Retropost #42: 26 de noviembre de 2004
Retropost #42: 26 de noviembre de 2004
 
 
 26 de noviembre
 
 Otra  conferencia sobre el futuro de las filologías: por lo menos no parece  que estén todavía decididos a poner un solo grado en Filología, o el  Lenguas Modernas, o algo así. Tampoco está claro quién va a organizar  los Másters, si los centros o los departamentos. Estamos en una fase muy  preliminar (demasiado preliminar para las prisas que lleva el  ministerio a la hora de implantar la reforma), y todavía están las  reuniones de expertos un tanto autonombrados, porque claro: ¿de dónde  salen? Los expertos son los que se animan a colaborar con la ANECA en  sus planteamientos; los que disienten totalmente ni siquiera solicitan  esos proyectos (que serían rechazados, claro). Luego, de entre los  solicitantes, el experto en la sombra de la ANECA criba lo que no se  parece a lo deseable según las directrices recibidas. Resultado: se  obtiene tras largo método sólo lo que se buscaba, y la participación tan  ventilada de la profesión etc. es sólo una cortina de humo. Claro que  la profesión está desinteresada, desmotivada y dividida, y jamás va a  hacer un frente alternativo rechazando este modo de actuar. Como decía  la ponente, los filólogos nos hemos dejado comer terreno de modo  vergonzoso. Yo intervengo para señalar que la renuncia a la denominación  de "Filología" en los proyectos es una manera más de tirar piedras  sobre nuestro propio tejado, y que no deberíamos renunciar a obtener un  título de grado que coincida con el área de conocimiento. Pero no parece  que vayan a ir las cosas por allí, ni mucho menos. Recalco las  consecuencias prácticas de tener poco número de titulaciones,  consecuencias que van mucho más allá del nombre: la troncalidad general  hace imposible la concentración en un área de conocimiento. Hasta ahora  los especialistas en Filología Inglesa hemos tenido una titulación  denominada como nuestra área de conocimiento. Ahora se nos subsume en  una más general. Es una devaluación a la que nos deberíamos haber  opuesto utilizando otros cauces. Pero no hay ni consciencia de esto, ni  interés real; así pues, tendremos lo que merezca la media de la  profesión.
 
 
 
       
		
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