Evolución, Evolucionismo
miércoles, 20 de marzo de 2013
Evolución, Evolucionismo
Del Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora:
Ateniéndonos a su significado originario (evolutio, del verbo evolvo),  el vocablo 'evolución' designa la acción y efecto de desenvolverse,  desplegarse, desarrollarse algo. 'evolución' es uno de los términos en  una numerosa familia de vocablos en cuya raíz se halla la idea o la  imagen de rodar, correr, dar vueltas: 'involución', 'devolución',  'circunvolución', y otras similares. La idea o imagen que suscita  'evolución' es la del despliegue, desarrollo o desenvolvimiento de algo  que se hallaba plegado (o replegado), arrollado o envuelto. Una vez  desenvuelta o desplegada, una realidad puede revolverse o replegarse. A  la evolución puede suceder la involución. Junto a la citada idea o  imagen de desenvolvimiento de lo envulelto, encontramos en 'evolución'  la idea de un proceso a la vez gradual y ordenado, a diferencia de la  revolución, que es un proceso de despliegue súbito y posiblemente  violento.
El proceso en cuestión puede, en principio, afectar a  cualquier realidad. Puede afectar a las ideas o conceptos, de los cuales  puede asimismo decirse que se desarrollan o pueden desarrollarse. Sin  embargo, seía abusivo ascribir 'evolución' a las ideas o a los  conceptos, salvo cuando nos referimos a la llamada "evolución  histórica". Pero entonces no son las ideas o los conceptos los que  propiamente evolucionan: evolucionan más bien las actitudes y las  opiniones sobre tales ideas y conceptos. No hay inconveniente en hablar  de "la evolución de una idea" siempre que tengamos presente que la idea  no "evoluciona" al modo como puede "evolucionar" un organismo. Una idea o  un concepto pueden contener ciertos elementos que sólo se van  manifestando sucesivamente. Pero es más adecuado decir que la idea o el  concepto van explicitando lo que se hallaba en ellos implícito, y que en  esta explicitación lo importante no es el proceso temporal, sino el  paso de lo menos específico a lo más específico, de los principios a las  consecuencias. Si nos atenemos solamente a las imágenes suscitadas por  los correspondientes vocablos, podremos asentir a la idea de que los  términos 'evolución' e 'involución' se hallan en su significado  "intuitivo" muy próximos a términos como 'explicación' e 'implicación'  (o también 'complicación'). Además, si consideramos la historia de los  vocablos, tendremos que reconocer que han sido usados en muy diversos  contextos. Por ejemplo, para algunos místicos de fines de la Edad Media y  del Renacimiento, la palabra explicatio designa la manifestación o automanifestación de una realidad: la explicatio Dei (Nicolas  de Cusa) es equivalente a la teofanía. Por otro lado, algunos autores  han tomado el concepto de evolución en sentido metafísico, como  desenvolvimientode una realidad o, mejor dicho, de la Realidad. Ejemplo  de esta tendencia es la filosofía de Hegel, para quien lo real es  des-envolvimiento (Ent-wicklung).  Finalmente, otros autores han estudiado la evolución en un sentido más  "concreto", ya sea en un sentido predominantemente histórico (como  sucede en varios filósofos de la Ilustración: Turgot, Condorcet,  etcétera), ya sea en un sentido biológico (como ocurre con las grandes  teorías evolucionistas del siglo XIX).
En vista de todo ello,  cabe concluir que es mejor cualificar los distintos significados de  "evolución" (o de términos cuyo significado es afín al de "evolución").  Puede hablarse entonces de evolución en sentido teológico, metafísico,  histórico, biológico, etc., o, como hemos indicado antes, de evolución  en sentido "conceptual." Sin embargo, separar excesivamente los  significados unos de otros llevaría a olvidar que hay elementos comunes  en el concepto de evolución. Inevitablemente, estos elementos comunes  son de carácter muy general.
