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Sobre una modalidad del arte contemporáneo

martes, 24 de marzo de 2015

Sobre una modalidad del arte contemporáneo

Un comentario sobre una modalidad del arte contemporáneo—digo una modalidad por no generalizar, que arte hay mucho, pero es una modalidad muy característica, muy exclusiva, y que por tanto podría con cierta justicia considerarse la esencia misma de la contemporaneidad en el arte.

Viene a cuenta de algo que dice Tom Stoppard en esta entrevista (minuto 55). Resumo aproximadamente lo que dice Stoppard sobre el arte moderno:

Ha habido un cambio significativo en la relación entre el artista (el artista de exposición—el pintor, escultor, etc.) y su público. Antes, la relación se basaba en que el artista decía a su público: "Yo puedo hacer esto, y tú no." Ahora, en el arte moderno, la relación se basa en que el público dice, "Hum, pero ¿no podría yo hacer eso también?" , y el artista dice, "Sí, ¡pero yo lo hice primero!"


 Por afinar, esto caracteriza a la fase Duchamp, Dadá, etc., del arte contemporáneo, hace cien años. En la época de las vanguardias, más o menos hasta 1950. La fase actual, cada vez más afianzada desde 1950, se caracteriza por la siguiente relación:

- Hey, espera, eso que expones o haces lo podría hacer yo también.  De hecho creo que lo hice.

- Da igual. Lo hiciste tú y veinte más. Pero eso vale porque lo hago yo, no por lo que es. Cuando lo haces tú, no vale nada. Si lo hago yo, tiene una cotización avalada. Porque yo tengo mi nombre y mis contactos, y tú no—como tu nombre indica.


Estamos hablando aquí del mercado, claro: el arte como profesión, carrera, colocación, puestecillo que se trabaja uno, contactos con el circuito de marchantes y galeristas. Y, crucialmente, creo, intercambio de favores y dinero negro. El coleccionismo internacional o el Arte oficialmente cotizado es la manera más fácil y segura de mover capitales de modo invisible, o de desviar fondos públicos con ida y vuelta por debajo de la mesa para quienes cierran el trato.

Todo esto es un arte, ciertamente, pero el arte no está en la técnica pictórica, ni detrás de la vitrina. Es un arte refinado de la autopromoción y de la gestión inteligente de intereses poco públicos. No es un arte que se exhiba al vulgo, sino sólo a los cognoscenti. Al vulgo algo le enseñaremos, pero lo entretenemos con vanguardias recuperadas, o con postvanguardias recicladas, O con mierda en bote, si queremos dejarlo realmente claro.


El principio del derroche ostentoso

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