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"Lo mismo despiertos, que soñando": Hobbes sobre la virtualidad de lo real

"Lo mismo despiertos, que soñando": Hobbes sobre la virtualidad de lo real

Relacionamos la teoría del conocimiento de Thomas Hobbes, y su psicología, con perspectivas modernas que enfatizan la construcción mental del mundo real, procedentes tanto del campo del interaccionismo simbólico (G. H. Mead) como del cognitivismo evolucionista y ecológico (D. D. Hoffman). Señalamos una línea que conecta el construccionismo contemporáneo con el empirismo clásico, a partir de la psicología materialista de Hobbes, que propone derivar los fenómenos mentales de lo sensorial y material, y ofrece así un modelo de integración consiliente de las ciencias humanas y de las ciencias naturales.

'Lo mismo despiertos, que soñando': Hobbes sobre la virtualidad de lo real 

 

'The Same Waking, that Dreaming': Hobbes on the Virtuality of the Real



English Abstract: The epistemology of Thomas Hobbes, and his psychology, are here related to modern perspectives which emphasize the mental construction of reality, perspectives coming both from the field of symbolic interactionism (G. H. Mead) and from evolutionary and ecological cognitivism (D. D. Hoffman). A connecting thread is traced from classical empiricism to contemporary constructivism, starting with Hobbes's materialist psychology, which in its aim to derive mental phenomena from sensory and material bases, offers a model for a consilient integration of the humanities and the natural sciences.
 

Number of Pages in PDF File: 7
Keywords: Consilience, Cognition, Epistemology, Objects, G. H. Mead, Thomas Hobbes, Ecology, D. D. Hoffman



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Empieza fuerte e impresionante el Leviathan de Hobbes, tanto que voy a traducir aquí ese comienzo, el capítulo I, "Of Sense", de la parte primera "Of Man"—para dejarme más fuerte impresión de él. Trata aquí de la percepción, desde un punto de vista empirista y materialista, pero no simplista. Obsérvese de manera notable cómo define Hobbes la realidad como una realidad constituida por la actividad mental del organismo en su actividad hacia el exterior—muy a la manera en que lo harán psicólogos materialistas como George Herbert Mead siglos después. (Ver el ensayo de Mead "La cosa física" a este respecto). Esta tesis es a lo que me refiero con la Virtualidad de lo Real en Hobbes. Sigan los pasos del razonamiento en el que define qué es la percepción, que vale la pena.

DEL HOMBRE

Cap. I
Del SENTIDO

En lo referente a los pensamientos del hombre, los trataré primero Aisladamente, y después en Secuencia o dependencia unos de otros. Aisladamente, cada uno de ellos es una Representación o Apariencia, de alguna cualidad, u otro accidente de un cuerpo externo a nosotros, lo que comúnmente se llama un Objeto. Objeto que afecta a los ojos, oídos y otras partes del cuerpo del hombre, y por diversas maneras de afectar, produce una diversidad de Apariencias.

La Original es la que llamamos el SENTIDO; (pues no hay concepción en la mente humana que no haya sido antes engendrada, totalmente o por partes, en los órganos del Sentido.) Las demás derivan de ese original.

El conocer las causas naturales del sentido no es muy necesario para el asunto que ahora tenemos entre manos; y en otros sitios he escrito sobre ello por extenso. Sin embargo, para rellenar cada parte de mi método actual, pondré brevemente lo mismo aquí.

La causa del Sentido, es el Cuerpo Externo, u Objeto, que presiona al órgano propio de cada sentido, ya sea inmediatamente, como en el Gusto y el Tacto; o mediatamente, como en la Vista, el Oído, y el Olfato: presión que, por mediación  de los Nervios, y otros hilos, y membranas del cuerpo, continuada hacia dentro al Cerebro y al Corazón, causa allí una resistencia, o contra-presión, o empeño del corazón, por liberarse: este empeño, al ir dirigido hacia Afuera, da la impresión de ser algo exterior. Y este parecer, o fantasía, es lo que los hombres llaman Sentido [o percepción sensible]; y consiste, en lo referente al ojo, en una Luz, o Color, figurado [imaginado, representado]; Al Oído, en un Sonido, Al agujero de la Nariz, en un Olor, A la Lengua y Paladar, en un Sabor; Y al resto del cuerpo, en Calor, Frío, Dureza, Suavidad, y otras cualidades tales que distinguimos por el Tacto. Todas estas cualidades llamadas Sensibles, están en el objeto que las causa, pero están en tanto que diversos movimientos de la materia, mediante los cuales presiona de modo diverso nuestros órganos. Ni tampoco en nosotros que somos presionados son otra cosa que movimientos diversos; (puesto que el movimiento no produce sino movimiento). Pero su apariencia para nosotros es Fantasía, lo mismo despiertos, que soñando. Y al igual que oprimir, frotar, o golpear el ojo, nos hace imaginar que vemos una luz; y apretar el oído, produce un estrépito; del mismo modo también los cuerpos que vemos, o que oímos, producen lo mismo por su acción fuerte, aunque invisible. Puesto que si esos Colores, y Sonidos, estuviesen en los Cuerpos, u Objetos que los causan, no podrían ser separados de ellos, como vemos que lo son con espejos, y en los Ecos, por reflejo; donde sabemos que la cosa que vemos está en un sitio; y la apariencia en otro. Y aunque a cierta distancia, el objeto real mismo parece investido con la fantasía que engendra en nosotros; Sin embargo el objeto sigue siendo una cosa, y la imagen o fantasía es otra. De modo que el Sentido en todos los casos, no es otra cosa que fantasía original, causada (como he dicho) por la presión, es decir, por el movimiento, de las cosas externas sobre nuestros Ojos, Oídos, y otros órganos ordenados hacia eso.
 
