Notas sobre Searle, The Construction of Social Reality
jueves, 21 de abril de 2016
Notas sobre Searle, The Construction of Social Reality
 El dinero, el matrimonio, la propiedad, las instituciones, etc. son  hechos objetivos, y sin embargo existen sólo porque creemos que existen.
 
 Sobre estos hechos objetivos pero convencionales versa el libro de John R. Searle The Construction of Social Reality (1995), que se presenta así: "En esta explicación fascinante y  provocadora, el eminente filósofo John R. Searle muestra cómo nuestras  acciones cotidianas y nuestro conocimiento cultural tienen una  complejidad metafísica verdaderamente pasmosa. Explora la naturaleza de  las estructuras de nuestro mundo cotidiano que existen sólo por acuerdo  humano y, a partir de esto, la naturaleza de la realidad objetiva. Por  ejemplo, ¿cómo puede ser un hecho completamente objetivo que las monedas  sean dinero, si algo es dinero sólo porque creemos que es dinero? ¿Y  cuál es el papel del lenguaje en la constitución de tales hechos? Al  examinar la diferencia entre lo que puede ser socialmente construido y  lo que no, también muestra cómo la biología, que presenta hechos que son  independientes de la opinión humana y a menudo se ve como opuesta a las  ciencias sociales, forma la base de estas formas culturales y  constitucionales."
 
 En el cap. 1, "Los bloques de construcción de la realidad social", comienza Searle desarrollando conceptos que ya introdujo en Speech Acts, como la noción de reglas constitutivas y la distinción entre hechos  brutos y hechos institucionales. Observa que los conceptos que nombran  hechos sociales tienen una forma particular de autorreferencialidad. El  dinero, para ser dinero, tiene que ser considerado dinero (pero para ser  considerado generalmente dinero, tiene que serlo). Analiza ésto con  conceptos lógicos como la distinción type/token, o el uso de actos de habla realizativos en la generación de hechos institucionales.
 
 El cap. 2 versa sobre "la creación de hechos institucionales".  Los hechos brutos son lógicamente previos a los hechos  institucionales—y un hecho institucional ha de descansar sobre algún  tipo de forma física que lo simbolice. Pero los actos sociales preceden a  los objetos sociales, y el objeto es sólo la posibilidad continua de la  actividad que simboliza. El elemento lingüístico parece ser  constitutivo del hecho objetivo.
 
 (La diferencia entre hechos brutos y hechos institucionales tiene un  valor heurístico y estructurador innegable, y es un concepto crucial.  Ahora bien. Quizá hubiese que relativizar un tanto la diferencia entre  hechos brutos y hechos institucionales, en atención a situaciones  interaccionales específicas. La diferencia simbólico / no simbólico, o  humano / animal, parece ser muy tajante, pero no lo es tanto en atención  a dos consideraciones. Primero, hay animales domésticos capaces de  reconocer al menos ciertos elementos de hechos institucionales humanos, y  de actuar en la situación, la situación concreta de que se trate, de un  modo acorde a ese reconocimiento, y no meramente atendiendo a los  "elementos brutos" de la situación. Segundo, las instituciones humanas  no están generalmente reconocidas por todos los participantes. Puede  haber grupos para los que no exista determinada institución, o incluso  sea totalmente imperceptible la existencia de un determinado hecho  institucional. Y como sostendremos más adelante, el límite exacto de la  institución siempre está sometido a cuestionamiento, debate o disensión.  —JAGL). 
 
 La forma básica de una regla constitutiva es "X cuenta como Y en C" (en  el contexto C; por ejemplo este billete cuenta como dinero en el  contexto de la economía mundial). La autorreferencialidad de los hechos  constituidos no resulta en circularidad, porque nos remite a una serie  de prácticas en las cuales está inserto el fenómeno en cuestión.
 
 En el cap. 3, "El lenguaje y la realidad social", examina  por qué hay pensamientos que dependen del lenguaje: es porque hay hechos  que son de por sí dependientes del lenguaje. Y examina cuestiones como  la relación entre los juegos y la realidad institucional, la cuestión de  si "el lenguaje como hecho institucional requiere o presupone al  lenguaje". La respuesta es que no lo requiere, puesto que ya lo es. "El  lenguaje está diseñado como una categoría de hechos institucionales que  se identifican a sí mismos como tales" ("language is precisely designed  to be a self-identifying category of institutional facts"; 1996: 73). O:  "la capacidad preinstitucional de simbolizar es la condición de  posibilidad para la creación de todas las instituciones humanas" (75,  traducciones mías).  El lenguaje es epistémicamente indispensable; los  hechos simbólicos creados han de ser comunicables; y en la vida real,  dada la complejidad de la estructuración simbólica, se requiere el  lenguaje para representar esa información compleja. Por último, los  hechos institucionales creados persisten a lo largo del tiempo al margen  de los impulsos y deseos de quienes participan en la institución.
 
 
 
 
 Cap. 4: Teoría general de los hechos institucionales (I: Iteración, interacción, y estructura lógica).
 
 La fórmula básica que los crea, "X cuenta como Y en C", puede iterarse.  Estas estructuras iterativas pueden dar lugar a sistemas entrelazados  que operan a lo largo del tiempo. Uno de los ejemplos que pone Searle es  la propiedad; otro, el matrimonio. El matrimonio, mediante ciertas  fórmulas, obedece a la regla "X cuenta como Y en C", pero la  especificación del oficiante como alguien autorizado resulta a su vez de  otra institución con la estructura "X cuenta como Y en C". La fórmula  del matrimonio es un hecho institucional, pero da lugar a otro hecho  institucional (un matrimonio en concreto, pongamos) y ese hecho impone  nuevas funciones de status en los contrayentes. Etc.
 
 (El matrimonio homosexual es un buen ejemplo de cómo pueden  transformarse estos hechos institucionales. Es curioso observar cómo en  un libro de 1995 es una cuestión que está totalmente fuera del horizonte  de los ejemplos de Searle.)
 
 "Ahora bien, este esquema, la creación de un nuevo hecho institucional,  normalmente mediante la realización de un acto de habla, donde el acto  de habla mismo impone una función a la gente, a los edificios, a los  coches, etc., es característico de un gran número de instituciones  sociales. La propiedad, la ciudadanía, los permisos de conducir, las  catedrales, las guerras declaradas, y las sesiones parlamentarias,  exhiben todos este esquema. El esquema, por decirlo en dos palabras, es  como sigue: Creamos un nuevo hecho institucional, como por ejemplo un  matrimonio, usando un objeto (u objetos) con una función de status ya  existente, por ejemplo una frase, cuya existencia es ya de por sí un  hecho institucional, para realizar determinado tipo de acto de habla,  cuya realización es otro acto institucional más." (84)
 
 (Quizá Searle descuida que los actos de habla, una vez establecidos como  fundamento de una institución, son de por sí prescindibles, y su  función se transforma: pasan de fundar la institución a ser un símbolo  en última instancia prescindible de la institución.  Por ejemplo, que  una novia diga o no diga "sí" en el altar, p. ej. que sonría y dé un  beso al novio, igual cuenta como matrimonio si todos los asistentes dan  por hecho que el matrimonio ha tenido lugar, y luego deja de ser  relevante que el acto de habla efectivo haya tenido lugar o no. Lo mismo  con jurar la Constitución para obtener un cargo, etc. De este descuido  de los actos de habla pueden surgir, sin embargo, muchas confusiones y  ambigüedades legales).
 