Cabe hablar de una historia de la  evolución o, mejor dicho, del evolucionismo como doctrina según la cual  la realidad entera o, cuando menos, ciertas realidades, tal como las  especies animales, no son estáticas, o no siguen patrones inmutables y  eternos. Dentro de esta historia figuran algunas manifestaciones del  pensamiento chino e indio, especialmente cuando se admite que hay algún  principio último del cual han ido surgiendo todas las cosas (las cuales,  por lo demás pueden ser simplemente "apariencias" de tal principio). Se  ha observado que varios presocráticos, como Anaxímenes y Anaximandro,  se manifestaron en favor de la idea de que las plantas, los animales y  los seres humanos se han originado—o ido originando—a partir de  principios y fuerzas vitales básicas. En este respecto, una parte al  menos de la filosofía presocrática concibe el mundo de un modo distinto,  y más "dinámico" que Platón, e inclusive que Aristóteles, los cuales  influyeron grandemente sobre la concepción "estática" y "fijista" del  mundo y de las especies orgánicas.
En los siglos XVI, XVII y  XIVII resurgieron las teorías "evolucionistas", en particular las  teorías convernientes al desarrollo del universo y a la evolución del  sistema solar. La astronomía, la geología y la paleontología  contribuyeron a la difusión de ideas evolucionistas. Éstas se  desarrollaron a lo largo de varias líneas, de las que mencionaremos  cuatro, no necesariamente en orden cronológico.
Primero, las  diversas doctrinas—"doctrinas ontogenéticas"—que se ingeniaron antes del  siglo XIX para explicar cómo de un germen puede surgir un organismo  entero. Leibniz había puesto ya de relieve que la diferencia entre el  germen y el organismo adulto parece muy grande sólo cuando no se tienen  en cuenta las fases intermedias según la "ley de continuidad". Pero con  ello Leibniz no hacía sino indicar una "condición formal general" en el  desarrollo (condición sin la cual, por lo demás, no puede hablarse  propiamente de desarrollo). Durante el siglo XVIII se discutió mucho  cómo tiene efectivamente lugar la "evolución" del organismo: si mediante  epigénesis (o sucesiva incorporación de partes); o mediante  preformación (o crecimiento de un organismo ya formado al principio bien  que en proporción más reducida). Se trataba aquí de dar cuenta del  proceso ontogenético (como se había hecho ya, por lo demás, desde la  Antigüedad, según puede verse en el De generatione animalium,  de Aristóteles). La doctrina ontogenética preformista recibió el nombre  de "evolucionista" por cuanto se suponía que había un auténtico  desarrollo de lo previamente "arrollado". Tal doctrina, además, fue  siendo elaborada y refinada al considerarse que el germen no tiene que  ser forzosamente un modelo "en escala reducida" del organismo adulto,  sino simplemente contener las substancias de las cuales va emergiendo el  organismo adulto en relación con el medio. Las citadas doctrinas  ontogenéticas son muy distintas de las posteriores doctrinas  filogenéticas, según ha indicado Oscar Hetwig en su obra Génesis de los organismos (v. I, cap. i), pero las primeras manejan a veces conceptos similares a los usados por las segundas.
