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Biescas

Desvío a Biescas

miércoles, 29 de marzo de 2017

Desvío a Biescas

Desvío a Biescas

Retropost (2007): Desaparece Kira

 

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Este fin de semana, en Biescas, se ha perdido Kira, la perra de mis sobrinitas Cris y Virginia. Es una cocker spaniel color miel, talmente como la de la foto que he puesto. La dejaron atada a la puerta de casa media hora, y ha desaparecido. Algo totalmente fuera de sus costumbres (es animal de costumbres) así que seguramente se la ha llevado alguien. Igual con buena intención y todo, creyendo que estaba abandonada, sobre todo si se ha soltado… aunque por Biescas casi todos los perros andan sueltos. Lo más probable es que la hayan robado. Con la de gente que está por el pueblo de paso los fines de semana… Muy tristes se han quedado Cris y Virginia, sobre todo porque no saben qué vida va a tener a partir de ahora Kira. Creo que no la volveremos a ver nunca. La vida de Kira, segunda parte, acaba de empezar. Ojala le vaya bien, pobrecilla perra, que es más inocente que ella sola. Y no van con ella esas historias de perros que se orientan y vuelven a casa recorriendo cien kilómetros.

Algún julay



PS. Apareció Kira, por fin—muerta, en el sótano de un solar en construcción. Muy posiblemente tirada allí por algún malintencionado cainita.


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Retropost (2007): Calendario en el horizonte



Ayer hicimos una excursión con Abo, Otas, Ivo y un tal Iván hasta la torraza de Lárrede. Había estado yo hace unos años, pero ahora está restaurada. Lástima no haber podido subir arriba, porque tiene una buena panorámica de todo el campo de biescas. Ahora que, para panorámica, la que nos describían en una conferencia de la asociación cultural Erata a la que fuimos por la tarde.


Presentaban el número dos de la revista Erata, dedicada a la tierra de Biescas, en el que sale entre otras cosas un artículo de Ricardo Mur, cura de Biescas, sobre "El fenómeno de San Benito de Orante". La asociación está restaurando ahora la pequeña ermita de San Benito, en la cima de Erata, centro de una zona bastante inhóspita y ahora prácticamente deshabitada. Es una capilla benedictina desde la que puede divisarse al oeste otra capilla de San Benito, la de Orante (entre Jaca y Sabiñánigo). Y, en línea recta más al oeste, está San Juan de la Peña, santuario del Grial. Siguiendo esa recta visual se pone el sol durante el solsticio de invierno.


Pues bien, ese santuario del oeste, San Benito de Orante, se levanta en un cerro con una vista amplísima: 40 pueblos se ven desde ahí, y, en concreto (de eso iba la conferencia, y el "fenómeno"), cuatro santuarios benedictinos dispuestos en X, siendo Orante el centro de la X. Erata al noroeste, Sta. María de Ballarán al suroeste, San Juan de la Peña al sureste, y el más lejano, Leyre, al noreste.


Según Ricardo Mur, "si nos situamos en la ermita de San Benito de Orante el día del solsticio de verano observamos que el Sol sale por San Benito de Erata y se pone por San Salvador de Leyre. Si lo hacemos el día del solsticio de invierno, observamos que el sol sale por Santa María de Ballarán y se pone por San Juan de la Peña". Podría ser casualidad, pero Mur se inclina por interpretarlo como un calendario geográfico ligado a antiquísimos cultos solares, cristianizados luego por la Iglesia.


Aparte de esta curiosa marca del solsticio, existe la tradición de una romería a San Benito de Orante en el día del equinoccio de primavera, el 21 de marzo, antigua fiesta de San Benito.


No hay que olvidar que la Iglesia era la dueña del calendario, heredera de las tradiciones romanas, y que a ella le correspondía armonizar el calendario solar y el lunar, marcando el principio del año y el ciclo de las festividades. Así pues, en época de pocas comunicaciones, era importante tener presentes los puntos de referencia que permitiesen ordenar los ciclos del tiempo. Y también existe un elemento ritual en esta ordenación del espacio con referencia al tiempo cósmico.

 13 lunas, doce noches

 

Retroposts
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Retropost (2006): Regiones devastadas


Publicado en Recuerdos. com. José Ángel García Landa

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"Biescas no tan lejana" es una exposición fotográfica que se exhibe en el centro cultural "Pablo Neruda" de Biescas; también es el título del libro que la recoge, coordinado por Jesús Escartín. Son fotos de Biescas de la primera mitad del siglo XX en su mayoría, desde la época de las diligencias hasta la reconstrucción gradual del pueblo en la postguerra. Las primeras están ocupadas íntegramente por personajes nacidos en el XIX, en tiempos de la reina; de la más reciente, de hacia 1964, tengo memoria yo mismo. Todos somos ahora personajes de otro siglo.

Subíamos a la Caseta de las Brujas con mi hijo pequeño y con la madre de él, y veíamos los muros del aterrazamiento de Arratiecho, que parecían hechos por una civilización anterior, nos preguntábamos cuándo se harían y esa misma tarde en la exposición los vimos en construcción (una obra china o egipcia parecía eso). Centenarios escasamente son esos muros; ahora cubiertos por el bosque, allí aparecía todo el monte despejado. Además, antes de la electrificación se talaban a conciencia todos los bosques cercanos al pueblo. También salía una serrería, en la que he estado y ya no estaré.