 Luego, la institución se simboliza o mantiene, dice Searle, con los  indicadores de status asociados a ella. (Por ej. anillos, certificados,  etc.).
 
 Obsérvese sin embargo que estos hechos institucionales no son para  Searle una esfera de acción humana ajena a la biología, sino que se  construye sobre la biología y la animalidad, y la desarrolla podríamos  decir:
 
 "A un nivel más complicado que el dinero, el matrimonio y la propiedad,  los gobiernos tienen su origen en una serie de fenómenos biológicos  primitivos, como son la tendencia de la mayoría de los grupos sociales  de primates a formar jerarquías de status, la tendencia de los animales a  aceptar el liderazgo de otros animales, y, en algunos casos, la pura  fuerza bruta física que algunos animales pueden ejercer sobre otros. No  pretendo sugerir que esta lista comprenda toda la historia de las bases  del gobierno, pero me parece que estos elementos de la biología de los  primates son tan esenciales para comprender la filosofía política como  muchos de los rasgos que tradicionalmente se discuten, como el contrato  social" (86).
 
 Las instituciones pueden definirse lógicamente, analizarse en sus  instituciones constituyentes, y formularse explícitamente en leyes. No  todas lo están, claro. Hay una transición gradual entre los hechos  sociales en general y los hechos institucionales en concreto. Los más  claramente definidas conllevan la asignación de nuevos roles y  responsabilidades. La guerra, por ej., oscila entre un hecho  institucional (con frecuencia explícitamente evadido) y una práctica  social a gran escala. La aceptación y reconocimiento colectivo de los  hechos es crucial para la existencia de un hecho institucional, pero no  es algo que se dé de manera totalmente definida en una sociedad.
 
 Searle comenta la fragilidad de los hechos institucionales, dado que  descansan sólo sobre acuerdos. La aceptación social no descansa  meramente sobre la fuerza; la fuerza misma es una realidad  institucional. La realidades sociales e institucionales contienen  representaciones que descansan en elementos constituyentes que son  representaciones lingüísticas. Las instituciones se mantienen a veces  por mero hábito, pero entonces se pueden derrumbar de modo súbito, como  cuando la gente pierde la confianza en su moneda o en su gobierno; "no  hay un conjunto simple de relaciones entre la motivación, el interés  propio, la estructura institucional y el cambio institucional" y por  tanto la ecología de las instituciones es compleja y local, podríamos  añadir. Y Searle extrae esta reflexión sobre las instituciones:  requieren uso constante para mantenerlas; se basan en el poder, pero no  es un poder tal que amenace a los valores liberales, sino que es la  condición previa de su existencia.
 
 Tipos de imposición de status funcional. La mayoría consisten en otorgar  al término X un poder que no tendría sólo en función de ser X. (Así un  objeto se convierte en dinero, un pasaporte, etc.). La cuestión es,  cuántos tipos de poder pueden crearse por acuerdo colectivo.
 
 Aparte del poder, otros status son puramente honoríficos (premios, distinciones, etc.).
 
 ¿En cuántos tipos de "Y" se puede convertir "X"? La cuestión afecta  especialmente a las personas, porque los objetos a los que se da poder  en última instancia dan poder a las personas, poder que antes no tenían.  "Esto sugiere lo que de hecho creo que pasa, que el contenido de la  intencionalidad colectiva en la imposición de la función de status será  típicamente que algún sujeto humano, singular o plural, tiene algún  poder, positivo o negativo, condicional o categórico" (98).  Tipos de  hechos institucionales: los que dan poderes simbólicos, deónticos,  honoríficos, o procedimentales.
 
 1. Poderes simbólicos: la creación de significado y de lenguaje.
 
 2. Poderes deónticos: la creación de derechos y obligaciones.
 
 3. Honor: status por el status mismo.
 
 4. Pasos procedimentales para acceder al poder y al honor. (Requisitos a cumplir que son de por sí instituciones).
 
 La estructura lógica del poder convencional. La forma primitiva es:  Aceptamos que S tiene poder para hacer A. (Con análisis lógicos más  detallados de la capacitación, que proporciona Searle). Pero "Los dos  modos básicos del poder convencional son aquellos en los que le  imponemos una autorización a un agente, y aquéllos en los que le  imponemos un requisito a un agente, y éstos pueden definirse uno en  términos del otro más negación" (108). En conclusión, "Hay exactamente una operación lógica primitiva mediante la cual se crea y constituye la realidad institucional. Tiene esta forma: Aceptamos, reconocemos, admitimos, seguimo la corriente, etc. de que (S tiene poder para (S hace A)). Es la "estructura básica" de una institución.
 
 
 
 
 5. Teoría general de los hechos institucionales: creación, mantenimiento y jerarquía.
 
 En la institución hay que hablar de su creación, su existencia  continuada, y su representación en forma de indicadores de status.
 
 "Acontecimientos típicos que crean hechos institucionales en curso son  las ventas de propiedad, las elecciones, las ceremonias matrimoniales,  las declaraciones de guerra, y las inauguraciones parlamentarias, además  de la aprobación de leyes y la adopción de constituciones. Estos a  menudo, aunque no siempre, suponen declaraciones realizativas  explícitas, como, por ejemplo, "Declaro el comienzo de la sesión  parlamentaria’, ’Por la presente se declara la guerra’, ’Os declaro  marido y mujer’. La existencia continuada de los hechos institucionales  es descrita por frases como ’esta es mi esposa’, ’el parlamento está  reunido’, ’Estamos en guerra’, ’Esa propiedad es mía’, y ’Soy titulado  por la universidad de Oxford’. Ejemplos típicos de representaciones  lingüísticas oficiales de hechos institucionales son las partidas  matrimoniales, los títulos de propiedad, los diplomas universitarios,  los uniformes oficiales, las medallas, y los permisos de conducir."  (115).
 
 
 La creación de hechos institucionales:
 
 Ciertos tipos de hechos institucionales se crean mediante actos que son  de por sí hechos institucionales. Y se imponen sobre fenómenos que ya  tenían un status institucional previo. A veces se hace mediante una  declaración realizativa explícita: "En tales casos, se impone una nueva  función de status sobre un acto de habla, la función de imponer una  función de status." (116).
 