Segundo,  varias ideas surgidas a consecuencia de los trabajos de Linneo (Carolus  Linnaeus: 1707-1778), Cuvier (Georges Léopold Chrétien Frédéric  Dagobert, Baron de Cuvier: 1769-1832) y Buffon (VÉASE). En su Systema Naturae (1758) extendió el sistema adoptado para las plantas a los animales. En varias obras (Tableau élémentaire de l'histoire naturelle des animaux, 1798; Mémoires sur les espèces d'éléphants vivants et fossiles, 1800; Leçons d'anatomie comparée, 5 vols., 1801-1805; Le regne animal distribué d'après son organisation, 1817), Cuvier presentó un sistema de clasificación zoológica fundado en gran parte en datos paleontológicos. De la Histoire naturelle, de  Buffon, hemos hablado en el artículo sobre éste. Como en todos estos  casos se trata principalmente de taxonomías, parece que en principio no  se compadecen con la idea de evolución de las especies. Lo que ocurrió,  sin embargo, es que los trabajos de estos autores favorecieron  considerar si ha habido o no cambios en las especies; en algunos casos,  además, como ocurre en Buffon, había a la vez ideas en favor y contra el  evolucionismo. Merece atención una observación de Bergson al respecto:  "La idea del transformismo se halla ya en germen en la clasificación  general de los seres organizados. El naturalista aproxima, en efecto,  entre sí los organismo que se asemejan y luego divide el grupo en  subgrupos en el interior de los cuales es aún mayor la semejanza, y así  sucesivamente. En el curso de tal operación los caracteres del grupo van  emergiendo como temas generales sobre los que cada uno de los grupos  ejecutará sus variaciones particulares", y ello de tal suerte que aun  suponiendo el transformismo convicto de error, la doctrina no quedaría  afectada en lo que tiene de más importante. En efecto, "la clasificación  subsistiría en sus grandes líneas". Aunque se tratara de un parentesco  ideal, "habría aún que admitir que aparecieron sucesiva, y no  simultáneamente, las formas entre las cuales se revela un tal  parentesco" (L'Évolution créatrice, 1907, páginas 24 y sigs.).
Tercero,  las ideas de "desarrollo", "evolución" y "progreso" introducidas en el  siglo XVIII y difundidas por varios filósofos de la Ilustración. Lovejoy  (The Great Chain of Being. A Study of the History of an Idea, 1936; cit. por A.G.N. Flew, Evolutionary Ethics, 1967,  pág. 7) ha indicado que la hipótesis de la derivación de todas las  especies a partir de un número reducido de antepasados fue propuesta por  el Presidente de la Academia de Ciencias de Berlín, Maupertuis, en 1745  y 1751, y por Diderot en 1749 y 1754. Cuarto, los intentos de concebir  la evolución en relación con un devenir (VÉASE), sea de  carácter orgánico y humano o de carácter universal y cósmico. El devenir  de carácter orgánico y humano fue una de las ideas centrales en autores  como Herder. La llamada "filosofía natural romántica" alemana,  representada por Schelling y Oken (VÉANSE),  contribuyó a difundir las ideas de una evolución, y progreso, de  "formas" a partir de "formas primitivas". Puede mencionarse en este  respecto también la idea goethiana de la "proto-forma" (urform).  Es difícil considerar como "evolucionista" la filosofía de Hegel, pero  la insistencia hegeliana en el devenir y en el proceso contribuyó  grandemente a la difusión de la idea de evolución. Ésta implica  transformación, y no es sorprendente que haya conexiones entre la noción  de evolución universal o cósmica y la de transformismo.
El  evolucionismo orgánico o transformismo se desarrolló sobre todo en el  siglo XIX. Es el tipo de evolucionismo que ha constituido el tema  principal de discusión desde mediados del pasado siglo [XIX] hasta la  fecha. Los filósofos en quienes la noción de evolucón hka desempeñado un  lugar central (Nietzsche, Peirce, Dewey), han entendido la evolución  principalmente en un sentido orgánico, inclusive cuando han aludido a  una evolución universal o cósmica. En muchos casos, la idea de evolución  ha estado ligada a la de desarrollo de formas de alguna manera  "pre-existentes", y estas formas son en la mayor parte de los casos de  carácter orgánico. En De l'explication dans les sciences, Meyerson  ha apuntado que "la imagen que constituye el fondo de estas locuciones  ['evolución', 'desenvolvimiento', 'desarrollo' e inclusive  'explicación'] es de carácter pre-formista; y esto quiere decir  'orgánico' o 'biológico'".