Me ha gustado ver tantas fotos de rincones apenas reconocibles, sólo por la orientación de los montes, o el punto de referencia de las iglesias. Muchísimas casas se destruyeron en la guerra; entre ellas la casa donde nació mi padre, que sale en algunas fotos. Una feria de hacia 1940 muestra el ganado entre montones de ruinas. La iglesia de San Pedro sin torre, la del Salvador apenas reconocible, antes de la media demolición y reconstrucción que hicieron los de Regiones Devastadas. Que también hicieron el ayuntamiento nuevo, los porches, la casa donde nací, recién construida en las fotos, y el matadero (hoy centro cultural donde se exponía la colección).

Y se reconstruyeron algunas casas. Pero todo el centro del pueblo en el que crecí estaba en los años sesenta y setenta lleno de espedregales donde los niños jugábamos a bandas y a guerras. Con forganchas, que era lo que se llevaba por entonces (luego supimos que se llamaban tirachinas; también que los espedregales se llamaban montones de cascotes, y que no tenían por qué ser un elemento inevitable del paisaje urbano). Aún queda algún montón de piedras por allí sin ordenar, pero la ola de especulación ladrillera es la que realmente ha terminado de reconstruir, y de dejar irreconocible, el pueblo.

En las fotos sale la nueva plaza mayor, la que yo conocí cuando me sacaron en brazos de la casa que había construido Regiones Devastadas para sustituir a la vieja casa de los maestros. La devastación fue aún mayor en la familia, por el asesinato de mi abuelo Ángel, maestro en Escuer. Mi abuela Eusebia, también maestra, se trasladó con sus tres pequeñajos a la placeta Albéitar, y de alguna manera y con mucho esfuerzo los tres consiguieron hacer carrera. Mientras, la plaza mayor iba cambiando: el ayuntamiento nuevo, luego la casa nueva del Banco, luego otra, y otra, hasta dejarnos sin espedregales en la plaza a los chavales… que ya no los necesitábamos, porque para entonces ya me había ido a estudiar a Sabiñánigo y luego a Zaragoza.

Recuerdo la primera reforma de la plaza, que al principio era una explanada de grava sin mucha más historia: hicieron unos jardincillos, unos setos y una fuente con surtidor en el centro. El de tirar a la gente dentro en las fiestas. La de horas que habré pasado yo poniendo barquitos en la fuente, o sacando con un palito los bichos que caían dentro. Ahora se ha librado la fuente de milagro, porque los reformeros siguen mejorando, o devastando, el pueblo: está la plaza de obras, y Álvaro, Ivo y Oscar apenas se acordarán de la plaza con setos y jardincillos; ésta que están haciendo ahora es de diseño más duro y pétreo. A mí no me gusta el centro de Biescas desde que talaron los chopos de detrás de la terraza. Será el pueblo de los recuerdos de otros, pero ya no de los míos. Y no tiene mucho apego a los recuerdos, aunque organice exposiciones fotográficas. La casa donde nací también está de obras, vaciada, sufiendo una segunda o tercera reforma; fue instituto, luego biblioteca… entretanto ahí crecí yo, y había creído que era mi casa. De niño te haces esas ideas.

No sé si alguna vez tuvo carácter propio Biescas, pero con los bombardeos y demoliciones y reconstrucciones debió perder un tanto el norte, quedarse como atontada, sin saber bien de dónde venía y a dónde iba. Hoy sé que me puedo esperar cualquier cosa de Biescas: encontrar el parque de la Conchada talado, por qué no. Siempre han cortado allí los árboles más viejos, gruesos y altos ("dan demasiada sombra"). Ahora Biescas es una gran urbanización vacía, llena de apartamentos con decoración "típicamente montañesa", que rara vez visitan sus propietarios entre compra y venta lucrativa. Igual hasta un día invierto yo, si llego a tener dinero, y me compro un piso en Biescas. Vete a saber. Pero nunca será mi casa. Esa está en un rincón del tiempo, y no puede salir a la venta.

  Regreso a Biescas

 

Etiquetas: Biescas, Diario, Familia, Recuerdos, Guerra

 

 

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María José Hernández desde Biescas

domingo, 23 de octubre de 2016

María José Hernández desde Biescas

Ayer en la feria de Biescas, donde no la oí en directo, pero me la traigo aquí.

 

 

Retropost (2006): Nuevas antigüedades

Nuevas antigüedades

Publicado en Personales. com. José Ángel García Landa

Después de varios años de decirlo, hoy hemos ido por fin al monasterio de San Pelay. Está en el Paco de Gavín, cruzando el río Sia desde Biescas, en una pequeña llanada con prados que hay en el monte, y que debió ser despejada originalmente por los propios monjes, hace mil años. Pero luego el monasterio se abandonó, y desapareció del mapa y de la memoria, aunque algún documento creo que aludía a él. Cuando yo vivía en Biescas nadie sospechaba su existencia. Hace unos años lo descubrieron, y ahora está a medio excavar. Quién sabe qué otras antigüedades están alrededor, o más bien estarán en el futuro cuando se descubran. Y es que Biescas siempre ha sido un pueblo con culo de mal asiento, cambia perpetuamente a toda velocidad, no sólo en el presente (con una urbanización nueva cada vez que vas) sino también en el pasado. Todo fluye. Ni siquiera el pasado es lo que era. Nada cambia tanto como lo escrito en el Libro de la Historia. Si al menos el futuro se estuviese quieto hasta llegar... pero ni por esas, tampoco el futuro es lo que solía ser, ni en Biescas ni en ninguna parte.

