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Vanity Fea

Biescas

Locros, sicilianos y pelaires

24 de marzo de 2012

 


La ermita de Santa Elena, donde acaba el término municipal de Biescas, camino del valle de Tena, es un punto de encuentro de romerías tanto de Biescas como de los pueblos del valle. Y donde hay encuentro hay desencuentro. Se cuenta en Biescas que  los tensinos venían disputando la propiedad de la ermita, que más bien parece estar en el valle que en Biescas—de hecho hay que atravesar una barrera natural, una puerta tallada en la roca, para llegar a ella desde Biescas. Para decidir el contencioso, cuenta la tradición, se pidió al cura de Biescas que, hablando ex cathedra, se pronunciase sobre la verdad del asunto, o es posible que se le hiciese jurar sobre la Biblia, sospechando que quizá buscaría favorecer a sus feligreses. Y el cura juró en la ermita, en efecto, como sigue: "juro que mis pies están sobre tierra de Biescas". Pero el juramento tenía truco, porque en previsión del mismo, antes de salir de Biescas se había puesto tierra de ahí dentro de los zapatos.

Poca duda hay de de que el cura se condenará por la treta. Lo que sí puede discutirse es si estaba encarnando un arquetipo folklórico recurrente, o si estaba muy leído en los clásicos. En efecto, en las Historias de Polibio (libro XII.6) leo un truco parecido llevado a cabo por los locros para engañar a los sicilianos:

Acerca de estos convenios los locros explicaban que en la época de su primera llegada los sicilianos dominaban el país ocupado ahora por ellos. Los isleños, empavorecidos, los aceptaron por miedo y establecieron un tratado: los locros les serían amigos y poseerían, conjuntamente con ellos, sus tierras, mientras pisaran su suelo y tuvieran sus cabezas sobre sus espaldas. Se cuenta que, mientras prestaban el juramento, los locros se habían puesto tierra encima de las suelas de sus calzados y que habían escondido en sus espaldas cabezas de ajo; era así como habían depuesto el juramento. Al punto se sacudieron la tierra de sus zapatos y arrojaron las cabezas de ajo; no mucho más tarde, a la primera oportunidad, echaron a los sicilianos de aquel país. Así lo explican los locros...

Según la nota de Manuel Balasch a este pasaje (49), "Este truco es común en la antigüedad; cf. Polieno, VI 22, Dionisio de Halicarnaso, XIX 3, e incluso Virgilio, Eneida I 367. El hecho de que los locros lo refirieran no implica para nada su veracidad."

En efecto, pues presumen de mentirosos. En realidad el texto de la Historia Antigua de Roma de Dionisio de Halicarnaso, si bien va sobre un truco para burlar un tratado, no es el truco de la tierra en los zapatos; el truco allí es "estaremos un día y una noche" - pero al día siguiente también hay "un día y una noche". El pasaje de la Eneida se refiere a la compra de tierra para construir Cartago, haciendo tiras la piel de un buey para burlar la condición impuesta a Dido, de que sólo le venderían la tierra que cupiera en la piel de un buey. Son todos trucos que tienen un aire de parentesco inconfundible con cuentos populares de burladores y pícaros.

Otras leyendas en torno al santuario de Santa Elena también tienen estos paralelismos clásicos y folklóricos. Así la historia de la tela de araña como prueba de que nadie ha pasado a la cueva—recuerdo haber leído un pasaje parecido, referido a un héroe local de un país ficticio centroeuropeo, en una novela de Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores. Seguro que no venía de Santa Elena, la inspiración.

Unas páginas antes en Polibio, también a cuenta de Timeo y de sus locros, y de las mentiras de todos ellos, vemos este otro pasaje:

Timeo afirma que la fuente Aretusa, que está junto a Siracusa, tiene sus manatiales en el río Alfeo, que fluye por el Peloponeso, por la Arcadia y por Olimpia; "el río—continúa—se hunde debajo tierra, y aflora a cuatro mil estadios, en tierras siracusanas, en Sicilia". Timeo ve la prueba de su afirmación por el hecho de que durante unos festivales olímpicos llovió. El agua inundó los contornos del santurario y, al cabo de poco tiempo, manó de la fuente Aretusa estiércol proviniente de los bueyes sacrificados en los festivales; además arrojó una copa de oro, que als ser recogida atestiguó la procedencia de todo. (XII.4d).

