Retropost: Nada hay tras la muerte, y nada es la muerte
Retropost #831 (27 de marzo de 2006): Nada hay tras la muerte, y nada es la muerte
Podría ser el título del segundo coro de Las Troyanas de Séneca. De un fragmento hizo el conde de Rochester una impresionante traducción al inglés.
Verum est an timidos fabula decipit
umbras corporibus uiuere conditis,
cum coniunx oculis imposuit manum
supremusque dies solibus obstitit
et tristis cineres urna coercuit?
non prodest animam tradere funeri,
sed restat miseris uiuere longius?
an toti morimur nullaque pars manet
nostri, cum profugo spiritus halitu
immixtus nebulis cessit in aera
et nudum tetigit subdita fax latus?
Quidquid sol oriens, quidquid et occidens
nouit, caeruleis Oceanus fretis
quidquid bis ueniens et fugiens lauat,
aetas Pegaseo corripiet gradu.
quo bis sena uolant sidera turbine
quo cursu properat uoluere saecula
astrorum dominus, quo properat modo
obliquis Hecate currere flexibus:
hoc omnes petimus fata nec amplius,
iuratos superis qui tetigit lacus,
usquam est: ut calidis fumus ab ignibus
uanescit, spatium per breue sordidus,
ut nubes, grauidas quas modo uidimus,
arctoi Boreae dissipat impetus:
sic hic, quo regimur, spiritus effluet.
Post mortem nihil est ipsaque mors nihil,
uelocis spatii meta nouissima;
spem ponant auidi, solliciti metum:
tempus nos auidum deuorat et chaos.
Mors indiuidua est, noxia corpori
nec parcens animae: Taenara et aspero
regnum sub domino limen et obsidens
custos non facili Cerberus ostio
rumores uacui uerbaque inania
et par sollicito fabula somnio.
Quaeris quo iaceas post obitum loco?
Quo non nata iacent.
¿Es verdad, o a los temerosos les engaña el mito
de que viven los espíritus ya enterrados los cuerpos,
cuando la mano de tu pareja te ha cerrado ya los ojos,
el día final se interpuso ante el sol
y una triste urna contiene tus cenizas?
¿No sirve de nada entregar el alma a la muerte,
sino que a los desgraciados les queda vivir todavía más?
¿O morimos del todo, y no queda parte alguna
de nosotros, cuando el espíritu con aliento fugitivo
se mezcla con las nubes y se marcha al aire,
y desde abajo se ha aplicado la tea al flanco desnudo?
Cuanto el sol naciente y cuanto el poniente
conocen, cuanto con sus azuladas aguas el Océano
huyendo y volviendo dos veces baña,
el tiempo se lo lleva, veloz como un caballo alado,
Con el giro con que vuela el seis doble del Zodiaco,
con la carrera apresurada del señor de los astros
haciendo pasar los siglos, con la prisa
de la Luna corriendo por sus órbitas oblicuas,
así vamos todos a nuestro destino, y ya
no está en ningún sitio quien ha tocado
el lago por el que juran los dioses.
Igual que el humo del fuego encendido
se desvanece, oscuro por un momento;
como a las nubes, hace un momento llenas
las disuelve el empuje del fuerte viento del norte
así se escapará de nosotros este aliento que nos rige.
Después de la muerte no hay nada, y nada es la muerte misma;
la meta última de un tiempo que pasa rápido.
Que dejen su esperanza los ávidos, su miedo los temerosos:
El tiempo insaciable y el caos nos van devorando.
La muerte es una, inseparable, destructora del cuerpo
y no perdona al alma: la boca del infierno
y el reino del dios severo, y Cerbero el guardián apostado
en el umbral de la puerta difícil,
son rumores vacíos, palabras vanas,
lo mismo que las pesadillas de un sueño.
¿Preguntas que a dónde vas a parar después de la muerte?
A donde está lo que no ha nacido.
—oOo—
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