos en Merleau-Ponty, o las reflexiones sobre soi-même comme un autre de Ricoeur). Casi nada, ¿verdad? Bien, pues tanto Ramachandran como Arbib dan un papel crucial a este sistema neurológico en la génesis de la autoconsciencia. Goffman no, claro; él no habla de neurología y cuando se murió aún no existían estas neuronas, por así decirlo.

El artículo de Arbib en Cajal and Consciousness(ed. Pedro C. Marijuán; New York Academy of Sciences, 2001) se titula "Co-evolution of Human Consciousness and Language". En este post resumo y comento algunos aspectos clave de este artículo. Eso me llevará más adelante a una exposición de la teoría del sujeto emergente en Goffman.

La consciencia humana se caracteriza por su complejidad, que sólo ha podido desarrollarse junto con el lenguaje. Complejidad que consiste en crear representaciones de la actividad intencionada, representaciones que van mediadas lingüísticamente. Estas representaciones (y el lenguaje) se han desarrollado evolutivamente a partir del sistema de neuronas espejo de los monos, y de la relación neurológica entre movimientos de la mano y de la boca.

(Por cierto, observa Arbib, un tanto en plan plain dealer, que "Cajal offers no particular guidance to the nature of consciousness", y que distingue la actividad consciente de los reflejos, pero no de otros procesos mentales. Yo creo que tampoco es tan así: pues Cajal también observa la diferencia entre el comportamiento espontáneo e irreflexivo, automatizado (no meros "reflejos") y el autoconsciente, mediado por otros sistemas neuronales. Y puede haber un choque en el paso de uno a otro, como en el ejemplo de la señorita que se mueve con gracia mientras no se siente observada pero tropieza o se trabuca en el momento más inoportuno, o sea, cuando ve que la miran).

Cajal sí que anticipó, dice Arbib, la teoría de que muchas funciones del organismo no están basadas en un único circuito o región cerebral, sino en la cooperación de muchas regiones cerebrales.  Ignoraba, claro, el detalle y muchos aspectos prácticos del funcionamiento de esta computación neural, por ejemplo que la inhibición de impulsos, y quizá la modulación neuronal, tienen un papel tan importante como la excitación. En otro post anterior he señalado cómo diversas teorías neurológicas contemporáneas analizan las modalidades de interacción entre regiones cerebrales, o de coordinación entre patrones de excitación, para explicar la creación de representaciones conscientes. Sin negar la importancia básica de estas interacciones multisistema, tanto Arbib como Ramachandran dan un papel preponderante al sistema de las neuronas espejo.

Volviendo a Arbib: opone "estados cerebrales" (inmensamente complejos) a "estado mental" (como resultado visible, pongamos, del anterior: los estados mentales son más simples; así, la lógica no es la esencia de la mente, sino una cristalización comunicativa, digamos, de los auténticos procesos cerebrales, en los cuales no entramos de manera consciente). Pero la mente es para Arbib (faltaría más) un aspecto de la actividad cerebral, un fenómeno semiótico: "some sort of précis of the broader neural activity and memory structures" (200). (—De ahí que los esquemas semióticos, y voy a Goffman y sus frames, vayan a ser tan importantes para desarrollar esta teoría de la consciencia).

La consciencia, el lenguaje, y los esquemas distribuidos.
 