Nostalgia por el futuro
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Retropost (2006): Las Traconeras


Las Traconeras

Publicado en Personales. com. José Ángel García Landa

No faltó Gordon a la  boda, según previsto, y este fin de semana casi no hemos podido pisar la calle en Biescas. En un ratito que escampaba, hemos subido al cruce de Santa Elena a ver las Traconeras con mi padre, los pequeños Pibo, Otas y con el primo Iván ("un tal iván", según su abuelo). Ningún crío se nos ha despeñado por los precipicios vecinos, con lo cual puede concluirse que la excursión ha sido un éxito.

Las Traconeras son fuentes que surgen de repente de la tierra, ni siquiera de un agujero visible, sino de la tierra sin más, procedentes de unas cuevas tremendas que hay bajo el monte del Pinarillo, frente a Santa Elena (que también tiene su propia fuente con surgientes inesperadas y sus propias cuevas). Hoy, gracias a la lluvia, salía un caudal espectacular, al parecer de ningún sitio. Luego hemos ido a ver la fuente del Batán, enfrente al otro lado del Gállego, al pie de Fajalata. También bajaba con una fuerza impresionante, pero mi padre dice que el sitio que indica si la sequía ha terminado de verdad es Arratiecho; sólo que hay que subir arriba, para ver si el caudal que baja es el del propio barranco, y no el de la Fuente del Llano que la hayan soltado por allí.

Lo bien que se sabe mi padre todos los nombres de los sitios del pueblo, y cúal es la peculiaridad de cada cual... y lo mal que me los he aprendido yo, y lo mucho que me los he desaprendido, después de veinte o treinta años de ir poco al pueblo... Forastero en tierra propia.

La Gloriosa y los ríos sagrados
Etiquetas: Diario, Biescas, Familia

 

Retroposts

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Retropost (2006): Diez años de mala prensa

Diez años de mala prensa

Publicado en Recuerdos. com. José Ángel García Landa

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Desde la catástrofe del camping "Las Nieves" hace diez años, Biescas ha solido aparecer en las noticias para mal, asociada siempre a ese recuerdo. La noticia de hoy: Las víctimas, descontentas con la DGA tras el anuncio hecho ayer de que se tramitará una indemnización de seis millones de euros por vía parlamentaria.

La catástrofe no hizo que dejase de crecer el turismo en Biescas, o al menos la construcción. Porque cada vez hay menos personas por piso construido en el pueblo: viene a ser como una gran urbanización abandonada. Yo cada vez que voy casi ni me reconozco allí; sólo a medias es el pueblo en el que me crié.

Y sin embargo aún es posible irse a bañar al barranco de Arás con los críos y las culebras. No sé si la gente sigue yendo.

 

Postmodern pelaires



Etiquetas: Biescas, Catástrofes, Recuerdos

Unas puertas en el campo

viernes, 20 de mayo de 2016

Unas puertas en el campo

Lucía el día de la primera comunión

(2016)

 

Lucía el día de la comunión





Mi ahijadica Lucía. Y pinchando allí, fotos de la gran fiesta familiar de aquel día.


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Una tarde en la Conchada

miércoles, 20 de abril de 2016

Una tarde en la Conchada

 

 

Una tarde en la Conchada

Retropost: En Biescas

miércoles, 20 de abril de 2016

Retropost #858 (14 de abril de 2006): En Biescas




están estos nenes más contentos que chupita, la primera vez que se han quedado solitos fuera de casa sin los papás. (No la primera vez que se han quedado sin los papás, ni la primera vez fuera de casa, claro...). Se han quedado con los abuelos, y recibimos informes electrónicos sobre su comportamiento a intervalos regulares. Ivo ya se ha encargado de recuperar su regalo de cumpleaños atrasado; deberíamos haberle puesto, en vez de Ivo, Vivo. El viernes volvemos a buscarlos.
torraza
Mientras me dedico a ver procesiones, a explorar las posibilidades y limitaciones del nuevo ordenata, y esta noche seguramente a ver la última película de Spike Lee.

Por la tarde, paseo por las calles atestadas de gente, muchos aposentándose para ver las procesiones. Increíble la cantidad de gente que ha salido a pasear con el buen tiempo. Casi más increíble que después de llevar viviendo más de veinticinco años en la ciudad puedas salir por tu barrio a darte una vuelta, y todas las caras que veas sean nuevas, jamás vistas antes, y seguramente nunca más vueltas a ver. Ni una cara conocida. Lo malo es que hasta en Biescas empieza a pasar algo parecido, y más que pasará con los planes que hay trazados para expandir la urbanización del pueblo...