 Un principio general: "En la medida en que el nuevo status institucional  sea de importancia primordial, tenemos más tendencia a exigir que sea  creado por medio de actos de habla explícitos realizados acorde a reglas  estrictas. Y estos actos de habla son de por sí hechos  institucionales." (116)
 
 
 La existencia continuada de hechos institucionales:
 
 Las instituciones sobreviven con su aceptación y su uso continuado. Los  hechos institucionales existen sólo en virtud de haber sido creados y no  derogados.  Una manera de crearlos sobre la marcha es actuar como si  existiesen ya (es lo que sucedió con la Declaración de Independencia de los USA).
 
 
 Indicadores de status: los hay lingüisticos, y los hay simbólicos pero no lingüísticos (anillos, uniformes, etc.).
 
 Jerarquías de hechos: de hechos brutos a hechos institucionales. El  mundo institucional es parte del mundo físico, y se inserta en él  mediante una taxonomía jerárquica. Los hechos pueden ser hechos físicos  brutos, o mentales. Los mentales, no intencionales o intencionales. Los  intencionales, singulares (individuales) o colectivos. Los colectivos  pueden ser de muchos tipos, pero destacamos en ellos los que consisten  en una asignación de función. Las asignaciones de función pueden  referirse a funciones no agentivas, o a agentivas (por ejemplo: asignar  la función de "esto es un destornillador"). Las agentivas pueden ser  casuales ("esto es un destornillador") o asignación de funciones  institucionales ("esto es dinero").  Y las institucionales pueden ser  lingüisticas ("esto es una promesa") o no lingüísticas ("esto es  dinero").
 
 Y a esto se añade que "una vez tenemos funciones institucionales, tanto  lingüísticas como no lingüísticas, podemos iterar funciones sobre otras  funciones. El término Y de un nivel puede servir como término X o  término C del nivel siguiente o incluso de otros superiores. Así, una  enunciación tal que X1 cuenta como promes Y1 en el contexto C1; pero en  determinadas circunstancias C2, esa misma promesa Y1=X2, cuenta como un  contrato legalmente vinculantee, Y2. Dado el contrato como contexto  ,Y2=C3, una acción concreta como X3 puede contar como su ruptura, Y3. En  el contexto de esa ruptura, Y3=C4, una serie de acciones legales tales  como X4 pueden contar como una impugnación legal exitosa, Y4, y por  tanto tener la función de remediar la ruptura o compensar por ella.  Iteraciones tales producen los niveles superiores de hechos  institucionales" (125).
 
 "Además, incluso en los casos en los que la función se asigna mediante  actos colectivos de imposición intencional, el uso subsiguiente de las  entidades en cuestión no necesita contener la intencionalidad de la  imposición original"  (126).
 
 (JAGL: Esto es una manera de decir que realidades institucionales e  intencionales muy complejas, y que requieren muchas operaciones mentales  y una compleja estructura intersubjetiva para ser descritas o  analizadas, pueden sin embargo ser empleadas por los sujetos humanos  como si fuesen realidades simples o de primer orden, son a modo de  contenedores portátiles que contienen y hacen manejable toda la  intencionalidad compleja que llevan acumulada, sin necesidad de que los  sujetos tengan que ser conscientes de todos los pasos necesarios para  generarlas. Una perspectiva similar es la que expongo en mi artículo  sobre las jerarquías intencionales frente a una noción de "teoría de la  mente" que fuese excesivamente psicologista e ignorase las realidades  institucionales creadas y acumuladas. Ver "Hierarchically Minded: Levels of Intentionality and Mind Reading." ResearchGate 5 dic. 2013.
 
 
 
 6. Capacidades de trasfondo, y la explicación de los fenómenos sociales.
 
 El ’trasfondo’ (Background) es para Searle "el conjunto de capacidades  no intencionales o preintencionales que hacen posibles los estados de  función intencionales" (129). "El argumento más sencillo para la tesis  del Trasfondo es que el sentido literal de cualquier oración pude  determinar sus condiciones de verdad u otras condiciones de satisfacción  sólo mediante un Trasfondo de capacidades, disposiciones, saber hacer,  etc., que no son de por sí parte del contenido semántico de la frase"  (130). (Es lo que se viene a llamar presuposiciones y relevancia, en otras tradiciones). Es lo que Bourdieu llama ’habitus’ — (en fin, la estructura y funcionamiento del mundo físico y social que presuponemos como base para la acción- JAGL). El Trasfondo permite que tenga lugar la interpretación lingüística, y la interpretación perceptual. (Vemos  algo como "tal cosa" por los esquemas que proyectamos, sería otra  manera de decirlo, o por las ideas con que lo interpretamos; aquí hay  cuestiones desde lo que Gustavo Bueno llama ’estromas’, o Platón llama  ’ideas’, a cuestiones generales de ideología—JaGL). 
 
 El Trasfondo, observa Searle, estructura la consciencia. (JAGL: tiene  esto que ver también con lo que a veces hemos llamado la teoría de la  realidad como proyección mental. El mundo percibido no tiene que ver  sólo con un input sensorial, sino con una proyección activa de esquemas  interpretativos, perceptuales, ideológicos, etc. Ver por ejemplo este  par de artículos míos:
  
 
  
  
  
   
 O éste de Donald Hoffman: "The Construction of Visual Reality." PDF en red:
Podríamos hablar de la percepción como interpretación, aunque Searle prefiere usar el término "interpretación" sólo cuando consciente y deliberadamente interpretamos.
 El siguiente y cuarto punto relativo al Trasfondo es especialmente  interesante para la narratología cognitiva, y también como base para una teoría del Mundo como Teatro viviente:
 
 "Cuarto, las secuencias de experiencias temporalmente extensas nos  llegan con una forma narrativa o dramática. Nos llegan bajo la forma de  lo que a falta de un término mejor llamaré categorías ’dramáticas’."
 
 Así los escenarios o marcos de los psicólogos cognitivos o sociales, o  las narraciones y dramas a las que esperamos que se ajuste la  experiencia o la acción. Por ejemplo, tal o cual ceremonia social. O  enamorarse, o casarse y tener una familia. Sacar una carrera. Etc. Estas  categorías dramáticas y narrativas estructuran el Trasfondo. (JAGL: Y  con esto ya pasamos a toda una serie de cuestiones tratadas por la  teoría de la ideología y de la cultura, a los mapas del tiempo y del  mundo.... etc. Así se construye, y así se organiza y estructura, la  realidad social). 
 
 Quinto, cada persona tiene distintas motivaciones y disposiciones (o  atención, prioridades, objetivos, etc.) y eso orienta el Trasfondo.
 