El desarrollo de la consciencia no es sólo el desarrollo de la evolución morfológica del cerebro. Los fenotipos de comportamiento "no resultan de los 'genes cerebrales' sólo: más bien expresan tanto la organización inherente del cerebro como el aprendizaje que lo ha conformado a través de las experiencias del organismo individual, y éstas son determinadas en gran medida por el medio social en el que se desarrolla el organismo" (200). Así, la evolución de los homínidos no se puede separar del desarrollo de la cultura, que influye "incluso la evolución biológica (además de verse ella misma sujeta a cambio y selección)" (201). La consciencia es un fenómeno complejo y distribuido, y no se trata de un todo o nada: hay que estudiar tipos y grados de conciencia, y definir la propiamente humana y cómo ha emergido. "Sostengo que somos conscientes de una manera completamente humana porque tenemos lenguaje, es decir, que al igual que la consciencia va a cuestas sobre muchas funciones neurológicas, también debe ir a cuestas sobre el lenguaje, alcanzando así una sutileza y complejidad que de otro modo sería imposible" (201). Cita Arbib a Sarraute y sus tropismos preverbales, que se ven aplastados por la lógica propia del lenguaje: "para Sarraute el lenguaje es a la vez expresivo y destructivo, y esa tensión entre lo verbal y lo no-verbal es ciertamente la marca característica de nuestra consciencia, que la separa de cualesquiera otras formas de consciencia que puedan expermimentar otros seres" (202). (Esta interacción entre lo verbal y lo no verbal es enfatizada por algunos pragmatistas como Goffman. Para Goffman podríamos decir que el lenguaje va a caballo sobre lo no lingüístico, la interacción verbal explícita sobre la situación comunicativa que la antecede y sienta sus bases. Aun si esta no es totalmente no verbal, en tanto que deriva de un anterior complejo pragma-lingüístico. En mi artículo sobre La espiral hermenéutica intenté sacar algunas conclusiones de esta verbalización o emergencia del lenguaje que se da en la interpretación y la interacción comunicativa). Una teoría de los esquemas funcional, más que estructural, nos ayudaría a entender el funcionamiento del pensamiento como cooperación entre distintas áreas cerebrales que contribuyen a la generación de un esquema. (Pienso aquí en la teoría de la fusión metafórica y la proyección conceptual / redes de integración conceptual de Fauconnier y Turner). Principios: 1) la "cooperación computacional" o integración de esquemas; 2) la "modulación" de nuevos esquemas a partir de los existentes (esto recuerda mucho los análisis de Goffman, con sus transformaciones de marcos, reenmarcaciones, modulaciones); 3) la integración de representaciones parciales en un todo integrado: algo que no tiene por qué pasar en una región cerebral determinada. (Pero ver la teoría del espacio de trabajo global de Dehaene et al. aquí).

La neurología y la consciencia. Aquí Arbib expresa su escepticismo hacia las teorías de Penrose et al., Llinás, etc., y apoya un enfoque de lo consciente menos mensurable quizá en términos de estados cerebrales concretos y más bien en relación al lenguaje y la comunicación. Utiliza ejemplos como la visión ciega, etc. que también aparecen en otros artículos del volumen Cajal and Consciousness.

De la cooperación social a la consciencia

Retoma Arbib la teoría decimonónica de Hughlings Jackson sobre el desarrollo evolutivo del cerebro: "una vez se han desarrollado nuevas regiones o hay nuevos esquemas disponibles, proporcionan un ambiente enriquecido para partes más antiguas del cerebro" (205-6)—(algo que podríamos relacionar con la teoría de la emergencia. Los viejos fenómenos mentales quedan reenmarcados, y nuevos fenómenos pueden surgir de modo emergente por la interacción entre viejas y nuevas zonas). "En la terminología de la teoría de los esquemas, la evolución no sólo proporciona nuevos esquemas conectados a los antiguos, sino que proporciona conexiones recíprocas que modifican esos antiguos esquemas" (206). (Así, de este modo, la representación conceptual elaborada de un objeto puede actuar, por "retroproyección", sobre la imagen sensorial elaborada en los centros primarios de la percepción).

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Uno de los rasgos muy notables sobre las capacidades humanas es que venimos a incorporar herramientas en nuestro esquema corporal. Cuando usamos un destornillador nuestro cuerpo termina al final del destornillador, no al final de la mano; cuando conducimos un coche, nuestro cuerpo termina en el parachoques de atrás, no en nuestras nalgas" (206). Y así el cuerpo también se extiende, mediante la comunicación, por el cuerpo social.