(Bueno, pues volvemos al pueblo el viernes; por primera vez en la vida, creo, conduciendo yo el coche. Normalmente tenemos dividida la tarea: yo calles, párkings y semáforos; ella rueda las carreteras).

Y volviendo, interrogamos a los nenes sobre su estancia:
- ¿Por qué nos vamos hoy, en vez de dentro de mil millones de años?
- Bueno, ya os vale para probar. ¿Os lo habéis pasado bien?
- Sí.
- ¿Y os habéis acordado alguna vez de los papis?
- Yo no. Bueno, sí, una vez pensé que qué horror que igual volvíais.
- Yo no me he acordado ni una vez.
- Ni yo.

Otro aniversario, en la portada del Heraldo: Se ha proclamado la República hace 75 años. UPTHEREPUBLIC, como diría Beckett.



Retroposts

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Retropost: La Gloriosa y los ríos sagrados

Retropost #643 (5 de diciembre de 2005): La Gloriosa y los ríos sagrados



Hay cerca de Biescas una fuente sagrada, La Gloriosa, que tiene la peculiaridad de aumentar y reducir súbitamente su caudal sin causa aparente, algo que hace al lugar misterioso. Si a eso añadimos que surge de una cueva que parece no tener fondo, y que allí está la ermita del pueblo, parece claro que se trata de un lugar especial desde hace mucho tiempo -- seguramente desde antes de Santa Elena. Hay lugares parecidos, como el santuario de la Virgen de la Hoz en Guadalajara, que parecen asociados por su orografía (con vistosos símbolos uterinos y fálicos en las rocas) a un culto mucho más primitivo de divinidades de la tierra.

La fuente cruza el prado por delante de la ermita, y cae al río Gállego haciendo una bonita cascada cuando hay bastante agua, en un desfiladero estrecho, "a deep romantic chasm" realmente. Allí se junta con el agua de otra fuente que parece surgir de la tierra, la Traconera, que viene del otro lado del valle, y que tiene sus propias cuevas profundas.

Durante las romerías a Santa Elena, a veces surgía de repente la fuente: "¡Que sale la Gloriosa!" y la gente salía de la iglesia a admirar la fuente milagrosa. Y el agua tenía, por supuesto, propiedades especiales, entre medicinales y benditas, buena para el cuerpo y para el alma. En la cueva se había refugiado la santa, supuestamente, de las persecuciones, y había sido protegida por una araña que tejió una telaraña en la entrada de la cueva. "Donde la araña tejió, Elena no pasó". Luego iría a Tierra Santa, a encontrar la cruz de Cristo, y se convertiría en madre del Emperador Constantino, que cristianizó el Imperio Romano.

A finales de los años 60 dejó de manar la fuente: quiero decir que siguió manando, pero con un caudal regular, sin las crecidas intermitentes. El pantano de Búbal acabó con el milagro. Unos espeleólogos catalanes exploraron las cuevas, ciertamente profundas, y estudiaron el sistema de depósitos subterráneos y sifones que causaba el fenómeno. Mi padre les guió allí, y le pusieron una notita de agradecimiento en la publicación que hicieron. Venían con equipo de submarinismo y todo, necesario para explorar estas cuevas (me dejaron probarlo en la piscina, es la única vez que he buceado con botellas de oxígeno). También explicaron, creo, por qué con la construcción del pantano se estropeó el sistema. Lo curioso es que a finales de los 90 volvió a resurgir la fuente intermitente.

Las fuentes intermitentes son fenómenos llamativos y han atraído la atención desde siempre. De crío leía una aventura del pato Donald donde también había una fuente de este estilo en una cueva; la intermitencia venía anunciada por una súbita nube de murciélagos que salían de la cueva. ¿De dónde procederá este motivo? Al fondo es de suponer que habría un tesoro.

En el poema de Coleridge "Kubla Khan" también hay un géiser o fuente intermitente, que da origen a un río sagrado, y unas cuevas subterráneas, de hielo, en un paraje de bosques y cortados:


Y de este abismo, bullendo con agitación incesante,
Como si esta tierra respirase con jadeos hondos y rápidos,
Brotaba por momentos una fuente tumultuosa,
Con intermitentes borbotones que lanzaban al aire
Grandes fragmentos como granizo que rebota
O granos que saltan bajo el mayal del trillo,
Y en medio de estas rocas danzantes, junto con ellas,
Saltaba también súbitamente el río sagrado,
Por cinco millas de meandros en laberinto iba
A través de bosque y valle el río sagrado,
Luego llegaba a las cavernas sin medida para el hombre
Y se hundía en tumulto a un océano sin vida.


En The Road to Xanadu John Livingston Lowes hace una análisis exhaustivo las múltiples conexiones literarias de estos versos de Coleridge, y sigue así la pista a numerosos ríos subterráneos y fuentes intermitentes de historiadores y viajeros. Así, aparecen fuentes que recuerdan la visión de Coleridge en los viajes de William Bartram por América, en los de James Rennell y F. Bernier por Cachemira, o en los de James Bruce en busca de las fuentes del Nilo. También Athanasius Kircher habla de las fuentes del Nilo, retomando el relato del primer europeo que dijo haber llegado a ellas, Pedro Paez, en 1618.