Un período importante en la historia  de la moderna idea de evolución y en la historia de las concepciones  evolucionistas es el período 1809-1833. En 1809 Lamarck (VÉASE) publicó su Philosophie Zoologique y en 1815 su Histoire naturelle des animaux sans vertebres. En  estas obras, y especialmente en la primera, Lamarck desarrolló una  doctrina evolucionista que, aunque en general ha sido desplazada por la  posterior de Darwin, ha siguido influyendo en bastantes autores,  especialmente en Francia; cuando se habla de evolucionismo puede éste  entenderse o como un "lamarckismo" o como un "darwinismo". En 1830 tuvo  lugar una resonante polémica entre Cuvier (cfr. supra)  y Geoffroy Saint-Hilaire (Étienne Geoffroy Saint-Hilaire: 1772-1844).  Se discutió sobre si había o no un plan orgánico en la formación de las  especies. Geoffroy Saint-Hilaire (Philosophie anatomique, 2  vols., 1818-1822) defendió la idea de semejante plan orgánico. Cuvier  se opuso a ella. Geoffroy Saint-Hilaire defendió el llamado  "uniformismo", mientras que Cuvier defendió el llamado "catastrofismo".  En este debate los datos geológicos y paleontológicos eran tan  importantes como, y hasta más importantes que, las taxonomías orgánicas.  El geólogo Charles Lyell (1797-1875), que influyó grandemente sobre  Darwin, defendió el uniformismo en sus Principles of Geology (3 vols., 1830-1833; reimpresos con frecuencia), así como, luego, en su obra The Geological Evidences of the Antiquity of Man (1863), derrotando, o poniendo a la defensiva, a los partidarios del catastrofismo.
Darwin  ha proporcionado un "bosquejo histórico" del "progreso de la opinión  sobre el origen de las especies" en una de las ediciones de The Origin of Species, en  donde habla, entre otros, de Lamarck y Étienne Geoffroy Saint-Hilaire  (así como de su hijo el geólogo Isidre Geoffroy Saint-Hilaire  [1805-1861]). Nos hemos referido a este "bosquejo" con más detalle en el  artículo DARWINISMO, en donde hablamos asimismo de la contribución de Alfred Russel Wallace (VÉASE)  a la teoría de la evolución. El año 1858, fecha de la presentación  conjunta de las ponencias de Wallace y de Darwin, y el año 1859, fecha  de publicación del Origen de las Especies, son los dos años más importantes en la historia del evolucionismo moderno.
El  término 'evolucionismo' puede tomarse en sentido relativamente amplio  para designar el lamarckismo, el darwinismo, así como sistemas  filosóficos del tipo de Spencer (VÉASE), a  quien se refirió también Darwin en el mencionado "bosquejo histórico".  Spencer definió 'evolución' como "la integración de la materia y la  disipación concomitante del movimiento por la cual la materia pasa de un  estado de homogeneidad indeterminada e incoherente a un estado de  heterogeneidad determinada y coherente". Puede hablarse en este caso de  "evolución cósmica" o "evolución universal" y no sólo de "evolución  biológica". Hay multitud de doctrinas filosóficas que tienen en cuenta, o  inclusive se fundan en, el evolucionismo. En unos pocos casos tienden,  como Bergson, al lamarckismo. En la mayor parte de los casos tienden al  darwinismo. Este último hecho y el que hubiese numerosas polémicas en  torno al evolucionismo en relación con las teorías de Darwin explican  por qué 'evolucionismo' y 'darwinismo' son empleados a menudo como  sinónimos.
En la historia del evolucionismo a partir de Darwin destacan los nombres de Thomas Henry Huxley y Julian Huxley (VÉASE), Ernst Haeckel (VÉASE; cfr. asimismo infra), así como William Kingdon Clifford, G. J. Romanes, Karl Paerson, Eduard Westermarck (VÉANSE). Una forma especial de evolucionismo es el darwinismo social (VÉASE).  Las doctrinas evolucionistas, especialmente las de sesgo filosófico,  tienen caracteres muy diversos. Algunas son mecanicistas y otras son  vitalistas u "holistas". La idea de evolución emergente (VÉASE) ha sido defendida por Lloyd Morgan (VÉASE), así como por Samuel Alexander, McDougall, H. Wildon Carr y Bergson (VÉANSE). El evolucionismo "holista" u "holismo" (VÉASE) ha sido defendido por Jan Christian Smuts (1870-1950); Holism and Evolution, 1926.  Según Smuts, el universo puede describirse como un conjunto evolutivo  formado por totalidades que dan origen, a su vez, en series emergentes, a  nuevas totalidades. Boodin (VÉASE) propagó también un evolucionismo emergentista y "holista".