(Aceptando este principio de la incorporación de herramientas al esquema corporal, pregúntate, Lector (escritor), por una parte...

1) qué herramienta estás utilizando ahora mismo, y qué dice eso sobre tu cuerpo. Hay toda una reflexión sobre la ciborguización del sujeto, especialmente a través de la interacción mediada por tecnología digital; ver por ejemplo mi reseña sobre Literatura y Cibercultura o sobre los diarios-blog, Serfaty: The Mirror and the Veil.

2) ¿Cuál es la herramienta más incorporada al cuerpo y a la mente... si herramienta es aún? El lenguaje como tecnología interiorizada.

Las tecnologías del lenguaje, al decir de Ong, modifican la consciencia. Más lo hizo el mismo lenguaje con su origen: es el plantemiento de base de Arbib).

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La comunicación primitiva está supeditada a la coordinación primitiva de los miembros de un grupo social. Como en la visión ciega, los procesos que coordinan a los miembros del grupo no tienen por qué suponer consciencia" (206). (De hecho, aun en grupos humanos, más avanzados y con comunicación más elaborada... la consciencia de los procesos comunicativos que los unen, no digamos ya la consciencia reflexiva avanzada sobre ellos, puede ser bastante primaria). El desarrollo de consciencia supone una capacidad elaborada de usar y anticipar el uso de señales. No sólo reconocimiento de señales, sino una señal de la propia señal, una señal reflexivamente simbolizada: "the individual's becoming able to pantomime 'this is the action that I am about to take'" (206). (Me interesa especialmente el uso de pantomime de Arbib aquí: parece indicar que hay una cierta teatralidad inherente al hecho de la comunicación consciente; es inseparable de una cierta duplicación y ficcionalización (digamos) del signo). Arbib y Hesse se refieren a esto llamándolo un "resumen", o signo podríamos decir, "a 'précis'—a gesturable representation—of intended future movements (as distinct from current movements)", una simbolización del comportamiento que se genera en lo que llaman el plexo comunicativo. "El elemento jacksoniano [Hughlings Jackson] de su análisis es que la evolución del plexo comunicativo proporciona un medio ambiente para la evolución continuada de sistemas más antiguos" (207). (En efecto, siguiendo la teoría de la retroalimentación cortical - tálamo-cortical, los sistemas sensoriales primarios han de evolucionar si no sólo han de procesar el input de los sentidos, sino proyectarlo a un sistema de monitorización o interacción más evolucionado, y, aún más, recibir el feedback de este sistema y volver a reenviar quizá varias veces las señales modificadas). "Sugieren [Arbib y Hesse] que una vez dispone el cerebro de semejante plexo comunicativo, comienza entonces un nuevo proceso de evolución, en el cual el signo [précis] viene a servir no sólo como una base para la comunicación entre los miembros del grupo, sino también como un medio de planificación y coordinación en el interior del propio cerebro" (207). (Esta es la interiorización de la tecnología a la que me refería. Recuerda mucho, por otra parte, a la teoría de Goffman sobre la constitución del sujeto mediante sistemas de marcos, a la que me referiré más adelante). Los esquemas interiorizados pasan a coordinarse por vía del signo que se ha interiorizado. Esto sucede ya a niveles subhumanos, pero sienta las bases para el desarrollo del lenguaje humano. Según esto, la consciencia sería un resumen o signo de la actividad esquemática, evolucionando de tal modo que que puede elaborar ciertos procesos mentales al nivel del lenguaje y la lógica, y que estaría relacionado en parte, pero no completamente, con la comunicación. (Para los interaccionalistas simbólicos como Mead o Blumer, las señales dirigidas por un organismo a sí mismo son cruciales en el desarrollo de la consciencia humana. Viene a ser esto una internalización de la comunicación, o más bien un desarrollo interdependiente e interactivo de la comunicación, la consciencia y el lenguaje. Veo muchos puntos en común con Arbib aquí).