Esto recuerda irremediablemente la historia de aquel peregrino que encontró su bastón arrojado por la fuente de la Gloriosa, en Santa Elena, después de haberlo perdido en las aguas del río Jordán. Sin explorar en detalle estos flujos subterráneos, sí puede decirse que existe una conexión de algún tipo entre estos pasajes clásicos, sumergidos largo trecho, y su reaparición en las leyendas de Biescas. Según Balasch, la fuente Aretusa "estaba situada en la parte norte de la isla de Ortigia, junto a Siracusa; entre otros autores, Píndaro (Nem. 1,1) e Íbico (fr. 23 Diehl) la relacionan con Olimpia y el curso del Alfeo. Esta tradición es constante en la literatura griega desde Íbico, y Virgilio la representa egregiamente en su última Bucólica. Hablando el lenguaje de la Ilustración del s. XVIII, Polibio se nos presenta aquí como un 'espíritu fuerte'"—o sea, un escéptico.  En la Bucólica Décima, Virgilio pide a la fuente que "al discurrir bajo las olas sicilianas", no se mezclen sus aguas con las del mar.

Sobre el tema de las corrientes subterráneas milagrosas y sorprendentes también escribió bastante John Livingston Lowes en The Road to Xanadu. Algo más al respecto comenté en La Gloriosa y los ríos sagrados.




La carrera por Mireya

martes 5 de julio de 2011

La carrera por Mireya

mireya carrera
Aquí llegan los primeros corredores. Un reportaje fotográfico completo en el Facebook de David. Qué verde era, y estaba, mi valle.

 
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Y aquí el relato de la prueba.

II Clásica Mireya


Homenaje a papá de sus compañeros

domingo 17 de abril de 2011

Homenaje a papá de sus compañeros

Ayer estuve en Biescas y ví que salía en el periódico Alto Gállego una noticia del homenaje a mi padre que organizaron los maestros de la escuela de Biescas (CRA Alto Gállego), sus antiguos compañeros, que como se vio en el acto en sí y en el vídeo que habían preparado, lo recuerdan con cariño y admiración, como todos los que lo conocieron.  Salía una foto del acto, hasta estaba yo en la foto, con mi madre y algún hermano... ayer estuvimos viendo el vídeo otra vez, con mi madre y los chavales, y es realmente conmovedor, a la vez que divertido a ratos, da para mucho con todos los recuerdos de la gente que quiso hablar de sus recuerdos de mi padre. Lo que no sabía es que (aparte de ese vídeo) había grabado mi hermano Luis el acto en el que se presentó, donde Fernando Gracia hizo la presentación del vídeo y también hizo un elogio muy cariñoso de mi padre. Aquí está la presentación, en el canal de Youtube de Luis, que también es una novedad de este año:


 
http://youtu.be/ULmR7WfYK9s


Y aquí un trozo del principio del vídeo que se presentó (también grabado con cámara de fotos)—donde habla de él mi tío Agustín y su amiga y colega Amparo:

http://youtu.be/vIDeztI_vis




Homenaje a papá en Biescas

Santa Elena

Santa Elena

He encargado un sello para la Asociación de Personas Mayores de Biescas, y le he puesto esta ilustración:

Santa Elena
 
—que es, claro, la ermita de Santa Elena, de Biescas. Decía mi padre que en Biescas hay muchos que no creen en Dios pero creen en Santa Elena. Y es cierto que las romerías a Santa Elena son muy populares y nunca falta gente el día de las Cruces. Uno de la quinta de mi padre, Maxi, ha sido el que más ha hecho por mantener la ermita además de otras muchas tradiciones locales de Biescas. Junto con los curas correspondientes, claro. Yo me acuerdo que de críos subíamos el día de Santa Elena a la misa, y me gustaba ponerme al lado de donde se encendían todas las velas, para ver cómo se derretían unas a otras con el calor, y hacían churretones churriguerescos de cera. También nos echábamos la cera por encima de las manos, aunque dolía, por el gusto de quitárnosla luego. De pequeño también tenía mis dudas de si no sería aquí donde habían encarcelado a Napoleón, lejos del mundo. En Santa Elena hay una fuente milagrosa, la Gloriosa—que tiene de milagroso que sale a veces de golpe sin previo aviso y luego se interrumpe. "¡Que sale la Gloriosa!"—y la gente salía de misa para verlo. Unos espeleólogos exploraron el sistema de cuevas de Santa Elena, largo y complicado, con lagos subterráneos y sifones que son los que explicaban el comportamiento errático de la fuente. También concluyeron que el agua milagrosa no era potable—pero la gente la ha seguido bebiendo como venían haciendo desde hace siglos. Aquí ha debido de haber un santuario desde épocas remotas. La leyenda, claro, se remonta explícitamente a tiempos de Santa Elena, la madre de Constantino, que no sé qué haría por estos andurriales—y menos aún perseguida por un moro, que es como nos lo contaban. En fin, que se refugió la santa en el fondo de la cueva que hay al fondo de la ermita, y llegó una araña y tejió su tela delante de ella. Llegó luego el moro perseguidor, y con gesto de detective, se volvió hacia la cámara y dijo, levantando el dedo: "Donde la araña tejió, Elena no pasó". Bien, luego siguió el hallazo de la Auténtica Cruz de Jesucristo, la señal en el cielo durante la batalla, la conversión del Imperio Romano, y todo lo demás—todo gracias a esto que pasó en Biescas. Como digo, el sitio pedía ser un santuario: de hecho, cerca hay restos prehistóricos, el dolmen de Biescas (ahora en versión reconstruida) y algún indicio de habitáculo de tiempos prehistóricos. Pero estos sitios con manantiales extraños siempre tienen algo sagrado—sobre todo si están en un sitio tan espectacular—desde la carretera de abajo se ve la ermita en un prado que luego cae a pico sobre el río con un desnivel impresionante, sobre todo cuando mana la fuente y cae una cascada desde una especie de concha de roca en la que se asienta el prado. Me recuerda mucho al santuario de la Virgen de la Hoz, allá por Guadalajara. Y otros parecidos, con manantiales que surgen del suelo inexplicablemente y que han hecho a los antiguos geólogos hacer especulaciones curiosas sobre la conexión subterránea entre ríos muy distantes. Una de esas leyendas conectaba el manantial de Santa Elena con el río Jordán—supongo que para enfatizar la conexión con Tierra Santa y con la cruz. Algunas leyendas semejantes las cuenta con mucha documentación John Livingston Lowes en The Road to Xanadu. Más abajo de la ermita, donde cruza el río el camino que lleva a Santa Elena, surgen del suelo las Traconeras, cuevas que también tienen su propio misterio y su geología curiosa—también llevan a largas galerías y salas subterráneas no aptas para no espeleólogos.  Y el paisaje de Santa Elena se completa con un fuerte del siglo XIX, restos de fortines y castillos vigilando el paso desde el valle hasta Biescas, búnkers y trincheras excavados en la roca.... y otra ermita más pequeña, y un puente que da auténtico vértigo cruzarlo, aunque mi hermano Luis era muy aficionado a hacerlo pasando por la barandilla. En fin, que Santa Elena es uno de esos sitios a donde volvemos una y otra vez como sin querer; tiene la magia de muchas historias acumuladas, las de todos y las vividas por uno mismo—hemos pasado allí muchos momentos inolvidables, y seguiremos volviendo supongo. Ah, me olvidaba de contar los contenciosos.... resulta que, por estar en el mismo lado del río que la parroquia de El Salvador, correspondía la ermita en puridad (por esas divisiones parrroquiales en quiñones y demás que se hacían antes) más bien a ellos, y no a todo el pueblo de Biescas—cuestión en general olvidada, pero que al parecer ocasionó alguna rencilla, que si no les dejaban entrar a los de la Parroquia de San Pedro cuando llovía... así que los de San Pedro se hicieron su propia ermita más a mano, la Virgen de la Collada. Pero esa acabó decayendo, y decaída sigue—los de Biescas siguieron yendo todos juntos a Santa Elena. Otro contencioso tiene que ver con los del Valle: la fiesta reúne a Biescas y al valle, y es en cierto modo un punto de encuentro e intercambio pacífico desde aquellos tiempos en que eran todos más picajosos y más belicosos con el vecino. Pues bien, la ermita está en realidad más allá del punto más estrecho, de hecho para llegar a ella se pasa por una especie de puerta tallada en la roca, que es donde realmente empieza el Valle de Tena si es que empieza en un punto en concreto. Los del valle, pues, cuestionaban la pertenencia a Biescas de la ermita. Hasta que quisieron oír al cura jurar solemnemente que la ermita era de Biescas, y si no mal rayo le fría. Así que el cura declaró "Juro que la tierra que pisan mis pies es tierra de Biescas" y todos se quedaron convencidos—pero el cura se había llenado los zapatos de tierra en Biescas, antes de subir. En fin, eso dicen. Yo sólo transmito la leyenda.