 Sexto, el Transfondo me predispone a ciertos tipos de comportamiento.  (Aquí habría que enlazar, cosa que Searle no hace, con estudios de sociología, ideología, crítica cultural, etc.).
 
 Causalidad de trasfondo. No nos sirve el modelo de causalidad  intencional, ni el modelo de "pelotas de billar" o causas de causas,  para dar cuenta de la causalidad de trasfondo. Si concebimos el  Trasfondo de modo intencionalista, estamos abandonando la idea misma de  Transfondo. Ni el paradigma de "decisión racional" basada en principios y  reglas, ni el paradigma de mera causalidad física no racionalista nos  sirven en este punto. La cuestión es que "el Trasfondo puede ser  causalmente sensible a las formas específicas de las reglas  constitutivas de las instituciones, sin que de hecho contenga ningunas  creencias o deseos o representaciones de esas reglas" (141). Usamos el  dinero sin conocer las reglas que lo constituyen efectivamente. (O el  lenguaje).
 
 Se produce una inversión, dice Searle (algo que creo que se puede  describir como lo que Barthes denominaba la naturalización de lo  convencional: las instituciones pasan a considerarse sencillamente como  si fuesen hechos brutos a la hora de la acción efectiva—constituyen el  paisaje intencional solidificado de fondo sobre el que tiene lugar la  creación de hechos institucionales a los que el sujeto dirige su  atención —JAGL. Lo que dice Searle es lo siguiente:)
 
 "En lugar de decir que la persona se comporta como se comporta  porque está siguiendo las reglas de la institución, deberíamos decir:  Primero (nivel causal) la persona se comporta como se comporta  simplemente que tiene una estructura que le predispone a comportarse de  esa manera, y Segundo (nivel funcional) ha llegado a tener esas  predisposiciones a comportarse de esa manera porque esa es la manera  conforme a las reglas de la institucion" (144). Así, el jugador de  béisbol no está pensando en las reglas, simplemente ha adquirido una  serie de hábitos de trasfondo. Cuando prometemos algo, no estamos  pensando en las reglas que estructuran la promesa según el análisis de  los actos de habla de Searle, sino que estamos pensando en lo que  prometemos. Aunque las reglas sirvan para explicarlo.
 
 "Y lo que se aplica al béisbol y a las promesas me parece que también  vale para la sintaxis. Propongo, pues, que al aprender a enfrentarnos a  la realidad social, adquirimos una serie de capacidades cognitivas que  son sensibles en cada punto a una estructura intencional, y en  particular a las estructuras reguladas de las instituciones complejas,  sin que necesariamente contengan por todas partes representaciones de  las reglas de esas instituciones" (145).  En suma, no seguimos las  reglas porque las estemos siguiendo "inconscientemente", más bien,  "hemos desarrollado una serie de disposiciones que son sensibles a la  estructura de las reglas". 
 
 (Para mayor claridad, yo hablaría más bien de que actuamos conforme a  disposiciones sensibles a la estructura de la institución, o más bien  que a su estructura, a su superficie. Podríamos hablar de una  actuación consciente atenta sólo a cuestiones inmediatas, sobre el  trasfondo de una intencionalidad gramaticalizada, o sedimentada, o  cuajada, o solidificada, o institucionalizada, sin más, INTENCIONALIDAD INSTITUCIONALIZADA, propongo llamarlo —JAGL).
 
 Searle propone entonces que es nuestro propio comportamiento el que se  ha vuelto sensible a las reglas, porque se ha desarrollado de manera que  sea sensible a las reglas. Y eso requiere añadir un nivel diacrónico a  la explicación. (Un nivel evolutivo, y también de historia de las instituciones). Estamos en las instituciones de nuestra sociedad como pez en el agua, y  no hay por qué explicarlo en términos de reglas y razonamientos  conscientes del funcionamiento de esas instituciones. (Ello no quita,  diría yo, para que esas reglas hayan tenido que ser conscientes, en  algún momento, para alguien, antes de convertirse en parte del trasfondo  que da lugar a la institución). 
 
 
 
 ________________
 
 
 La segunda parte del libro ya no se ocupa de la estructura de las  instituciones, sino que de cuestiones metafísicas sobre la existencia  del mundo real, y su análisis lógico. Aquí mis notas serán aún más  someras con respecto al contenido del libro, centrándome en algunos  puntos de especial interés.
 
 
 7. ¿Existe el mundo real? Parte I. Ataques sobre el realismo.  
 
 En el panorama filosófico actual, se suele negar
 
 1) que exista una realidad independiente de las representaciones humanas,
 y
 
 2) que las afirmaciones verdaderas correspondan a hechos. (La teoría de  la correspondencia de la verdad—tratada en el cap. 9 abajo).
 
 Para Searle,
 
 1) El mundo, el universo, la realidad, existen independientemente de  nuestras representaciones. Es lo que llamamos el "realismo externo".
 
 2) Los humanos se representan rasgos y aspectos del mundo (con  percepción, imágenes, mapas, etc.—con representaciones que muestran  intencionalidad, intrínseca o derivada).
 
 3. Las representaciones que pretenden mostrar cómo es el mundo pueden  ser ciertas, si se corresponden con los hechos, o falsas. (la "teoría de  la correspondencia de la verdad").
 
 4. Los sistemas de representación son creaciones humanas, y arbitrarias.  Varios pueden referirse a la misma realidad ("relatividad conceptual").
 
 5. Las representaciones se ven influidas por todo tipo de factores. La  objetividad epistémica es difícil o imposible por el perspectivismo y el  relativismo.
 
 6. El conocimiento se basa en poder justificar las representaciones o  dar evidencia de ellas. Sus criterios son por tanto no arbitrarios, y  son impersonales. Pero no existe un tipo especial de "conocimiento  científico" que sea más fiable de por sí.
 
 Así pues, contra el relativismo, teoría literaria, etc., Searle cree que  el perspectivismo no refuta la existencia del mundo ni la posibilidad  del conocimiento objetivo.
 
 
 ¿Qué es el realismo?
 
 Para Searle, no es una teoría de la verdad, ni presupone una teoría de  la verdad. Dice Putnam que "el sentido completo del Realismo se halla en  la afirmación de que tiene sentido concebir una Visión desde el Ojo de  Dios (o, mejor dicho, una visión desde ninguna parte)." (Lo que en nuestros términos llamaríamos un Topsight Absoluto, un desiderátum, claro—JAGL). Pero  para Searle la cuestión del Realismo Externo no es epistémica: "el  realismo, tal como yo uso el término, no es una teoría de la verdad, no  es una teoría del conocimiento, y no es una teoría del lenguaje. Si uno  insiste en categorizarlo, podríamos decir que es una teoría ontológica. Dice que existe una realidad totalmente independiente de nuestras representaciones" (155). "El  realismo es la perspectiva que dice que hay una manera en que las cosas  son que es lógicamente independiente de todas las representaciones  humanas. El realismo no dice cómo son las cosas, sino sólo que hay una  manera en que son." (155).
 
