Qué sinvergüenzas, qué canallas
Qué sinvergüenzas, qué canallas
Qué sinvergüenzas, qué canallas, y qué mentalidad sectaria. Qué desvergüenza al emplear la ley del embudo —de tamaño natural, y (punto número uno) que no les apliquen la ley del embudo a ellos. Qué querencia que les tienen a los mangutas y matones, y cómo velan por sus derechos y qué obsesión con darles carta de igual a igual-- (por algo será quizá). Y qué nula empatía con los que reclaman que el lugar del matón y del asesino está entre rejas, ni aunque lo digan porque a ellos les han matado a alguien. Qué generosidad con los mangantes y negociantes cuando son de su cuerda—en los pactos entre caballeros millones van y millones vienen, y tranquilos, que "no es fascismo cuando lo hacemos nosotros". Y con qué alegría embargan el dinero de los demás, y los derechos de los demás, como si fuese cosa propia, para ponerlos en la mesa del póker. Qué admiración les tienen a los del tiro en la nuca, qué pasión por el olor a tigre sudao—todos con una camiseta del ché debajo la corbata seguramente. Y encima vienen hablando de "bazofia", como si la bazofia no cuidasen ellos de aportarla cada vez que abren la boca. Porque no se les oye otra cosa que las consignas que les radian, además, parecen monigotes de ventrílocuo, todo un discurso falso y meloso sobre las bondades del Partido, que se nota que ni se lo creen ni se lo dejan de creer ni les importa, porque la cosa no va de eso sino de atornillar bien el sillón... Todos dispuestos a dejarse llevar de las narices a donde decida el Gran Indocumentado según la ventolera que le dé. Pero eso sí, detrás todo el Aparato como un solo hombre, pura mentalidad de borregos hitlerianos, como si los llevan a despeñarse—jamás saldrá de su boca un asomo de pensamiento crítico con el jefe. Esperan además que, después de hacer sus trapicheos con criminales con altavoces y luces de neón, y bien anunciados, luego encima los puedan negar y hacerse los ofendidos, "duda usted de mí, caballero"... Pero ¿será posible que tengamos a esta calaña de gente subida a la chepa, y que encima haya tanto imbécil en el país que tengan perspectivas razonables de seguir allí? Esto ya es la prueba del nueve de la plaga de estupidez que ha entrado en las cabezas como una niebla. Delincuentes, canallas y mafiosos que han subido como la espuma ligera, hasta arriba. Eso también dice algo del elemento en el que se mueven, y que les empuja hacia arriba, y los sujeta allí. Qué peste, qué pestazo echan... Pero por lo menos aclaran el panorama de lo que hay.
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