Foto de un dibujo de Biescas nevado

Foto de un dibujo de Biescas nevado


Foto de un dibujo de Biescas nevado, originally uploaded by JoseAngelGarciaLanda.
 A photo on Flickr

Verano de octubre en Biescas


Verano de octubre en Biescas


Me mandan de Biescas estos romances o joticas:
veranooctubre
En este otoño estival
Todo es fiesta de colores
Lo mismo da en Arratiecho
La Pellera o los Oroses,

Si miras por la ventana
O en Fajalata te ves
Quedas con la boca abierta
De La Cuasta a Polvonés

Lasieso está como nunca
De un negro verde de abeto
Las barraceras compiten
Con tremoletas y acebos

Los favos con sus marrones,
Quieren llevarse la palma
Pero están rojos los arces
y quieras o no destacan.

Entre Puñero y Astés
de pinos negros plagados
Quedan Lascín y Cuchiecho
Con cajicos bien cargados.

La selva Yosa la tengo
Con solo abrir la ventana
Verde, negra y amarilla
Y algún marrón que se escapa.

Si el Paco Gavín es negro
Yésero le sigue más
Y Erata espera la nieve
Que a no tardar volverá

Baladrás está impasible
Es un roquedal sin más
Que se viste de colores
Cuando el Sol se va a marchar
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Se quiere vestir de blanco
Qu´es el color que le va.
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Debajo está Puyarcón
Que quiere vestir igual
Y en cuanto le llegue el turno
Nos iremos esquiar.

Nevada, Reno

Pregón de las fiestas de Biescas

Recuerdo cuando Biescas era un  pueblo con pregonero: "De parte del señor Alcaldeeeee.... Se hace sabeeer....." ¡Seguro que por entonces mi padre nunca pensó que sería pregonero un día! —Things change. Este es el pregón de fiestas que hizo el viernes desde el balcón del Ayuntamiento:


Muy buenas tardes a todos.
El Sr Alcalde acaba de presentarme como Angel García Pomar, nacido en Biescas y maestro de Biescas durante casi 40 años.

Mi enhorabuena a estas guapas presidentas, que  contagian nuestras fiestas de juventud y alegría. También a la Comisión de Festejos y al Ayuntamiento, que estos días echan el resto para que todo salga bien.

Quiero dedicar un recuerdo especial a OSCAR PEREZ, de Tramacastilla, alumno mío en esta Escuela de Biescas, escalador, excelente persona, que está pasando unos días muy difíciles en Pakistán, en el Karakorum, y al que deseamos lo mejor.
 
Todo cambia a una velocidad vertiginosa dejando atrás nuestras costumbres, nuestros valores, nuestras relaciones…
Ya no vamos en el mismo barco, vamos en el mismo globo. Tendremos que buscar, pues soluciones globales a nuestros problemas.
 
Antes, en cada casa, vivían 6 u 8 personas. Hoy muchos días hay 6 u 8 pisos vacíos por cada persona.

Los que pernoctan en Biescas pueden oscilar entre 500 y 10.000 personas. Un desequilibrio que pocas localidades podrían soportar, pero que nosotros llevamos con entusiasmo.

Biescas, en tantas cosas pionera en la Comarca,  hoy lo es en porcentaje de mayores y también aspira a ser la pionera en mejorar su situación.papis

El esquí, que hace 60 ó 70 años practicábamos solo unos pocos “chalaus”, hoy es básico en la economía de esta zona.

Visiblemente hemos mejorado, pero no todo es mejor. Queda poco tiempo para plantearnos a donde vamos. Simplemente, vamos… imparablemente. Pero, como en el esquí, hay que unir a la velocidad la seguridad y el equilibrio.

Aprovecho la ocasión para recordaros que hay un sector de la población, el de más edad, que somos mayoría, que necesita una atención permanente para poder adaptarse a esta velocidad de cambio.

 Cada día va quedando más gente sola y esto no es bueno. En estos tiempos de crisis y paro, los mayores aspiramos a daros mucho trabajo, y del bueno, del que ayuda a mejorar nuestra salud, que es una de las mayores riquezas.

En este entorno maravilloso, donde vais a pasar los mejores días del año, deseamos que, vengáis de donde vengáis, consigamos entre todos cultivar uno de nuestros mayores valores: LA CONVIVENCIA.

Las fiestas son la mejor ocasión para mejorar esa convivencia.

Vale, no cojáis los toros por los cuernos, que queman.

Pasad unas felices fiestas.

Muchas gracias.

—Gracias a usted, Maestro.


Dar ejemplo


Dos días en Biescas



Es lo que nos toca de Pirineo este verano. Igual un poquito más en septiembre, suponiendo que septiembre sea verano.


Regreso a Biescas