 (Pero una ontología totalmente aislada de una fenomenología se  convertiría en una noumenología. Por tanto creo que hay que añadir aquí  algo a lo que Searle es muy renuente (algo totalmente ajeno a su  perspectiva) y que es un perspectivismo narrativo o evolutivo del  conocimiento. Tiene sentido decir que las cosas ERAN independientes de  una representación humana si hay OTRA representación humana que ha  sustituido de modo más convincente a la primera. Si no tenemos esa otra  representación donde apoyarnos, la afirmación de que las cosas son "de  alguna manera independiente de una representación" se queda vacía  —JAGL).
 
 Para Searle, pues, "la realidad no está lógicamente constituida por representaciones, no hay dependencia lógica" (156). (La  representación se opone como concepto lógico a la realidad, por  definición, pero sin embargo queda la cuestión de que esa realidad  requiere una representación si ha de ser... representable. Como digo, es  un tema insoluble a no ser por una dialéctica de las representaciones  en la que Searle no quiere entrar.—JAGL).
 
 Searle pasa a considerar tres argumentos contra el realismo externo: el argumento basado en la relatividad conceptual, el argumento verificacionista, y el argumento de la cosa en sí (Ding an sich).
 
 El argumento basado en la Relatividad Conceptual
   
  Basado en (4) arriba: cualquier descripcion verdadera se hace en  relación a un sistema conceptual en última instancia arbitrario. Pero  para Searle, "el mundo real no se cuida de cómo lo describimos, y sigue  siendo el mismo bajo las diferentes descripciones que de él hagamos"  (163). (Vs. Goodman, y vs. Putnam, que consiera que la mente y el mundo,  juntos, constituyen el mundo, y la mente). Para Searle, la falsedad de  la noción de "Esquema Conceptual Privilegiado", a saber, que "Hay sólo  un esquema conceptual correcto para describir la realidad", no afecta a  la cuestión del Realismo Externo. "El Realismo Externo permite que haya  un número infinito de descripciones verdaderas de la misma reladidad,  relativamente a diferentes esquemas conceptuales" (165).
 
 Wittgenstein: "¿Cuál es mi objetivo en filosofía? Enseñarte a convertir sinsentidos ocultos en sinsentidos obvios" (165).
 
 "Además, si la relatividad conceptal ha de usarse como argumento contra  el realismo, parece presuponer el realismo, puesto que presupone una  realidad independiente del lenguaje que puede recortarse o dividirse de  diferentes maneras, según diferentes vocabularios" (165).
 
 (Aquí vienen a cuento las reflexiones de Kenneth Burke sobre las pantallas terminológicas, una teoría semiótica del perspectivismo cognitivo). 
 
 "Todas las aseveraciones verdaderas sobre el mundo pueden afirmarse  juntas de manera consistente. De hecho, si no se pudiesen afirmar  consistentemente juntas, no podrían ser todas verdaderas" (167).
 
 (Me temo que lo que consigue Searle con esta refutación es demostrar  que existe el mundo al margen de... cada uno de los sistemas de  representación por separado. Pero no de la representación en general ni  de la representabilidad. No tenemos por qué representar el mundo de una  manera en concreto. Pero tenemos que representarlo. Incluso el mundo "al  margen de representaciones" aquí invocado forma parte de una  representación, una argumentación filosófica.—JAGL).
 
 
  El Argumento Verificacionista
 
 Se basa en el razonamiento epistemológico de que la experiencia es constitutiva de la realidad. Va de Berkeley a Mill y (supongo) a las fenomenologías varias. (Como Gustavo Bueno, Searle niega que cuando percibamos algo estemos percibiendo nuestras percepciones—percibimos el objeto): "mis experiencias me dan acceso a algo que no es en sí una experiencia"  (171). Sostiene este argumento antirrealista que "Postular una realidad  externa es esencialmente postular algo incognoscible y en última  instancia ininteligible" (171).
 
 Admitamos el solipsismo, el demonio maligno, etc. Todo puede ser una  alucinación, pero en ese caso "estoy equivocado acerca de los rasgos del  mundo real". Aunque sólo podamos conocer el mundo externo por nuestras  experiencias perceptuales, eso no quiere decir que la única realidad sea  la realidad de esas experiencias. Los propios argumentos antirrealistas  presuponen el realismo.
 
 El argumento Ding and sich
 
 Viene a decir que no existe una "visión desde ningún sitio" o visión  divina de las cosas. Como no hay una perspectiva no representacional,  acabamos hablando de una realidad interna a nuestro sistema de  representaciones. (Viene a ser lo que decía antes Burke sobre las  pantallas terminológicas, pero la respuesta a Searle está en que un  sistema se ve desde otro más comprehensivo o más explicativo. No estamos  encerrados en uno, sino que podemos verlo desde otro). El  argumento, dice Searle, es que dado que toda cognición es relativa a un  sistema (o "pantalla terminológica"), no hay cognición de una realidad  independiente de la cognición.  Para Searle, esto parece desconocer en  qué consiste la cognición. Es perspectivista, pero no quita para que sea  una perspectiva sobre una realidad que existe independientemente de la  cognición.
 
 Estas objeciones al realismo externo se basan en una concepción  equivocada de la relación entre verdad y realidad, dice Searle—que no  pueden coincidir como parecería presuponer el realista externo ingenuo.  "Toda representación, y a fortiori toda representación verdadera,  siempre es relativa a algunos aspectos y no a otros. El carácter  aspectual de todas las representaciones deriva de hechos tales como que  la representación siempre se hace en el seno de algún esquema conceptual  y desde determinada perspectiva" (175). Por tanto no pueden coincidir  verdad y realidad de la manera que parecerían ansiar muchos filósofos  tradicionales.  "Toda representación tiene una forma aspectual.  Representa su objetivo bajo ciertos aspectos y no bajo otros. En suma,  la realidad la representamos siempre desde un punto de vista, pero la  realidad ontológicamente objetiva no tiene un punto de vista" (176). (Y  eso la reduce al papel de un concepto filosófico regulador, en una  teoría —pero no a una representación oponible en el mismo plano a las  demás representaciones efectivas, claro.—JAGL).
 
 
 8. ¿Existe el mundo real? Parte II: ¿Podría haber una prueba del Realismo Externo? 
 
