Sobre la historia del voto femenino en España
Leía en El Catoblepas un artículo de José María García de Tuñón Aza sobre Victoria Kent—la diputada progresista que ha pasado a la historia por la triste gloria de oponerse al voto femenino en la Segunda República. Es interesante leer lo que se dice al respecto ahí. Pero me ha llamado la atención sobre todo este párrafo:
Tiene su aquél, pero ya ven, la historia es más complicada de lo que se cuenta. También comienza el artículo con Victoria Kent recordando a José Antonio Primo de Rivera como "Un perfecto caballero, un perfecto hombre, con toda la cortesía."
Como se sabe, en la primera Cámara republicana, las mujeres podían ser elegidas pero no electoras. Clara Campoamor defendió elocuentemente el voto femenino, ganó su moción, apoyada por los partidos de izquierda... En las siguientes elecciones, votando ya las mujeres, ganaron las derechas según preveía Victoria Kent... e, irónicamente, de las dos diputadas que habían debatido la cuestión, Campoamor y Kent, ¡ni la una ni la otra fueron reelegidas al nuevo parlamento!
(Énfasis mío. La vida es injusta). También salió una diputada de la CEDA.
Años antes, aunque no llegó a convertirse en ley, fue también la derecha quien propuso el voto para las mujeres, leo en Almendrón:
Y también que "en la Asamblea Nacional, constituida en 1927 en un intento de recubrir al régimen con un ropaje pseudodemocrático, se reservaron algunos escaños para mujeres elegidas de forma indirecta desde ayuntamientos y diputaciones." Ah, historias desagradables. Es más bonito lo de las mujeres socialistas desfilando y pidiendo el voto para la mujer. También hubo alguna, claro, aunque desfilaba bastante sola. Y a Clara Campoamor, desde luego, le hicieron el vacío esplendorosamente.
Otra anécdota divertida (por así decirlo) es que Franco concedió el sufragio universal en la Ley del Referéndum Nacional de 1945, a los mayores de 21 años, sin distinción de sexo. A esa ley, luego derogada, le debemos la apoyatura legal para aprobar nuestra Constitución y nuestra Monarquía. Lo mismo puede decirse de la Ley de Reforma Política de 1976—Franco ya había muerto, pero fueron las cortes franquistas las que la aprobaron.
Total, que en el cuadro de honor del Sufragio Femenino en España, aparte de algún parlamentario y parlamentaria de derechas, hay que incluir a Primo de Rivera y a Franco. Ah, y a Unamuno. Ironías de la historia serán, pero Victoria Kent no entra en el cuadro ni con calzador. Llámesela feminista si se quiere, en sentido amplio, pero sufragista malamente.
Exiliada en América tras la guerra mundial, Victoria Kent impulsó un partido republicano que no llegaría a obtener representación parlamentaria al llegar la Transición. Al parecer había abandonado ya su idea de privar del voto a las mujeres, incluida ella misma. Es curioso que su celo no llegase hasta querer privarlas de la posibilidad de ser elegidas. Claro que diputada ya era cuando mantenía estas ideas.
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