Un sistema especular para la manipulación en el mono y el humano

Hay en el hombre y el mono un sistema cerebral especializado en coordinar la información visual con los movimientos de la mano que permiten la manipulación de objetos. En especial, se han observado unas neuronas de la región cerebral ventral premotriz F5 tienen una función especial. Son las llamadas neuronas espejo: "neuronas que se activan no sólo cuando el mono agarraba o manipulaba objetos, sino también cuando el mono observaba al experimentador hacer un gesto similar al que, cuando es realizado activamente por el mono, requería la actividad de la neurona" (208). Coordinan pues la observación y la ejecución de estos gestos. Es más, existe en los primates este mecanismo fundamental, automatizado o interiorizado, para el reconocimiento de estas acciones. La observación produce una actividad cerebral similar a la propia ejecución de la acción. (Esta reciprocidad es la que parece necesaria para la internalización subsiguiente de los procesos comunicativos a la autocomunicación del propio sujeto. Por otra parte, me sorprendería que no hubiese en otros cordados superiores sistemas de neuronas espejo similares en lo referente en concreto a la identificación visual. Es obvio que el ojo se activa de manera especial al percibir otro ojo: un ojo busca otro—light seeking light—, y más aún los ojos de los primates. Es éste otro sistema de interacción comunicativa muy útil en la supervivencia. En sus análisis sobre el saberse percibido de El Ser y la Nada Sartre extrae algunas conclusiones más elaboradas sobre cómo hemos desarrollado los humanos esta experiencia de intercomunicación visual). Arbib quiere buscar en este sistema interactivo-comunicativo de neuronas espejo "la base para la evolución del lenguaje humano" (210).

El enfoque sobre la evolución del lenguaje basado en el sistema especular

Siete fases en la evolución del lenguaje humano: 1) Manipulación, 2) Sistema especular para la manipulación, 3) Sistema imitativo "simple", 4) Sistema imitativo "complejo", 5) Comunicación manual, 6) Habla, 7) Lenguaje.

Con respecto a las diferencias entre los dos últimos, "speech" y "language", aclara Arbib que "habla es la producción y percepción abierta de secuencias de gestos vocálicos, sin implicar que estas secuencias constituyan un lenguaje" (210). (Es una postura ésta que recuerda bastante a las posturas desconstructivistas e integracionalistas sobre el lenguaje. La productividad viene en primer lugar, la codificación es posterior, en especial a la codificación elaborada a través de las formas escritas, los estándares socialmente favorecidos, etc. El habla es así el elemento productivo y agramatical del lenguaje, todavía siempre produciendo secuencias no previamente codificadas y ofendiendo a la gramática).

(Esta teoría de Arbib ofrece puntos de anclaje muy sugerentes a las teorías integracionalistas sobre el origen y funcionamiento del lenguaje, al privilegiar el complejo sígnico multimedial, global, por encima de los sistemas gramaticalizados o codificados. Sobre este complejo integracional de lenguaje y gesto también se puede seguir este enlace que lleva a una discusión sobre evolución: Lenguaje y gesto). Continúa Arbib:

Un humano anatómicamente igual a nosotros pero sin lenguaje, hace 200.000 años, quizá tendría una percepción sensorial inmediata más agudizada, pero a su consciencia le faltarían "los revestimientos sutiles que posee la mente moderna precisamente gracias a las propiedades recursivas a que da acceso el lenguaje" (211). La consciencia, pues, se ha desarrollado drásticamente después de que el cuerpo y cerebro humano humano alcanzasen su forma actual. (Se ha desarrollado como el lenguaje se ha desarrollado. Y los desarrollos de formas lingüísticas complejas—de formas comunicativas complejas, en realidad—suponen desarrollos de la consciencia humana, desarrollos evolutivos, sólo que ahí hablamos ya de evolución cultural, y no de evolución biológica. Una entronca con la otra y es su continuación).