Después  de Darwin se suscitaron numerosos debates acerca del modo como se  entiende que pudo tener lugar la evolución de las especies. Autores como  Ernst Haeckel generalizaron las ideas fundamentales darwinianas  proclamando el paralelismo de la ontogenia (evolución del organismo) y  la filogenia (evolución de la especie o especies). Es lo que Haeckel (y  otros) llamaron "la ley fundamental biogenética", hoy día aceptada por  muy pocos autores. Hugo de Vries (1848-1935: Die Mutationstheorie. Versuche und Beobachtungen über die Entstehung der Arten im Pflanzenreich, 2  vols. 1901-1903) propuso su "teoría de las mutaciones bruscas", en  oposición al "continuismo" que prevalecía en muchas doctrinas  evolucionistas biológicas.  Autores como Louis Vialleton han llegado a  conclusiones más o menos antievolucionaistas mostrando la imposibilidad  de reducir a un tronco común las ramas paralelas de los distingos  árboles genealógicos de las especies.
Un punto muy debatido  dentro de la teoría evolucionista biológica es el de la llamada  "herencia de los caracteres adquiridos". Es común afirmar que,  contrariamente a lo sostenido, o implicado, por el lamarckismo no hay  tal herencia. Por otro lado, las doctrinas de I. V. Michurin y T. D.  Lyesenko defienden en parte la herencia de los caracteres adquiridos.  Hoy se tiende a concluir que un carácter es adquirido sólo en tanto que  los genes se desarrollan en un cierto medio. El medio es uno de los  elementos del desarrollo del carácter. Según manifiesta Theodosius  Dobzhansky (Mankind Evolving: The Evolution of the Human Species,  1961) se puede afirmar que los cambios se dan por transmisión  hereditaria (los genes) en condiciones fijas (o normales). Cuando  cambian las condiciones, cambian los caracteres. En suma, el carácter es  el resultado de una interacción entre los genes y el medio. Por lo  demás, debe advertirse que cuando se habla de evolución y de  "caracteres" hay que distinguir entre la evolución de un organismo y la  evolución de la especie (lo que en el caso del hombre implica la  diferencia entre la evolución del hombre y la de la especie humana. Esta  distinción no aparece siempre clara en las discusiones filosóficas  sobre la idea de evolución.
En las dos últimas décadas se ha  abierto paso, entre biólogos y filósofos de la Naturaleza, la ide de que  el concepto de evolución en los organismos biológicos es parte de un  concepto más general de evolución que afecta asimismo a la naturaleza  inorgánica y que culmina (pero no necesariamente termina) en el hombre y  en la cultura e historia humanas. Este esquema evolucionista  generalizado ha sido defendido tanto por ciertos autores que ven en la  evolución un sentido espiritual, como por quienes adoptan un punto de  vista ajeno a toda valoración. Entre los primeros destacan Pierre  Lecomte du Noüy, Pierre Teilhard de Chardin (VÉASE)  y Albert Vandel. Entre los segundos destacan los biólogos y filósofos  que se han ocupado de los conceptos subyacentes en el llamado  "neodarwinismo" (Julian Huxley [VÉASE] y  otros). Iluminadores para esta última posición son los trabajos  contenidos en la obra colectiva en tres volúmenes publicada en Chicago  con motivo de la celebración del centenario de la publicación del Origen de las Especies. La  evolución biológica aparece aquí (según ha manifestado Julian Huxley)  como una fase de un proceso total evolutivo compuesto de tres didstintos  momentos: la fase inorgánica o prebiológica, la orgánica o biológica y  la humana o postbiológica. Cada una de estas fases tiene su propias  peculiaridades y su propio tempo, aunque  las tres están ligadas en un proceso evolutivo general. Lo  característico de la primera fase, o evolución inorgánica, es la  formación de elementos físico-químicos complejos hasta constituir las  condiciones que hacen posible el mundo orgánico. Lo característico de la  segunda fase, o evolución biológica, es la formación de organismos que  surgn y se eliminan por medio de selección natural, y que se van  desplegando en unidades orgánicas de órdenes crecientemente más  complejos. Lo característico de la tercera fase, o evolución humana, es  el proceso de la cultura y la posibilidad de una "filogenia de formas  culturales". Si hay o no "propósito" en esta evolución, es asunto muy  discutido y discutible. Por lo general, no se admite hoy una teleología  en el proceso evolutivo, pero se admite la posibilidad de procesos  teleonómicos, esto es, de procesos que poseen su propia "dirección".