La segunda fuente está a un tiro de piedra de la primera, hacia el oeste. Los lugareños dicen que toda esta montaña está llena de agua, y añaden que toda la llanura que rodea la fuente está flotando, inestable, señal segura de que hay agua escondida debajo, por lo cual el agua no se desborda por la fuente, sino que se abre paso con gran violencia al pie de la montaña. Los lugareños ... mantienen que ese año temblaba poco a causa de la sequía, pero que otros años temblaba y se desbordaba de tal modo que apenas podía uno acercarse sin peligro. (cit. en Lowes, p. 339; traduzco).


Luego el Nilo sigue otro camino subterráneo, aparte de ir al mar, y nos cuenta Estrabón que según algunos resurge en Delos. También en el Paraíso Perdido de Milton hay ríos subterráneos que dan lugar a fuentes. De los cuatro ríos del Paraíso (hoy en día Iraq...) dos son conocidos, el Tigris y el Eufrates. Un tercero se suponía era el Ganges. Otro, el Nilo. Pero como dos de estos ríos estaban muy separados, había que reunirlos de alguna manera: con corrientes subterráneas. Esta tradición aparece recogida en la Sacred Theory of the Earth de Thomas Burnet. Según Burnet, los antiguos "suponían generalmente que el paraíso estaba en el otro hemisferio . . . y sin embargo creían que el Tigris, el Eufrates, el Nilo y el Ganges eran los ríos del Paraíso, o salían de él; y estas dos opiniones no las podían reconciliar . . . sino suponiendo que estos cuatro ríos tenían sus fuentes en el otro hemisferio, y que por alguna transmisión maravillosa, surgían aquí de nuevo". Moisés bar Cepha fue quien más explícitamente expuso esta teoría, según Lowes. Athanasius Kircher, siempre atento a las extravagancias, se hizo eco de ella y recoge en su OEdipus Aegyptiacus las opiniones de bar Cepha:

El nombre del segundo río es Gihon (también llamado Nilo): fluye por toda la tierra de Chus. Porque apenas ha salido del Paraíso cuando desaparece bajo las profundidades del mar y las corrientes del Océano, de donde, a través de pasos secretos por la tierra, emerge otra vez en las montañas de Etiopía ... Pero [dice bar Cepha] alguien preguntará, cómo es posible que estos ríos, una vez han salido del paraíso, puedan precipitarse bajo las corrientes del océano, y puedan por fin emerger en nuestra tierra? ... Esto afirmamos: que el Paraíso está en una región mucho más alta que esta tierra, y así sucede que los ríos, impelidos por una fuerza tan grande, descienden por enormes quebradas y canales subterráneos, y confinados de este modo, desaparecen bajo el fondo del mar, y salen bullendo en nuestro orbe. (Cit. en Lowes, p. 356, traduzco).


Otros ríos tienen extraños trayectos subterráneos en la leyenda: el Alfeo de Grecia, que según mitos recogidos por Estrabón, Pausanias,Virgilio y Seneca, cruza por debajo del Adriático y surge en la fuente de Aretusa en Sicilia (la mitología dice que el dios del río perseguía a la ninfa de la fuente). Dice Séneca, por ejemplo, en sus Quaestiones Naturales:


Tanto en el este como en el oeste sucede esto. El Tigris es absorbido por la tierra y tras larga ausencia reaparece en un punto muy alejado, pero sin duda alguna sigue siendo el mismo río. . . . De ahí [del comportamiento de la fuente Aretusa] viene la creencia de que el Alfeo se abre camino, directamente de Acaya hasta Sicilia, pasando secretamente bajo el mar por un conducto oculto, y reapareciendo sólo cuando alcanza la costa de Siracusa. . . . (Libro III) No creo que pongáis en duda que existen ríos subterráneos y un mar oculto. ¿Por qué otra causa podrían los ríos brotar y salir a la superficie? . . . ¿Y qué diremos cuando se ve que el Alfeo . . . se hunde en Acaya y, habiendo cruzado el mar por debajo, hace brotar en Sicilia la amena fuente Aretusa? ¿Y no sabes, que entre las explicaciones que se dan a las inundaciones del Nilo en verano, una es que brotan sus aguas de la tierra? (Libro VI; cit. en Lowes, p. 361).


Quizá a esta lista de ríos sagrados subterráneos haya que añadir el Jordán. El Jordán, como se sabe, desemboca en el Mar Muerto (territorio situado bajo el nivel del mar), y allí terminan sus aguas. Ahora bien, podría existir, según una leyenda, una conexión entre el Jordán y la fuente de Santa Elena de Biescas. Al parecer, un peregrino que perdió su bastón en Tierra Santa, al caérsele al río Jordán, se encontró al pasar por Biescas con que su bastón había salido por la fuente de la Gloriosa. El origen de la leyenda de aguas comunicantes puede tener que ver con la promoción del carácter milagroso del santuario. Las aguas sagradas vienen de Tierra Santa, precisamente el lugar a donde había ido Santa Elena tras refugiarse en la cueva. Quizá en el caso del río Alfeo tanto la historia de dioses y ninfas como la leyenda del río se deba a un deseo de unos colonos griegos en Sicilia de recordar su origen en Grecia a la vez que refuerzan lo natural de su presencia en Sicilia.