El lenguaje se desarrolló sobre una anatomía previamente evolucionada que permitía ese desarrollo. Para Arbib, las vocalizaciones de los primates no son los precursores directos del lenguaje. De hecho se sitúa su sustrato cerebral en un área que no es la equivalente al área de Broca en los humanos. Esos gritos carecen para Arbib de las propiedades combinatorias necesarias para el desarrollo lingüístico, mientras que el sistema de las neuronas espejo sí parece abrir esa vía necesaria. "Está claro que las neuronas espejo pueden ser fundamentales para la imitación, de modo que la utilidad del sistema especular en el antepasado común del hombre y el mono puede haber consistido en maneras simples de imitación" para la conducta aprendida, la autorregulación motriz, y la coordinación del grupo (212). Hipótesis: "La extensión del sistema especular de las acciones simples a acciones complejas fue una innovación clave en la evolución cerebral relevante para la emergencia de una disposición al lenguaje" (212).

La generatividad comunicativa necesaria para el lenguaje estaba presente así en el comportamiento motor. El requisito de paridad necesario para el lenguaje humano (la reciprocidad del signo para hablante y oyente) se desarrolló a partir del sistema neurológico especular: "El lenguaje evolucionó a partir de un mecanismo que originariamente no estaba relacionado con la comunicación: el sistema especular para la manipulación con su capacidad de generar y reconocer una serie de acciones" (213). (El origen del lenguaje sería así un caso más de lo que Stephen J. Gould llama exaptación, o de lo que Niezsche analizaba – en la Genealogía de la Moral – como génesis no teleológica, o desconexión entre origen histórico y función actual de un órgano). Es característica de los homínidos la capacidad de explotar imitativa y comunicativamente secuencias de comportamiento nuevas, utilizables para la construcción de una respuesta inmediata y para el enriquecimiento de la vida del grupo a más largo plazo (fase 4 de las antes nombradas). De ahí pasamos a la fase 5: un sistema comunicativo con base manual, con signos pantomímicos que imitan, en ausencia de un objeto, a los signos gestuales pragmáticamente orientados a la acción de ese objeto cuando está presente. ("Comer, comer": el australopiteco llevándose la mano a la boca cuando no hay nada que comer. Así, el signo se constituye necesariamente in absentia del referente, y la teatralidad o simulacro de la realidad es inherente al origen del lenguaje. Nuestros antepasados usaban el lenguaje de los sordomudos, con la ventaja adicional de que oían y vocalizaban. Lenguaje y gesto son inseparables en un origen, sólo la evolución de formas cada vez más codificadas y menos gestuales los va deslindando. Y sin embargo la gestualidad permanece inscrita, como decía R. P. Blackmur en Language and Gesture, en la misma capacidad poética del lenguaje. De esta gestualidad del estilo, que siempre entra a ser procesada interpretativamente, hablaba yo en mi artículo sobre "la espiral hermenéutica").

Fase 6: el habla. Primero evolucionó un sistema de comunicación basado en las áreas ligadas por las neuronas espejo: la mano/brazo y los gestos orales y faciales. (Y la vista, supongo yo, donde debe existir otro sistema de neuronas espejo aún más básico, y que desarrolló una coordinación con el buco-manual). Seguidamente, "el sistema simbólico manual-orofacial 'reclutó' a la vocalización" dando lugar a un sistema abierto (no codificado) de gestualidad y sonido. En Homo Sapiens desciende la laringe (y ya en especies anteriores), lo que lleva a pensar que "se necesitaba un núcleo de proto-habla para proporcionar presiones hacia la evolución laríngea. Sin embargo (...) es muy posible que los humanos tempranos y sus precursores  H. erectus hayan tenido una comunicación vocal compleja sin tener lenguajes comparables a los lenguajes actuales" (214).

Es lógico que también el sistema de vocalización de los primates ha contribuido a la evolución del lenguaje. En concreto a través de la regulación de la respiración / vocalización. También aspectos primitivos de la vocalización, como los lloros de los bebés o las exclamaciones, tienen un asentamiento externo al área de Broca. (Así, hay pacientes mudos por lesión en el área de Broca que pueden jurar y maldecir cuando se les provoca). Arbib hipotetiza que el desarrollo del lenguaje llevó a establecer una coordinación entre el área cortical de la vocalización primate y el área de Broca.

