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Política de comentariosQuizá ahora que llevo los comentarios cerrados unos días (por desinfección antitroll) sea el momento de aclarar mi política de comentarios. Responderé a los comentarios que vayan firmados, y sean correctos y razonables, disientan o no de mi opinión. No responderé a los comentarios anónimos que sean malintencionados, ofensivos o estúpidos. Si son anónimos y razonables, en principio también los responderé; e incluso sin van firmados y son estúpidos o poco razonables; esto ya lo valoraré en cada caso sobre la marcha. A los que sólo busquen bronca, trolls con firma o sin ella, los borraré o, en los blogs que no administro, los ignoraré. Libertad de expresión responsableLa historia continúa... Estimad@s compañe@s. A las 9:35 horas se ha distrubuído por la Lista del Colectivo un mensaje firmado por José Angel García Landa, profesor que forma parte de la Lista y, por ello, con plena capacidad como cualquier otro miembro del Colectivo para hacer uso de la Lista. Es el sistema y procedimiento del que nos hemos dotado desde hace mucho tiempo, en aras de una libertad de expresión que todos hemos utilizado de forma responsable. Y es nuestro deseo de que esto sea así en el futuro. Sin entrar en cuestiones de fondo, que ahora y en este momento no me corresponden, solo deseo aclarar que los mensajes se distribuyen de forma inmediata y sin que pasen ningún filtro o autorización por parte del administrador de la lista (solo se interviene cuando los correos exceden de 300 K y este no es el caso). Un saludo Fernando Zulaica
Estimado Fernando y miembros del Colectivo: Me ha parecido detectar en el mensaje anterior un aviso o reproche, como si mi mensaje hubiera sido un uso "irresponsable" de la lista. Querría, si es así, conocer cuáles son las normas de uso de la lista, y en qué las he vulnerado. Si es el caso. Un saludo JOSE ANGEL GARCIA LANDA
El Nuevo Régimen de la escritura públicaInteresante artículo en el New York Times sobre los rectores y directores de centro que abren un blog. A veces hasta con comentarios; qué atrevidos. Claro que van con bastantes pies de plomo en lo que escriben, faltaría más. Un blog puede ser cualquier cosa, o sea que "abrir un blog" en sí no quiere decir nada. Puede ser desde una sonrisa profidén que muestre la cara oficial (y perfecta por tanto) de la Universidad, hasta una cosa obscena, impresentable en público, y que metería a un personaje con cargo de gobierno académico en una serie de problemas que harían parecer chiquitos a los que ya tienen de entrada. Yo no tengo ningún cargo, y sin embargo sé que llegará el momento en el que el blog me cree algún tipo de problemas profesionales, no sé si serios o no. Para saberlo no hay que ver sino la hiperprudencia con la que un medio de comunicación tan fascinante como éste (me refiero ahora a los blogs en general, no sólo al mío) ha sido recibido en la pacata universidad. Los académicos, con muy contadas excepciones, no se abren blogs. Y de hacerlo, optan naturalmente por el blog especializado en un tema (en los blogs, por ejemplo, o en los libros), no por el blog blog, esa cosa que va de todo y de nada. Supongo que mucho es cuestión de carácter, o de unos rituales de vigilancia mutua que ya se internalizan desde los tiempos del aula. Vigilancia mutua, digo, y a la vez miedo a la vigilancia mutua, que las dos cosas van juntas. Tampoco creo que sean cosas exclusivas de los académicos, claro. En cualquier pequeña sociedad laboral puede resultar la convivencia alterada cuando no se observan de la manera acostumbrada las pequeñas hipocresías que hacen tolerable la vida en sociedad y van engrasando los mecanismos del trato comunicativo. No digo que los blogs escapen a este régimen de vigilancia, secretismo, y de verdades oficiales. Lo observan a su manera, por supuesto. Yo, por ejemplo, no me pongo aquí a pregonar todo lo que se me pasa por la cabeza ni a decir lo que pienso de todo el mundo con nombres y apellidos, faltaría más. Se siguen protocolos. A lo que voy es que la existencia de los blogs hace que los protocolos se desplacen, siquiera ligeramente (ligeramente de momento, al ser pocos los blogs; más a medida que vaya cogiendo fuerza este nuevo régimen de la escritura pública). Como sucedió con el correo electrónico, los blogs alteran el orden existente entre la oralidad y la escritura. Hay dos dimensiones importantes: cuestiones de tono, informalidad e intimidad, y cuestiones de accesibilidad y publicidad. En el caso del e-mail, se ha comentado mucho la manera en que se incorpora de una nueva manera el lenguaje hablado a la escritura; los protocolos escritos tradicionales de las cartas quedan trastocados, y a veces los intercambios se aproximan mucho más a una conversación informal. Lo cual puede acarrear problemas de protocolo comunicativo, cortesía... También en los blogs la informalidad espontánea con que se redactan puede resultar ofensiva o descortés para muchos, aunque no sea más que por la superposición de temas y de perspectivas que se dan en el blog blog, y no digamos por la posibilidad de comentarios anónimos públicos... Los trolls, desde luego, explotan todas las posibilidades de descortesía que tiene el medio, dándole al bloguero, digamos, taza y media de su propio caldo. Pero aún más que las cuestiones de tono, el régimen de las comunicaciones queda alterado por el nuevo acceso a la comunicación múltiple y masiva por parte de los individuos. Aún recuerdo la ira de un anterior director de departamento nuestro al descubrir que no tenía manera de controlar las comunicaciones por correo electrónico, y que de la misma manera que él podía enviar a todos los colegas una circular, podía hacerlo yo mismo con un mensaje que quisiese comunicarles, y sin solicitar su autorización. Casi temor reverencial despiertan