 Argumenta Searle contra Moore, sosteniendo que el Realismo Externo es  una condición de inteligibilidad, una presuposición necesaria para  entender el Trasfondo. Pero también aclara que (como concluíamos antes)  "el Realismo Externo así entendido no es una tesis empírica sino más  bien una condición de inteligibilidad sobre mantener ciertos tipos de  tesis" (182); por ejemplo no le afecta la tesis relativista o atomista  de que los objetos del espacio son una función de nuestra escala. "Bien  formulado, el Realismo Externo es la tesis de que hay una manera en que  existen las cosas que es independiente de todas las representaciones de  cómo son las cosas" (182).
 
 Un "argumento trascendental" para el Realismo Externo. A la hora  de comunicarnos, presuponemos muchas cosas, pero no todas pueden  concebirse como "condiciones de verdad" para nuestras proposiciones, son  algo previo que permite establecer las condiciones de verdad. "El  Realismo Externo es una presuposición de Trasfondo para la comprensión  normal de una clase muy grande de enunciados. Pero difiere de otras  presuposiciones de Trasfondo en el sentido de que es a la vez  omnipresente y esencial" (185). Nos referimos constantemente a aspectos  objetivos del mundo, con lo cual "hemos de dar por sentodo que hay una  manera en que es el mundo que es independiente de nuestras  representaciones. Pero ese requisito es precisamente el requisito del  Realismo Externo"; "Los esfuerzos por comunicarnos en un lenguaje  público requieren que presupongamos un mundo público". Y el sentido de  ’público’ en cuestion requiere que la realidad pública exista  independientemente de las representaciones de esa realidad" (187). (Vendría a ser tan sólo la exigencia de admitir que la realidad se presta a diversas perspectivas—JAGL). Es lo que entendemos por entendimiento normal.
 
 La distinción entre la Realidad Bruta y la Realidad Socialmente Construida. La comprensión normal de algunos actos de habla requiere presuponer una  realidad independiente de toda representación. "La manera más simple de  mostrar eso es mostrar que una realidad socialmente construida  presupone una realidad indepndeinte de todas las construcciones  sociales, porque tiene que haber algo con lo que se construyan las  construcciones" (190). Así, "Al ’argumento trascendental’ de la sección  anterior —un lenguaje público presupone un mundo público— añadimos en  esta sección un ’argumento trascencental’: una realidad socialmente  construida presupone una realidad no socialmente construida" (191).
 
 "Puesto que la forma lógica de creación de la realidad socialmente  construida consiste en iteraciones de la estructura X cuenta como Y en  C, las iteraciones deben tocar fondo en un elemento X que no sea en sí  mismo una construcción institucional. Si no, tendríamos regressus in  infinitum o circularidad. Es consecuencia lógica del argumento principal  del libro que no puedes tener hechos institucionales sin hechos brutos"  (191).
 
 
 (Y sin embargo y sin embargo...  Searle nos ha dado la fórmula  para construir realidades institucionales sobre otras realidades  institucionales, y hemos visto cómo el Trasfondo venía a adquirir el  aspecto de una Realidad Bruta, aunque fuese institucional de hecho.  Instituciones se edifican sobre el suelo de otras instituciones. Y  siguiendo hacia abajo, hallamos que las instituciones Occidentales tocan  suelo en una institucionalidad humana más general que les sirve de  sustento. Pero esas instituciones humanas se asientan en una  sociabilidad más general, la comunicabilidad de las experiencias de los  seres vivos, y vienen a ser hechos institucionales de esa institución  que es la Vida Consciente, edificada sobre otras funciones vitales. Y  así sugeriría yo que la diferencia entre hechos brutos y hechos  institucionales no es tan radical como quiere hacerla aparecer Searle, y  que es su mismo análisis de la construcción y del Trasfondo el que nos  invita a ver una continuidad y una transición. Sin negar por ello las  características distintivas de estas instituciones propiamente dichas a  las que se refiere, las basadas en la convencionalidad simbólica. Pero  hay símbolos de más solidez o "brutalidad" que otros, y allí ya  entraríamos no tanto en una Poética cuanto en una Sociobiología e  Historia Evolutiva de los símbolos— JAGL).
 
 Searle arguye que él no "demuestra" el realismo externo, sino que  demuestra que es una presuposición del lenguaje público. Alternativa: el  solipsismo, pero "recuerda tan sólo esto: Tu solipsismo queda refutado  al momento por mí; y el mío queda refutado al momento por tí (suponiendo  que existas)" (194-5). "De un modo preteorético damos por sentado el  realismo externo, y por esa razón no hace falta que sea una creencia,  sino que es algo previo a tener creencias" (195).  Esto se aplica a las  condiciones de inteligibilidad y a la experiencia normal (no a la  realidad cuántica, por ej.). Por eso las discusiones en torno a esta  cuestión parecen ociosas. "El primer paso para combatir el  irracionalismo—no el único paso pero sí el primero—consiste en una  refutación de los argumentos contra el realismo externo y una defensa  del realismo externo en tanto que es una presuposición de grandes áreas  del discurso"  (197).
 
 9. La verdad y la correspondencia 
 
 "En este capítulo", dice Searle, "defenderé la idea de que la verdad es  una cuestión de correspondencia con los hechos" (199, traducción siempre  mía). De esto tenemos una comprensión intuitiva: "En una  interpretación natural, el criterio de la verdad consistente en  descitar, junto con la comprensión adecuada de las nociones de ’hecho’ y  de ’correspondencia’, implican la teoría de correspondencia de la  verdad, porque si la oración citada en el lado izquierdo de una oración  de Verdad es en realidad cierta, entonces ha de corresponder al hecho  citado en el lado derecho" (202).
 
 Ejemplo:
 
 "El gato está sobre la alfombra" es una oración verdadera si y sólo si el gato está sobre la alfombra.
 