La transición al Homo Sapiens: El desarrollo comunicativo tuvo que proporcionar una fuerte ventaja evolutiva, para favorecer como lo hizo la evolución hacia el homo sapiens a pesar de una laringe que impide tragar y respirar a la vez (pero posibilita el habla). El ser humano estaba ya listo para el lenguaje. Pero Arbib se opone explícitamente a las nociones de Chomsky sobre una implantación neuronal del lenguaje en el genoma humano. (Ya he dicho que sus ideas conectaban más bien con el integracionalismo y desconstructivismo... todo lo contrario de la lingüística generativa chomskiana). También se opone al proto-lenguaje de Bickerton (basado en secuencias de dos palabras, nombre-verbo), y sostiene más bien que los protohumanos "poseían la capacidad de nombrar acontecimientos con secuencias nuevas de gestos (manuales y/o vocales) pero que esta capacidad no implica la capacidad de nombrar separadamente los objetos y acciones que comprendían esos acontecimientos" (216). Esto fue un desarrollo más tardío (que Arbib sitúa entre hace 50.000 y 100.000 años). Lo que no quita para que "la consideración de la base espacial de las 'preposiciones' puede ayudar a mostrar cómo la coordinación visuomotriz subyace a algunos aspectos del lenguaje" (216). (Por aquí también se puede enlazar con los esquemas de representación espacial analizados por la lingüística cognitiva). Pero parece evidente que el desarrollo de estructuras gramaticales elaboradas haya sido "post-biológico", una creación del Homo sapiens. (Y continúa esa elaboración... No sólo en el desarrollo lingüístico, sino en el metalingüístico, a nivel de teoría y análisis del lenguaje).

En un esquema representa Arbib su teoría multimodal sobre el origen del lenguaje: Dos sistemas originalmente aislados (el sistema de llamadas de los primates por un lado, frente a otro constituido por tres subsistemas ligados: la gestualidad oral-facial, la gestualidad manual, y el sistema del habla). El segundo sistema complejo (y básico) se liga por una parte a los músculos faciales, y por otra a la gestualidad de mano y brazo. Por otra parte, interactúa con el primero produciendo los sonidos de la laringe y las cuerdas vocales. Pero el hecho de que el sistema laríngeo sea en cierto modo secundario explica por qué en ausencia de sonido u oído el lenguaje se desarrolla rápidamente por otra vía, el lenguaje manual y gestual de los sordomudos. Los ciegos, claro, han de limitarse al lenguaje vocal. (Y luego está Helen Keller...).

Con respecto a la consciencia,
Arbib sostiene que es una propiedad distribuida en la interacción de muchas áreas del cerebro; es sólo parcialmente verbalizable, pero la consciencia humana es muy diferente por el desarrollo que ha supuesto el lenguaje, que ha reestructurado el cerebro mediante un proceso de "evolución Jacksoniana" de modo que la consciencia parece a veces un observador y a veces un controlador. " Para Arbib, los procesos de "reentrada" o las coordinaciones neuronales estudiados por otros neurólogos en Cajal and Consciousness no son característicos de la consciencia humana, sino de procesos más básicos. La consciencia humana es una consciencia lingüística, y no puede separarse su estudio del estudio del lenguaje y su desarrollo.

Bien, hasta aquí he reseñado el importante artículo de Michael Arbib "Co-Evolution of Consciousness and Language" en Cajal and Consciousness. Relacionaré esta teoría con lo que en cierto modo es su continuación (avant la lettre): la teoría de Erving Goffman sobre la constitución del sujeto mediante la internalización de la interacción comunicativa.  Pero este artículo se me alarga, así que habrá de ser en otro futuro.

George Herbert Mead: La filosofía del presente



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