Catando jarabes
Segundo día de gripazo en casa; también está mala la mitad de la familia con gripazos y algunos quizá con cosas peores, crucemos los dedos... (Me refiero al abuelo, que tiene noventa y tantos años y está empezando a desorientarse). Ayer también hicimos una expedición a urgencias porque Oscar apareció de repente cubierto de ronchas rojas en relieve, y chillando... pero para cuando llegamos a la clínica Montpellier ya le habían desaparecido. Pues buena limpia. Aquí están con Ivo los dos, ya tosiendo menos, y parece que empiezan a levantar cabeza a base de jarabillos. Alvaro también tosía sonoramente pero ha vuelto a ir al colegio, primero porque tenía un examen. y ya puestos sigue yendo.
Por cierto, que me comentaba Alvarillo que uno de los temas de conversación entre sus colegas, aparte de videojuegos y demás, es hacer comparativas entre jarabes, a ver cuáles están más ricos. Qué cosas, jamás me hubiera imaginado que los chavales de trece años tuviesen ese tipo de conversaciones; siempre se pregunta uno sobre qué hablarán, pues ya ves: que si sabe mejor el Junifén o la Toseína. Será que es aquí lo más que se acercan todavía al mundo de las drogas y las bebidas fuertes, toquemos madera. Pues para quien le interese: entre los chavales de la ESO, gana por goleada el Dalsy—jarabe preferido de todos los colegas.
Mientras no pasen a automedicarse... Aún recuerdo que Álvaro, a los tres años, y ya gran aficionado a la cata de jarabes por lo que se ve, agarró un bote que le estábamos dando para el catarrillo y se lo bebió en plan lingotazo. Total, que corriendo a la Montpellier a hacerle un lavado de estómago. Es curioso, con lo moderadillo y ordenado que es, aún resulta haber salido el más trasto de los tres chavales: de los otros ninguno se ha dedicado a tirar estantes por el suelo, ni a hacer "pinturas murales" según nos decía, cuánto menos a inflarse de jarabe. Y eso que también les gusta el saborcillo.
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yo -