 Strawson rechaza la teoría de la correspondencia, arguyendo que los  hechos del lado derecho tienen una estructura lingüística implícita, lo  cual hace que la supuesta definición sea circular. En cuanto a Searle,  "sostendré que Strawson está en lo correcto al señalar la conexión  interna entre hecho y aserción verdadera, pero que esto no muestra que  los hechos sean en ningún sentido entidades lingüísticas, o que no haya  relación de correspondencia entre las aserciones verdaderas y los  hechos" (208).
"Por esta razón, por la conexión en la definición entre el hecho y la aserción verdadera, no podría haber una inconsistencia entre el criterio de correspondencia de la verdad y el criterio de la descitación. ’Hecho’ se define sólo como aquello en virtud de lo cual una aserción es verdadera, y la descitación da la forma de lo que hace a cada aserción verdadera, simplemente repitiendo la afirmación. Pero si la aserción es verdadera, entonces repetirla es lo mismo que afirmar el hecho. El criterio descitacional nos dice que la aserción ’El gato está sobre la alfombra’ es verdadera si y sólo si el gato está sobre la alfombra. El criterio de correspondencia nos dice que la afirmación ’El gato está sobre la alfombra’ es verdadera si y sólo si se corresponde con un hecho. Pero ¿qué hecho? El único hecho con el que se podría corresponder, si es cierta, es el hecho de que el gato está sobre la alfombra. Pero ése es precisamente el resultado dado por el criterio descitacional, porque ése es el hecho afirmado por el lado verdadero de la oración de verdad: la aserción ’El gato está sobre la alfombra’ es verdadera si y sólo si el gato está sobre la alfombra. Y esto es también por lo que para saber que es cierto que el gato está sobre la alformbra, todo lo que tenemos que determinar es que el gato está en la alfombra. No tenemos que determinar además que la aserción de que el gato está sobre la alfombra se corresponde con el hecho de que el gato está sobre la alfombra, porque ya hemos determinado esa correspondencia cuando determinamos que el gato está sobre la alfombra." (212)
(El argumento de Searle es coherente en su defensa de los hechos en  tanto que son distintos de las aseveraciones sobre ellos; pero está  equivocado en parte porque a pesar de estar más atento a cuestiones  metalingüísticas, descuida el papel del inglés como  metalenguaje—inténtese cambiar "The cat is on the mat" por "el gato está  sobre la alfombra"; obviamente necesitamos establecer la  correspondencia entre esa aserción y la aserción del lenguaje que  estemos usando como metalenguaje. Además, incluso si descontamos la  cuestión del metalenguaje, Searle está analizando la verdad en un vacío,  con aserciones de laboratorio que no van dirigidas de nadie a nadie, o  quizá sólo de él a sí mismo. En sustancia, las verdades de Searle son  verdades en sí mismas, no verdades "para alguien". El propio analista  queda mentalmente suprimido del análisis, puesto entre paréntesis, a la  vez que sigue siendo, paradójicamente, el garante de que los hechos son  tales como se afirman en la proposición, al recurrir él tanto a los  hechos como al lenguaje. Pero desde la perspectiva de una teoría  inteaccionista de la verdad (una teoría en la línea de la tradición  pragmatista; ver por ej. A Pragmatic Theory of Truth de George Herbert Mead—una verdad es siempre una verdad para alguien. Es  decir, una verdad no es verdadera en sí, o para todo el mundo sin más.  En las situaciones efectivas en las que el establecimiento o  determinación de la verdad son relevantes, precisamos evaluar las  aseveraciones de otras personas en referencia a los hechos, por una  parte, y también a nuestra propia manera de aseverar, o de  representar, esos hechos. No podemos ponernos entre paréntesis para  suprimirnos de la manera en que hace Searle—excepto de modo operativo,  al describir los juicios de verdad que hace alguna otra persona, por  ejemplo las verdades del dogma para los católicos, o las verdades de la  naturaleza tal como las describe una teoría científica obsoleta. En  estos casos, el juicio de verdad se ascribe a algún otro sujeto. Por  tanto, el juicio de verdad conlleva no sólo asegurarse de la  correspondencia entre una aseveración y un hecho, sino también evaluar  la correspondencia entre diversos lenguajes, diferentes representaciones  de los hechos, y diferentes presuposiciones sobre ellos. El evaluar  determinada aseveración como cierta, o sólo parcialmente cierta, o  falsa, siempre supone el tomar partido, o posicionarse en alguna  situación discursiva determinada y concreta, en la que hay algo en  juego. Las aseveraciones sobre el objeto de debate serán diferentes;  solamente afirmando presuposiciones comunes y compartidas podemos en tal  caso producir afirmaciones ciertas (para todos los dialogantes).  Porque, de modo crucial, una aserción es verdadera no sólo si "se  corresponde con lo hechos", sino si (además) es evaluada por alguien  como una aserción que se corresponde con los hechos. —JAGL).
 
 Otra parte de la cuestión tratada por Seale es que nuestro metalenguaje  relativo a la verdad la describe en términos de aserciones. "’Verdadero’  y ’falso’ son los términos cruciales para evaluar el éxito a la hora de  alcanzar adecuación en el modo apropiado para las aserciones, igual que  ’obedecida’ o ’desobedecida’ evalúan el éxito a la hora de alcanzar  adecuación en la manera apropiada para las órdenes." (218)
  
 (De nuevo, no es el caso realmente. No es ’obedecida’ y  ’desobedecida’ lo que satisface la dirección de adecuación para las  órdenes, sino ’apropiada’ o ’inapropiada’, es decir, si cumplen las  condiciones de felicidad para ser órdenes, si la persona está capacitada  para darlas, si la orden viene de quien tiene la autoridad para darla, o  no. Que elijamos obedecerlas o desobedecerlas es una cuestión  enteramente distinta, perlocucionaria; no es cuestión de estructura  ilocucionaria.—JAGL).  
 
 (Además, en lo que sigue, el experimento de Searle relativo a "crear  un lenguaje" para describir la verdad, las aseveraciones, etc., ignora o  descuida las situaciones de conflicto o desacuerdo en las que las  aserciones de verdad típicamente se dan, y también el número de  participantes—porque las aseveraciones de verdad han de ser evaluadas  como tales en un proceso de interacción comunicativa, aunque sólo sea  por nosotros en tanto que observadores virtuales de un intercambio en el  que no participamos).
 
 Unos apuntes sobre el resumen y conclusión, en los que Searle afirma lo  siguienteA: "3. La asignación de ’verdadero’ a las aserciones no es  arbitraria. En general, las aserciones son verdaderas en virtud de  condiciones del mundo que no son parte de la aserción. A las aserciones  las hace cerdaderas la manera en que son las cosas en el mundo que es  independiente de la aserción. Necesitamos términos generales para  nombrar estas maneras-en-que-las-cosas-son-en-el-mundo, y ’hecho’ es uno  de ellos. Otros son ’situación’ y ’estado de cosas’" (219).
  
 
 (De nuevo, se deja fuera aquí un elemento crucial para la asignación  de ’verdad’ a una aserción. Necesitamos tener en cuenta no sólo la  aserción, y el estado de cosas concomitante entendido como una  representación del hablante diferente de la aserción misma;  también hemos de tener en cuenta la representación que el evaluador  tiene del estado de cosas en cuestión, y de los objetivos y actuación  del hablante (hablante evaluado, autor de la aseveración) a la hora de  formular una representación lingüística de ese estado de cosas o  hechos—de los rasgos de todas estas cuestiones en la medida en que sean  relevantes para la situación interaccional. Pero es que no hay hablantes  ni interactuantes en el modelo de Searle...  Imaginemos sin más, a modo  de ejemplo, cómo podríamos empezar a juzgar la verdad o falsedad de una  aserción como "No existía América en el siglo XIII", pronunciada en una  variedad de situaciones concretas—por no mencionar otras aseveraciones y  estados de cosas complejos como "el gato está sobre la alfombra".  —JAGL).
 