Pero la Filosofía de escuela, por todas las Universidades de la Cristiandad, fundada sobre ciertos Textos de Aristóteles, enseñan otra doctrina; y dicen, En cuanto a la causa de la Visión, que la cosa vista, envía fuera por todas partes una especie visible (o en inglés) una imagen visible, aparición, o aspecto, o un ser vista; cuya recepción en el Ojo, es Ver. Y en cuanto a la causa del Oír, que la cosa emite una Especie audible, es decir, un Aspecto audible, o un Ser visto audible; que entrando por el Oído, hace Oír. Es más, en cuanto a la causa del Entendimiento también, dicen que la cosa Entendida emite especies inteligibles, es decir un ser visto inteligible; que al llegar al Entendimiento, nos hace Entender. No digo esto por desaprobar el uso de las Universidades; sino porque como he de hablar más adelante de su función en una Comunidad política, he de haceros ver en todas las ocasiones al paso, qué cosas habrían de enmendarse en ellas; entre las cuales una es la frecuencia de Palabras sin sentido.
 


Lo mismo despiertos, que soñando, lo que vemos no es lo que hay "allí fuera", sino una reacción generada por nuestra mente, un mundo estructurado no meramente por lo que el mundo es en sí, sino por lo que somos nosotros en nuestra interacción con él, y por cómo reaccionamos a él, y por nuestra capacidad de acción en él.

En el ensayo de Mead sobre "La cosa física" puede verse una reinterpretación de la "esencia" de un objeto físico, o más bien, en la tradición empirista Lockeana, de sus "cualidades primarias", que pasan aquí a ser también secundarias, referidas al organismo-sujeto y a su capacidad de acción sobre el objeto. La materia, tal como la reinterpreta Mead, es un tipo de respuesta dada por el organismo al entorno, respuesta siempre mediatizada por sus capaciades de acción en ese entorno, y por la inhibición de sus propios impulsos de acción o "actitudes" bloqueadas. Podríamos ver este análisis de Mead, en clave desconstruccionista, como una redefinición paradójica de lo "subjetivo" y lo "objetivo", o de la "voluntad" y el "mundo", buscando a ambos una base común en la experiencia de autorregulación del sistema nervioso del organismo en su respuesta tanto a sí mismo y su propia actividad como a impulsos sensoriales más directos; el objeto y la actitud subjetiva hacia él, por no hablar del propio sujeto o su autoconcepto, son así fenómenos emergentes a partir de un nivel de acontecimientos que deben ser descritos a un nivel de análisis diferente. Observemos que la teoría de la percepción de Mead es perfectamente consistente con otras teorías ecológicas de la percepción y de la constitución mental de objetos como la del umwelt relativista de las diferentes especies propuesta por la biosemiótica de von Uexküll, o la más reciente de Donald D. Hoffman referida a la construcción del mundo visual como una interfaz. Véase a este respecto "La teoría de la interface de la percepción" en La Nueva Ilustración Evolucionista;  "The Interface Theory of Perception", y "The Construction of Visual Reality", de Donald D. Hoffman. Estas teorías cognitivistas extraen las consecuencias ecológicas y cognitivas de un principio central en la biosemiótica y en el cognitivismo ecológico (Mead, Uexküll): a saber, que la percepción constituye un entorno de realidad (semiótica) relativo al organismo y el ambiente en el que se desenvuelve, y que no puede confundirse esta realidad relacional con una supuesta realidad "en bruto". De hecho, las bases de esta "virtualización" de lo real se hallan ya en la teoría empirista de la percepción. Es famoso el caso del inmaterialismo de Berkeley, una especie de fenomenología avant la lettre, propuesto por un autor que ya en su Ensayo sobre una teoría de la visión definió los objetos físicos como una construcción mental a partir de la combinación diversos datos sensoriales.  Yendo más atrás, podemos ver en el principio cognitivista sentado por Hobbes un precedente de estos planteamientos, y más en concreto de la definición del objeto físico realizada por Mead, remitiéndolo a la reacción proyectiva del organismo en su respuesta integrada a los impulsos sensoriales. El objeto que estimula el sentido es una cosa, nos dice Hobbes, y la fantasía de ese objeto producida por la mente es otra. Es un análisis materialista de la realidad que es a la vez inmaterialista, y por ello más sutil y con más potencial que el materialismo vulgar propuesto por Lenin en Materialismo y Empiriocriticismo, que pretende eliminar de un plumazo el problema de la construcción mental de la realidad percibida.

