Retropost (2006): Singular singladura
Singular singladura
Publicado en Recuerdos. com. José Ángel García Landa
Inútil fue enviarte a Marte. Aunque te registré adecuadamente en la nave, la Nasa no me extendió el certificado. Así que pruebas no tengo. La nave (Opportunity se llamaba, creo) me consta que salió, y llegó hasta el planeta. Esa no vuelve (o quizá sea una de esas misiones perdidas en el espacio, en las últimas aventuras marcianas, tan accidentadas). En todo caso, algo de ti quedará por los siglos de los siglos en los desiertos cósmicos, o marcianos, inútilmente.
También inútil, aunque más extraño, fue encontrarte por azar, ya inscrita a bordo de aquella otra nave (la Stardust era, con permiso de Woody Allen)— sin tener yo nada que ver con esa inscripción. Anyway, me resultó conveniente tu alter ego, si no eras tú en persona (¡Dos tú! Contradictio in adjecto), y te reasigné desde la nave marciana a esta Stardust donde ya estabas ubicada, y que por entonces se hallaba entre Marte y Júpiter, persiguiendo a un cometa. Porque esa nave sí regresaba a la Tierra, y aunque su sitio web llevaba cierto desfase, pude hacer el seguimiento hasta el aterrizaje.
Todo esto recuerda a lo de "déjalo ya, sabes que nunca has ido a Venus en un barco". Igual te perdí en durante el transbordo. A Venus, a Marte... yo mismo sólo viajo por el ciberespacio, o por mi espacio interior; y lo más raro se diría uno que habría de ser el que estos periplos cósmicos sucedan realmente en el espacio exterior, materia terrícola viajando durante años a muchos kilómetros por segundo, arriesgándose a chocar con cualquier asteroide. Pero es así; y estas cosas suceden, la gente las hace, como en Gattaca, o en 2001. Sucedían, de hecho, ya hace años.
Y una cosa más extraña hay: tu indiferencia a este interludio interplanetario, a esta singular singladura cosmicómica, a esta space oddity, única en tu género. Cierto, en cierto sentido te comprendo (being yourself a cosmic one-shot). Para qué transportar objetos físicos y cuerpos tangibles a través de millones de kilómetros, pudiendo ir en la imaginación, si quieres. Y si no quieres ir... inútil separar los pies de la tierra, naturalmente. Pero es, de todos modos, una singular sinalegría.
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