En cualquier caso, las leyendas sobre fuentes sagradas conectadas con otras aguas lejanas parecen ser una constante de la imaginación, y quizá un lugar se preste especialmente a la leyenda cuando el agua se comporta de una manera que no parece obedecer a causas observables en el entorno inmediato, y cuando surge de una cueva sin fondo que nadie ha explorado y que quién sabe a dónde puede llevar-- a las profundidades de la tierra, claro, y a la oscuridad, origen de todos los misterios.

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Un águila en Biescas

jueves, 23 de abril de 2015

Un águila en Biescas

Un águila en Biescas

Vista del campo de Biescas

martes, 4 de junio de 2013

Vista del campo de Biescas

Vista del campo de Biescas by JoseAngelGarciaLanda
Vista del campo de Biescas, a photo by JoseAngelGarciaLanda on Flickr.

As pasaderas y blogs de Biescas

domingo, 14 de octubre de 2012

As pasaderas y blogs de Biescas

Estos días mientras me pintan el piso y me charangan la calle, me he subido a Biescas, y lo que no había visto es este minipuente o pasarela de piedras que han hecho para cruzar el Gállego por el sur, que buena falta hacía. Lo veo en un blog de Biescas también nuevo paramí, El Pecezarrio de Angelpito, que lo lleva Angel Molano. Bueno, pues en esta entrada salen as pasaderas, y también mi primo el alcalde, y Arturo que iba conmigo a la escuela y que al parecer no se llama Arturo.  Y luego Maxi con sus telares tejiendo, que para eso había pelaires en Biescas y alguno queda. Bueno, pues a mi colección de blogs, que va, sección blogs de Biescas.

Y también me aparece, linkeando linkeando, el blog de la biblioteca de Biescas.

De la web del ayuntamiento saco esta foto del castillo derruído al pie de Santa Elena:


Fortin de Avanzada

Blogs de Biescas
 


Locros, sicilianos y pelaires

24 de marzo de 2012

 


La ermita de Santa Elena, donde acaba el término municipal de Biescas, camino del valle de Tena, es un punto de encuentro de romerías tanto de Biescas como de los pueblos del valle. Y donde hay encuentro hay desencuentro. Se cuenta en Biescas que  los tensinos venían disputando la propiedad de la ermita, que más bien parece estar en el valle que en Biescas—de hecho hay que atravesar una barrera natural, una puerta tallada en la roca, para llegar a ella desde Biescas. Para decidir el contencioso, cuenta la tradición, se pidió al cura de Biescas que, hablando ex cathedra, se pronunciase sobre la verdad del asunto, o es posible que se le hiciese jurar sobre la Biblia, sospechando que quizá buscaría favorecer a sus feligreses. Y el cura juró en la ermita, en efecto, como sigue: "juro que mis pies están sobre tierra de Biescas". Pero el juramento tenía truco, porque en previsión del mismo, antes de salir de Biescas se había puesto tierra de ahí dentro de los zapatos.

Poca duda hay de de que el cura se condenará por la treta. Lo que sí puede discutirse es si estaba encarnando un arquetipo folklórico recurrente, o si estaba muy leído en los clásicos. En efecto, en las Historias de Polibio (libro XII.6) leo un truco parecido llevado a cabo por los locros para engañar a los sicilianos:

Acerca de estos convenios los locros explicaban que en la época de su primera llegada los sicilianos dominaban el país ocupado ahora por ellos. Los isleños, empavorecidos, los aceptaron por miedo y establecieron un tratado: los locros les serían amigos y poseerían, conjuntamente con ellos, sus tierras, mientras pisaran su suelo y tuvieran sus cabezas sobre sus espaldas. Se cuenta que, mientras prestaban el juramento, los locros se habían puesto tierra encima de las suelas de sus calzados y que habían escondido en sus espaldas cabezas de ajo; era así como habían depuesto el juramento. Al punto se sacudieron la tierra de sus zapatos y arrojaron las cabezas de ajo; no mucho más tarde, a la primera oportunidad, echaron a los sicilianos de aquel país. Así lo explican los locros...

Según la nota de Manuel Balasch a este pasaje (49), "Este truco es común en la antigüedad; cf. Polieno, VI 22, Dionisio de Halicarnaso, XIX 3, e incluso Virgilio, Eneida I 367. El hecho de que los locros lo refirieran no implica para nada su veracidad."

En efecto, pues presumen de mentirosos. En realidad el texto de la Historia Antigua de Roma de Dionisio de Halicarnaso, si bien va sobre un truco para burlar un tratado, no es el truco de la tierra en los zapatos; el truco allí es "estaremos un día y una noche" - pero al día siguiente también hay "un día y una noche". El pasaje de la Eneida se refiere a la compra de tierra para construir Cartago, haciendo tiras la piel de un buey para burlar la condición impuesta a Dido, de que sólo le venderían la tierra que cupiera en la piel de un buey. Son todos trucos que tienen un aire de parentesco inconfundible con cuentos populares de burladores y pícaros.