Con el mismo impulso de pura inteligencia y de crítica empirista al escolasticismo, y al materialismo simplista, empieza el capítulo 2 de Leviathan, "Of Imagination"—no hablando exactamente de la imaginación, sino con una refutación de la física aristotélica, y formulando el principio de la inercia con toda claridad y rotundidad:

Cap. II

De la IMAGINACIÓN

El que cuando una cosa está quieta, a menos que alguna otra cosa la agite, seguirá quieta para siempre, es una verdad de la cual nadie duda. Pero que cuando una cosa está en movimiento, estará en movimiento eternamente, a menos que alguna otra cosa la pare, aunque la razón sea la misma (a saber, que ninguna cosa puede cambiarse a sí misma,) no es algo a lo que se asienta con tanta facilidad. Porque los hombres miden, no sólo a los otros hombres, sino a todas las otras cosas, por sí mismos: y como se encuentran a sí mismos sujetos tras el movimiento a esfuerzo, y cansancio, piensan que cualquier otra cosa se cansa con el movimiento, y busca reposo por sí misma; parándose poco a considerar si no será en algún otro movimiento, en lo que consiste ese deseo de descanso que encuentran en sí mismos. De aquí viene que los Escolásticos dicen, que los Cuerpos pesados caen hacia abajo, debido a un apetito de reposo, y por conservar su naturaleza en el lugar que les es más propio; ascribiendo apetito, y Conocimiento de lo que es bueno para su conservación, (cosa que es más de lo que tiene el hombre) a cosas inanimadas de manera absurda.

Una vez un Cuerpo está en movimiento, se mueve (a menos que alguna otra cosa se lo impida) eternamente; y sea lo que sea que se lo impida, no puede extinguirlo en un momento, sino con el tiempo, y gradualmente: Y del mismo modo que vemos en el agua, que aunque cese el viento, las olas no dejan de agitarse durante mucho rato después; de la misma manera sucede también en ese movimiento, que se hace en las partes internas de un hombre, entonces, cuando Ve, Sueña, etc. Puesto que después de apartar el objeto, o de cerrar el ojo, aún retenemos una imagen de la cosa vista, aunque más oscura que cuando la vemos. Y esto es lo que los Latinos llaman Imaginación, por la imagen hecha al ver; y aplican la misma [palabra], aunque de modo impropio, a todos los otros sentidos. Pero los griegos lo llaman Fantasía: que significa apariencia, y es tan propia para un sentido, como para otro. La IMAGINACIÓN no es por tanto sino sentido en decadencia; y se encuentra en los hombres, y en muchas otras Criaturas vivas, tanto durmiendo, como despiertos.


Hay que subrayar que esta formulación del principio de la inercia aparece en Hobbes bastantes años antes de la obra de Newton, a quien se le suele atribuir bajo el nombre de "Primera Ley de Newton"—aunque hay otros candidatos para esa formulación del principio de la inercia, como Galileo, y como se ve aquí, el mismo Hobbes. Lástima que a continuación aplique Hobbes este principio a una explicación demasiado mecanicista de la imaginación como un resto inercial de la percepción. Pero incluso en esta idea se apunta la voluntad de una explicación materialista de la conciencia, que es más moderna y osada en su planteamiento que la radical separación cartesiana entre materia y espíritu.

En esta voluntad de integración de lo material y lo espiritual, así como en el proyecto que anima el conjunto de la obra de Hobbes, pasando de la fisiología y la historia natural a la psicología, a la moral y a la política, es donde se echa de ver la profundidad filosófica de su pensamiento, y a la vez su modernidad. En Hobbes encontramos un pensador de los fenómenos humanos como fenómenos naturales, en su propio ámbito, y por tanto un gran precursor y pensador de la consiliencia entre los diversos tipos de explicaciones que damos a los fenómenos naturales y a los fenómenos humanos. No pueden sino converger en él ciencias naturales y ciencias morales, siendo el hombre producto no (sin más) de Dios, sino de la Naturaleza, "ese arte mediante el cual Dios ha creado y gobierna el mundo", como nos dice en la Introducción al Leviathan. Donde algunos todavía ven intencionalismo teológico, podemos ver más bien—viéndolo en su contexto—una voluntad de explicación de los fenómenos humanos que sea íntegramente naturalista. La integración de materialismo e idealismo que vemos en su teoría de la percepción es un buen ejemplo de esta voluntad de síntesis y de este naturalismo aplicado a los fenómenos de la mente.


LEVIATHAN BY THOMAS HOBBES








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"Lo mismo despiertos, que soñando": Hobbes sobre la virtualidad de lo real (Ibercampus)




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