  
 Otros detalles de la argumentación de Searle se refieren al  metalenguaje. Por ejemplo, Searle supone que el intercambiar oraciones  lógicamente equivalentes no significa que estemos manteniendo una  identidad en la referencia; ni tampoco queda eso supuesto si  intercambiamos descripciones definidas correferentes. Otra distinción  que quiere dejar establecida es la distinción entre hechos y aserciones  verdaderas. (Cosa que parece bastante clara, excepto quizá  para un  filósofo del lenguaje. Parece que no se necesitaría mucha argumentación  especializada para diferenciar un hecho de una afirmación sobre un  hecho.... —JAGL). El análisis de los hechos, concluye Searle,  necesita más que la descitación. Y, por fin, "9. Un método (sólo uno de  ellos) en filosofía consiste en analizar la estructura de los hechos que  hacen que nuestras aserciones sean verdaderas. En capítulos anteriores  he intentado hacer eso con la estructura de los hechos sociales e  institucionales" (221).
 
 (Quizá podría entonces extenderse al análisis de los hechos  institucionales realizado por Searle, a pesar de lo útil y penetrante  que es, la crítica que le hemos dirigido a su definición de la verdad y  de los hechos. A estos hechos institucionales descritos por Searle, a  pesar de ser interaccionales por naturaleza, les falta una dimensión  interactiva crucial: las instituciones, como las verdades y los hechos,  están edificadas sobre un terreno parcialmente inestable. Están hechas  tanto de consenso, de presuposiciones y prácticas compartidas y dadas  por sentadas, como también están hechas de disenso, de confrontación  entre las personas y las gentes y los pueblos sobre la misma sustancia  del mundo, de la institución, y de las reglas del juego, lingüistico o  no, al que estamos jugando. —JAGL).
 
 Searle termina con una crítica del "argumento honda" de Frege y de Davidson, con el fin de demostrar que "la identidad de hechos no se mantiene bajo la sustituibilidad de oraciones lógicamente  equivalentes" (225). La identidad de referencia no se mantiene, y Searle  descalifica este argumento como un mero truco de prestidigitación en  lógica. 
 
 
| Nota -  El ’argumento honda’ de Davidson, de Inquiries into Truth and Interpretation (Oxford, Clarendon, 1984, p. 42, cit. por Searle, 235) va así: Los principios son los siguientes: Si una aserción se corresponde con el hecho descrito por una expresión de la forma ’el hecho de que p’, entonces corresponde al hecho descrito por ’el hecho de que q’, siempre que se den una de estas dos condiciones: (1) que las oraciones que sustituyan a ’p’ y a ’q’ sean lógicamente equivalentes; o que (2) ’p’ difiera de ’q’ únicamente en que un término singular ha sido reemplazado por otro término singular coextensivo. El argumento que lo confirma es como sigue. Pongamos que ’s’ abrevia alguna oración verdadera. Entonces, es seguro que la afirmación de que s corresponde al hecho de que s. Pero podemos reemplazar la segunda ’s’ por su equivalente lógico ’(el x tal que x es idéntico a Diógenes y s) es idéntico con (el x tal que x es idéntico a Diógenes)’. Aplicando el principio de que podemos reemplazar términos singulares coextensivos, podemos reemplazar ’s’ por ’t’ en la última frase citada, suponiendo que ’t’ sea verdadera. Finalmente, invirtiendo el primer paso, concluimos que la aserción de que ’s’ corresponde al hecho de que ’t’, donde ’s’ y ’t’ son cualesquiera oraciones verdaderas.—es decir, un absurdo evidente. Cf. también el juicio y análisis de Tristan Haze (traduzco): "Hay un tipo particular de falacia lógica que, irónicamente, sólo es cometida por personas familiarizadas con la teoría lógica formal. Las falacias de este tipo surgen cuando los principios de inferencia procedentes de la lógica formal se aplican de modo inadecuado a argumentos que se desarrollan en un lenguaje natural" ("An Analysis of Davidson’s Slingshot Argument", Sprachlogik 21 sept. 2011). | 
 
 
 
 Conclusión
 
 En la realidad humana tal como al ve Searle no hay oposición, o quizá  más bien no hay solución de continuidad, entre lo mental y lo físico, o  entre la cultura y la biología; "la cultura es la forma que toma la  biología" (227) en el ser humano. 
 
 (Y, por proseguir con la reflexión biológica, podemos añadir que las  instituciones humanas descansan siempre sobre una intencionalidad parcialmente compartida. Los grupos humanos comparten parte de la realidad  institucional que tienen bajo los pies, y difieren y debaten sobre el  alcance del consenso institucional, o sobre cuál exactamente es la  cantidad de terreno común que comparten bajo los pies, y sobre las  reglas, y los hechos, que sostienen la propiedad de ese terreno. —JAGL).
 
 (Y, argüiría yo, todos estas cosas o instituciones descansan sobre  terreno debatido (el dinero, la propiedad, el matrimonio, el gobierno,  las universidades...); son una cuestión tanto de acuerdo como de  disensión entre grupos, en lo tocante a su status y a sus reglas, en  diversas situaciones interaccionales. La asingación conjunta de función  es esencial para el comportamiento institucional, pero el  cuestionamiento de las bases de la institución, la disensión, y la  atención a la situación interaccional específica, a sus participantes, y  a lo que está en juego en ella, parecen ser también elementos cruciales  en el comportamiento institucional. —JAGL).
 
 
 Concluiré diciendo que el  desplazamiento de perspectiva que he propuesto aquí en lo tocante a la  naturaleza de los hechos y de la verdad es consistente con el cuadro que  presenta Stephen Toulmin, y John Shotter siguiéndole, relativo al  desplazamiento que ha tenido lugar desde una ciencia de la psicología  moderna a una postmoderna (Shotter, Conversational Realities, Sage, 1993: 95).  O, quizá mejor dicho, avanza algo más en el camino que ya ha recorrido  Searle desde una epistemología moderna a una postmoderna. La verdad y  los hechos serían, por tanto, clases de "realidades conversacionales",  por usar la terminología de Shotter. Éste describe como sigue el  desplazamiento de la psicología moderna a la postmoderna:
 
Remite Shotter aquí al artículo de Stephen Toulmin "The Construal of Reality: Criticism in Modern and Postmodern Science." Critical Inquiry 9 (1982): 93-11.  
 
 Mi crítica de la teoría de los hechos y de la verdad de Searle  encuentra un paralelo en una crítica similar efectuada a las tesis de  Umberto Eco sobre las aseveraciones legítimas, tesis que sufre de una  falta similar de especificidad interaccional. (Véase al respecto mi  artículo "Sobre lo que no se puede decir"). 
 
 
 
 
 
 
       
		
0 comentarios