Otras leyendas en torno al santuario de Santa Elena también tienen estos paralelismos clásicos y folklóricos. Así la historia de la tela de araña como prueba de que nadie ha pasado a la cueva—recuerdo haber leído un pasaje parecido, referido a un héroe local de un país ficticio centroeuropeo, en una novela de Alfred Hitchcock y los Tres Investigadores. Seguro que no venía de Santa Elena, la inspiración.

Unas páginas antes en Polibio, también a cuenta de Timeo y de sus locros, y de las mentiras de todos ellos, vemos este otro pasaje:

Timeo afirma que la fuente Aretusa, que está junto a Siracusa, tiene sus manatiales en el río Alfeo, que fluye por el Peloponeso, por la Arcadia y por Olimpia; "el río—continúa—se hunde debajo tierra, y aflora a cuatro mil estadios, en tierras siracusanas, en Sicilia". Timeo ve la prueba de su afirmación por el hecho de que durante unos festivales olímpicos llovió. El agua inundó los contornos del santurario y, al cabo de poco tiempo, manó de la fuente Aretusa estiércol proviniente de los bueyes sacrificados en los festivales; además arrojó una copa de oro, que als ser recogida atestiguó la procedencia de todo. (XII.4d).

Esto recuerda irremediablemente la historia de aquel peregrino que encontró su bastón arrojado por la fuente de la Gloriosa, en Santa Elena, después de haberlo perdido en las aguas del río Jordán. Sin explorar en detalle estos flujos subterráneos, sí puede decirse que existe una conexión de algún tipo entre estos pasajes clásicos, sumergidos largo trecho, y su reaparición en las leyendas de Biescas. Según Balasch, la fuente Aretusa "estaba situada en la parte norte de la isla de Ortigia, junto a Siracusa; entre otros autores, Píndaro (Nem. 1,1) e Íbico (fr. 23 Diehl) la relacionan con Olimpia y el curso del Alfeo. Esta tradición es constante en la literatura griega desde Íbico, y Virgilio la representa egregiamente en su última Bucólica. Hablando el lenguaje de la Ilustración del s. XVIII, Polibio se nos presenta aquí como un 'espíritu fuerte'"—o sea, un escéptico.  En la Bucólica Décima, Virgilio pide a la fuente que "al discurrir bajo las olas sicilianas", no se mezclen sus aguas con las del mar.

Sobre el tema de las corrientes subterráneas milagrosas y sorprendentes también escribió bastante John Livingston Lowes en The Road to Xanadu. Algo más al respecto comenté en La Gloriosa y los ríos sagrados.




La carrera por Mireya

martes 5 de julio de 2011

La carrera por Mireya

mireya carrera
Aquí llegan los primeros corredores. Un reportaje fotográfico completo en el Facebook de David. Qué verde era, y estaba, mi valle.

 
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Y aquí el relato de la prueba.

II Clásica Mireya


Homenaje a papá de sus compañeros

domingo 17 de abril de 2011

Homenaje a papá de sus compañeros

Ayer estuve en Biescas y ví que salía en el periódico Alto Gállego una noticia del homenaje a mi padre que organizaron los maestros de la escuela de Biescas (CRA Alto Gállego), sus antiguos compañeros, que como se vio en el acto en sí y en el vídeo que habían preparado, lo recuerdan con cariño y admiración, como todos los que lo conocieron.  Salía una foto del acto, hasta estaba yo en la foto, con mi madre y algún hermano... ayer estuvimos viendo el vídeo otra vez, con mi madre y los chavales, y es realmente conmovedor, a la vez que divertido a ratos, da para mucho con todos los recuerdos de la gente que quiso hablar de sus recuerdos de mi padre. Lo que no sabía es que (aparte de ese vídeo) había grabado mi hermano Luis el acto en el que se presentó, donde Fernando Gracia hizo la presentación del vídeo y también hizo un elogio muy cariñoso de mi padre. Aquí está la presentación, en el canal de Youtube de Luis, que también es una novedad de este año:


 
http://youtu.be/ULmR7WfYK9s


Y aquí un trozo del principio del vídeo que se presentó (también grabado con cámara de fotos)—donde habla de él mi tío Agustín y su amiga y colega Amparo:

http://youtu.be/vIDeztI_vis




Homenaje a papá en Biescas

Santa Elena

Santa Elena

He encargado un sello para la Asociación de Personas Mayores de Biescas, y le he puesto esta ilustración:

Santa Elena
 
—que es, claro, la ermita de Santa Elena, de Biescas. Decía mi padre que en Biescas hay muchos que no creen en Dios pero creen en Santa Elena. Y es cierto que las romerías a Santa Elena son muy populares y nunca falta gente el día de las Cruces. Uno de la quinta de mi padre, Maxi, ha sido el que más ha hecho por mantener la ermita además de otras muchas tradiciones locales de Biescas. Junto con los curas correspondientes, claro. Yo me acuerdo que de críos subíamos el día de Santa Elena a la misa, y me gustaba ponerme al lado de donde se encendían todas las velas, para ver cómo se derretían unas a otras con el calor, y hacían churretones churriguerescos de cera. También nos echábamos la cera por encima de las manos, aunque dolía, por el gusto de quitárnosla luego. De pequeño también tenía mis dudas de si no sería aquí donde habían encarcelado a Napoleón, lejos del mundo. En Santa Elena hay una fuente milagrosa, la Gloriosa—que tiene de milagroso que sale a veces de golpe sin previo aviso y luego se interrumpe. "¡Que sale la Gloriosa!"—y la gente salía de misa para verlo. Unos espeleólogos exploraron el sistema de cuevas de Santa Elena, largo y complicado, con lagos subterráneos y sifones que son los que explicaban el comportamiento errático de la fuente. También concluyeron que el agua milagrosa no era potable—pero la gente la ha seguido bebiendo como venían haciendo desde hace siglos. Aquí ha debido de haber un santuario desde épocas remotas. La leyenda, claro, se remonta explícitamente a tiempos de Santa Elena, la madre de Constantino, que no sé qué haría por estos andurriales—y menos aún perseguida por un moro, que es como nos lo contaban. En fin, que se refugió la santa en el fondo de la cueva que hay al fondo de la ermita, y llegó una araña y tejió su tela delante de ella. Llegó luego el moro perseguidor, y con gesto de detective, se volvió hacia la cámara y dijo, levantando el dedo: "Donde la araña tejió, Elena no pasó". Bien, luego siguió el hallazo de la Auténtica Cruz de Jesucristo, la señal en el cielo durante la batalla, la conversión del Imperio Romano, y todo lo demás—todo gracias a esto que pasó en Biescas. Como digo, el sitio pedía ser un santuario: de hecho, cerca hay restos prehistóricos, el dolmen de Biescas (ahora en versión reconstruida) y algún indicio de habitáculo de tiempos prehistóricos. Pero estos sitios con manantiales extraños siempre tienen algo sagrado—sobre todo si están en un sitio tan espectacular—desde la carretera de abajo se ve la ermita en un prado que luego cae a pico sobre el río con un desnivel impresionante, sobre todo cuando mana la fuente y cae una cascada desde una especie de concha de roca en la que se asienta el prado. Me recuerda mucho al santuario de la Virgen de la Hoz, allá por Guadalajara. Y otros parecidos, con manantiales que surgen del suelo inexplicablemente y que han hecho a los antiguos geólogos hacer especulaciones curiosas sobre la conexión subterránea entre ríos muy distantes. Una de esas leyendas conectaba el manantial de Santa Elena con el río Jordán—supongo que para enfatizar la conexión con Tierra Santa y con la cruz. Algunas leyendas semejantes las cuenta con mucha documentación John Livingston Lowes en The Road to Xanadu. Más abajo de la ermita, donde cruza el río el camino que lleva a Santa Elena, surgen del suelo las Traconeras, cuevas que también tienen su propio misterio y su geología curiosa—también llevan a largas galerías y salas subterráneas no aptas para no espeleólogos.  Y el paisaje de Santa Elena se completa con un fuerte del siglo XIX, restos de fortines y castillos vigilando el paso desde el valle hasta Biescas, búnkers y trincheras excavados en la roca.... y otra ermita más pequeña, y un puente que da auténtico vértigo cruzarlo, aunque mi hermano Luis era muy aficionado a hacerlo pasando por la barandilla. En fin, que Santa Elena es uno de esos sitios a donde volvemos una y otra vez como sin querer; tiene la magia de muchas historias acumuladas, las de todos y las vividas por uno mismo—hemos pasado allí muchos momentos inolvidables, y seguiremos volviendo supongo. Ah, me olvidaba de contar los contenciosos.... resulta que, por estar en el mismo lado del río que la parroquia de El Salvador, correspondía la ermita en puridad (por esas divisiones parrroquiales en quiñones y demás que se hacían antes) más bien a ellos, y no a todo el pueblo de Biescas—cuestión en general olvidada, pero que al parecer ocasionó alguna rencilla, que si no les dejaban entrar a los de la Parroquia de San Pedro cuando llovía... así que los de San Pedro se hicieron su propia ermita más a mano, la Virgen de la Collada. Pero esa acabó decayendo, y decaída sigue—los de Biescas siguieron yendo todos juntos a Santa Elena. Otro contencioso tiene que ver con los del Valle: la fiesta reúne a Biescas y al valle, y es en cierto modo un punto de encuentro e intercambio pacífico desde aquellos tiempos en que eran todos más picajosos y más belicosos con el vecino. Pues bien, la ermita está en realidad más allá del punto más estrecho, de hecho para llegar a ella se pasa por una especie de puerta tallada en la roca, que es donde realmente empieza el Valle de Tena si es que empieza en un punto en concreto. Los del valle, pues, cuestionaban la pertenencia a Biescas de la ermita. Hasta que quisieron oír al cura jurar solemnemente que la ermita era de Biescas, y si no mal rayo le fría. Así que el cura declaró "Juro que la tierra que pisan mis pies es tierra de Biescas" y todos se quedaron convencidos—pero el cura se había llenado los zapatos de tierra en Biescas, antes de subir. En fin, eso dicen. Yo sólo transmito la leyenda.