En su obra La alimentación, base de la biología evolucionista (3  vols,, I, 1978) Faustino Cordón presenta una nueva síntesis  evolucionista y monista en la que muestra los varios estados en la  evolución—protoplasma, célula y animal—como niveles en los que se  manifiestan los grados de integración y organización de los seres vivos.  La captación de la materia y energía del medio con el fin de mantener  su existencia es la característica fundamental de un ser vivo. Cordón  elabora un sistema conceptual destinado a sistematizar los resultados de  las investigaciones bioógicas en una concepción monista-evolucionista.
Los  epistemólogos se han ocupado del problema de la explicación de los  procesos evolutivos, especialmente en la evolución biológica. Se ha  concluido al respecto que la explicación evolutiva no es, ni puede ser,  una explicación de naturaleza deductiva, pero que puede haber  explicaciones de los procesos evolutivos por medio de leyes que muestran  cómo de un grupo de condiciones iniciales se desarrolla (o, mejor, "se  ha desarrollado") un cierto proceso (Ernest Nagel [VÉASE], que produce ciertas otras condiciones, a la vez regidas por ciertas leyes.
Las obras de varios de los autores mencionados en el texto han sido indicadas en los artículos correspondientes.
Para  las obras filosóficas y el análisis de diversos problemas relativos a  la evolución, véase: James Croll, The Philosophical Basis of the  Evolution. 1890. — O. Hertwig, Ältere und neuere Entwicklungstheoriesn,  1892. — André Lalande, La dissolution opposée à l'évolution dans les  sciences physiques et morales. 1898. (2ª ed. mod. Con el título Les  illusions évolutionnistes, 1921). — L. T. Hobhouse, Mind in Evolution,  1901. —Íd., íd., Morals in Evolution, 2 vols., 1906. — J. M. Baldwin,  Development and Evlution. 1902. — G. Richard., L'idée d'évolution dans  la nature et dans l'histoire, 1903.— M. Calernoi, L'evoluzione e i suoi  limiti, 1906. — Henri Bergson, L'Évolution créatrice, 1906 (traducción  esp-: La evolución creadora, 2 vols., 1912). —Theodore de Laguna,  Dogmatism and Evolution, 1910 (en colaboración con Grace A. de Laguna). —  Íd., íd., The Factors of Social Evolution, 1926. — Hans Driesch,  Logische Studien über Entwicklung, 2 vols., 1818-1819. — Roy Wood  Sellars, Evolutionary Naturalism, 1922. — John Elof Boodin, Cosmic  Evolution, 1923. — C. Lloyd Morgan, Emergent Evolution, 1923. — H. W. B.  Joseph, The Concept of Evolution (H. Spencer Lecture), 1924. — E.  Noble, Purposive Evolution, 1926. — L. Whittaker, The Metaphysics of  Evolution with Other Essays, 1926. — Jan Christian Smuts, Holism and  Evolution, 1926. — Édouard Le Roy, L'éxigence idéaliste et le fait de  l'évolution, 1927. — Íd., íd., Les origines humanies et l'évolution de  l'intelligence, 1928. — C. C. Hurst, The Mechanism of Creative  Evolution, 1932. — Stefano Cannavo, La teoria dell'evoluzione in attesa  dell'ultima parola, 1933. —Arnold Reymond et al., les doctrines de  l'évolution et de l'involution envisagées dans leurs conséquences  politiques et sociales (Soc. Franc. De Philosophie, sesión del  4-III-1933. Bulletin, 1933, págs., 1-52). — Charles Earle Raven,  Evolution and the Christian