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Tendencioso informe

Tendencioso informe Tendencioso y solapado documento, el elaborado por el Gobierno para enviarlo como informe de seguimiento al programa de lenguas minoritarias de la Unión Europea (el segundo enviado, este año). Es, sin más, un informe elaborado con los criterios y prioridades de los nacionalistas que hacen un instrumento político y de medre organizado de la supuesta "lengua propia" de varias comunidades autónomas (como si el español no fuese también su lengua propia, tanto real como legalmente).

2º Informe Periódico sobre la aplicación en España de la Carta Europea de lenguas regionales y minoritarias (PDF).

El informe comienza sugiriendo que todos los hablantes de estas comunidades son hablantes de lenguas minoritarias. Eso de preliminares. Luego sí que entra en detalles más exactos, y presenta muchas estadísticas, pero un dato no aparece nunca en ellas: el porcentaje de hablantes de esas comunidades que entienden y hablan (o no entienden y no hablan) español. Porque sería un incómodo 99% frente a un mísero 1%. El plan seguido es organizado y simple: presentar al español como una lengua que no es propia de esas comunidades, ni una lengua común hablada por todos los ciudadanos. Presentar un conflicto de comunidades de hablantes donde lo que hay es un conflicto de proyectos políticos.

Luego, está este informe muy pendiente del aranés y del bable, y el aragonés y otras lenguas más o menos imaginarias o voluntaristas o que crecen a golpe de subvención: todo lo que sean lenguas "identitarias" de supuestos territorios o naciones dentro de la nación. Pero se despacha en cuatro líneas con las lenguas no distribuidas territorialmente—con una alusión al romaní. Me temo que se olvida del árabe, y del inglés, y del francés, y del alemán, y del portugués, y del búlgaro, y del rumano, y el chino, y de otras lenguas muy habladas en España (frecuentemente con hablantes con problemas de comunicación) pero que no responden a la miopía selectiva o proyectos políticos de quienes han inspirado el informe. Yo soy aragonés pero jamás he oído a un hablante de aragonés. En más de cuarenta años. En cambio, he oído a muchos hablantes de chino en Aragón, y los oigo cada día. También a muchos africanos negros con problemas de comprensión de la lengua franca—aragoneses, cero. Catalanes creo que tampoco hay muchos. Está claro que el idioma sólo es cuestión cuando interesa que lo sea, por otros motivos muy poco relacionados con los problemas que tenga la gente para hacerse entender.

En el informe se ofrecen igualmente datos abundantes de los planes oficiales de apoyo a las lenguas """"""propias""""""(nunca se usarán aquí bastantes comillas)—subvenciones, oficinas de quejas para mantenerlas vivas y con respiración asistida (como si fuesen personas, vamos). En ningún caso se alude a la imposibilidad de escolarizar a los niños en Cataluña en la lengua hablada por la inmensa mayoría de la población. O a la marginación del español en documentos como el Estatut de Catalunya. En ningún punto se hace alusión a los programas de desactivación administrativa del español y de promoción del monolingüismo "propio" por parte de los nacionalismos regionales. (Eso por parte de políticos que a veces hablan un gallego o un vasco postizo e institucional, o ni lo hablan en absoluto).

En fin, un informe hecho a la medida del los extraños planes de este gobierno (y del anterior, y del anterior) para ignorar y sabotear en lo posible la existencia de una lengua que es española, y no "castellana", porque se habla en toda España,para empezar, y no en Castilla. Más alarmante parecen las actitudes de unos, y planes de otros, para acompañar este sabotaje lingüístico con un sabotaje político. La lengua como cuña que permita, planificadamente, fragmentar y desarticular la nación (o las naciones, que ya ni se sabe), en lugar de unirla e integrarla. Aviados vamos como realmente surtan efecto estas políticas, y vayamos en la dirección hacia la que tiran estos políticos. En Yugoslavia ya lo hicieron, mira, llevándose a la población como borregos, poniéndoles en la nariz la anilla de la lengua y de la nación, y arrastrando de allí, tras de los intereses de ellos. Y no fue ninguna broma lo que sucedió. Claro que aquí nos seguimos riendo por adelantado, de momento.

(Ps: Una más para la colección, de reír o llorar, de pena: "Morir por el idioma", de Crónicas Bárbaras).

Lenguas en guerra



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