concept of God (Riddell Memorial Lectures,  1935), 1936. — Cornelia G. Le Boutillier, Religious Values in the  Philosophy of Emergent Evolution, 1936. — Kurt Breysig, Gestaltungen des  Entiwcklungsgedankens, 1940. — Jean Perrin, Évolution, 1941. — Pierre  Lecomte du Noüy, L'Avenir de l'esprit, 1941 (trad. Esp.: El porvenir del  espíritu, 1949). [Evolucionaismo telefinalista; el cálculo de  probabilidades muestra, según el autor, que el origen de la vida y su  evolución no son azares "ciegos".] —J. Przyluski, L'évolution humaine,  1942. — G. Salet y L. Lafont, L'évolution régressive, 1943. — François  Meyer, L'accélération évolutive, 1947. — Íd., íd., Problématique e  l'évolution, 1954. —P. Teilhard de Chardin, La question de l'homme  fossile. Découvertes récentes et problèmes actuels. 1948. —Íd., íd. Le  phénomène humain. 1955 (Oeuvres, I). (Trad. esp. : El fenómeno humano,  1958). [El hombre es, según el autor, la culminación de la evolución  biológica. Hay finalismo sólo cuando los seres vivos alcanzan cierto  grado de desarrollo.] —A. Vandel, L'homme et l'évolution, 1948. [Hay,  según el autor, dos tipos de evolución: la progresiva y la  regresiva.]—G.H. Guddan, Evolution and Philosophy, 1949.—G. Dingemans,  Formation et transformation des espèces, 1956.—Julian Huxley, C. G.  Simpson, et al., Evolution after Darwin, 3 vols., 1960. — Thomas A.  Goudge, The Ascent of Life: A Philosophical Study of Evolution, 1961.  —  Mario Sancipriano, L'evoluzione ideale. Fenomenologia pura e teoria  dell'evoluzione. 1957; 2ª ed., 1961. — A. G. Van Melsen, Evolution and  Philosophy, 1965. — M. Greene, The Understanding of Nature, 1974. — F.  J. Ayala, Origen y evolucion del hombre, 1980. — H. Holz, Evolution und  Geist, 1981. — E. Sober, The Nature of Selection: A Philosophical  Inquiry, 1984. —F. M. Wuketits, Evolutions-theorien, 1988.
Sobre evolucionismo y platonismo: R. Berthelot, Evolutionnisme et platonisme, 1908.
Sobre  el concepto de evolución (desarrollo) en Aristóteles: H. Maier, Der  Enwicklungsgedanke bei Aristoteles, 1909. — S. Blundell, Theories of  Evolution in Antiquity, 1985.
Sobre la noción de "emergencia"  véase (además de los libros de Morgan, Noble y Le Boutillier antes  citados) la bibliografía de EMERGENTE.
Para una exposición del  problema de la evolución desde el punto de vista biológico, véase:  Julian Huxley, Evolution: the Modern Synthesis, 1942 (trad. esp: La  evolución: Síntesis moderna, 1946). — George Gaylord Simpson, The  Meaning of Evolution: A Study of the History of Life and Its  Significance for Man, 1951. — Íd., íd., The Major Features of Evolution,  1953. — T. Dobzhanksy, F. J. Ayala, G. L. Atebbins, J. W. Valentine,  Evolution, 1977. — E. Jantsch, The Self Organizing Universe: Scientific  and Human Implications of the Emerging Paradigm of Evolution, 1980. — M.  Grene, E. Mayr, F. Ayala, et al. Evolution at a Crossroads: The New  Biology and the New Philosophy of Science, 1985, ed. D. J. Depew y B. H.  Weber. — M. Ruse, Taking Darwin Seriously: A Naturalistic Approach to  Philosophy, 1986.
Véase también la bibliografía de DARWINISMO y SPENCER, HERBERT.
 
       
		
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