las posibilidades de esta nueva situación: de ahí que sean contadísimos los casos, por ejemplo, en los que alguien envía una comunicación de carácter dudoso o problemático a una lista de distribución. (Un problema de esa índole dio lugar a la creación del Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza, donde casi nadie menos yo mismo opina). Otro ejemplo de este temor reverencial al nuevo régimen comunicativo podría ser que a pesar de ventilarse en mi blog cuestiones polémicas a veces sobre cuestiones de trabajo, y ser bastante bien conocido (y el único medio público en el que se habla de estas cuestiones) jamás ningún colega pone comentarios ni a favor ni en contra de mi opinion (ni siquiera anónimamente, creo). Podría interpretarse como un caso de "a palabras necias, oídos sordos", claro, pero creo que no cabe la cuestión en esos términos únicamente. Existe miedo, miedo por una parte a la opinión libre en la Universidad, y miedo por otra al nuevo régimen de comunicaciones, por lo que tiene de desconocido, de protocolos fluidos, de identidades problemáticas, de consecuencias imprevisibles. Hasta hace poco, que algo apareciese por escrito y en público requería que el interesado dispusiese de imprenta y servicio de distribución propio, o que fuese el director de un periódico—o que el escrito fuese filtrado previamente por los protocolos editoriales y censura preventiva de los periodistas y editores. Por ejemplo, a mí hace unos años, durante una huelga, un grupo de matones sindicales bloqueó la entrada a la Facultad y me impidió entrar. Yo dirigí una carta de protesta al Rector, que fue ignorada, y al director del Heraldo de Aragón; también fue ignorada, a pesar de que al director del Heraldo, que era profesor de la Facultad, le podía haber preocupado que grupos de matones bloqueasen la entrada a su Facultad. O el Rector podía haber protestado ante los sindicatos en cuestión, como yo le sugería. El caso es que se consideró irrelevante (—matones, pschá); y ahí quedó la cosa, y yo con mi enfado. Hoy por lo menos lo ventilaría en mi blog, y con eso que me quedaría probablemente, pero al menos mi narración de los hechos no habría sufrido la censura previa a su publicación. Claro que aunque en los blogs la expresión sea más libre, no es que carezcan por completo de mediación. Y también antes uno podía fotocopiarse octavillas, o escribirlas a mano, y repartirlas en la vía pública para dar a conocer sus opiniones, con lo cual se convertía en un personaje mentalmente desharrapado y de dudosa reputación. Los blogueros que despotricamos demasiado nos vemos relegados un tanto a ese papel, sobre todo si nuestras quejas se vuelven personales. Una nueva tecnología no supone de por sí una alteración súbita del sistema de jerarquización del valor de las enunciaciones. Y sin embargo el nuevo régimen de la escritura y de las comunicaciones existe, y no puede sino influir en ese orden público de la comunicación. Los blogs no van a desaparecer: en todo caso se van enriqueciendo, volviéndose multimedia, incorporando sonido, imágenes, con sistemas de tratamiento también cada vez más personalizados (como ha sido personalizado el sistema de publicación). Así que me temo que la estrategia de hacer como que no existen... tiene un recorrido limitado. Predigo, en su lugar, que pasaremos a una mayor regulación de los protocolos, como ha hecho la BBC (Pink Blogging Allowed). Los profesionales viviremos en China, con obligación de identificarnos in propria persona en los blogs. Y se establecerá de modo detallado qué tipo de expresiones, contenidos, alusiones, imágenes y temáticas son aceptables. Los pies de plomo con los que la academia (y la empresa, pronto lo mismo) han recibido las nuevas tecnologías (ni hablar, ni ver, ni oír), son ya una anticipación de ese Nuevo Orden, que será, en muchas cosas básicas, parecido al viejo. El Gran Hermano de Orwell no es una cosa del pasado, de 1984. Es, como bien sabía Orwell, una cosa del presente, y del futuro que nos espera siendo el presente el que es.
Al rincónHace dos días, envié este post, "Más cátedras" (http://garciala.blogia.com/2005/121301-mas-catedras.php ), al Rincón de Opinión, el foro online, con censura previa, de la Universidad de Zaragoza. Protestaba en él por la arbitrariedad total que demuestran las comisiones evaluadoras a la hora de valorar los méritos de los candidatos a cátedra, pues méritos similares pueden dar lugar a la puntuación de 100 o de 1’8 (en mi caso), indistintamente y a voleo. Bueno, no a voleo, a mangoneo más bien. Me temo que cuanto más de cerca se mira, más se echa de ver la escandalosa falta de democracia y de libertad de expresión que hay en la Universidad. Normalmente mediante mecanismos interiorizados y comportamientos automáticos; otras veces más a las claras, silenciando las opiniones incómodas, o haciendo oídos sordos en plan esfinge (en mi Departamento esto pasa a cada dos por tres). O, como en este caso, negándoles a los opinadores incómodos los medios de expresión. Como si le costase dinero a la institución, o como si no fuésemos todos universitarios. Censura a la francesa, y a la americanaEn Pointblog se publicó la semana pasada esta interesante noticia sobre los blogs, firmada por Chryde. Se refiere al papel de algunos blogueros en la incitación a la violencia durante las revueltas de las barriadas francesas, y a las cuestiones de censura y responsabilidad editorial que han puesto de manifiesto de manera particularmente clara. Traduzco seguidamente el artículo de Chryde, y le pondré un trackback: Comentarios violentos en los blogs: prudencia Hace una semana, el Forum Internet publicaba una guía bautizada "Blogueo tranquilo", recordando los derechos y las obligaciones incumbentes a los blogueros. Podíamos leer allí lo siguiente:
Otra noticia interesante salía en Pointblog hoy, firmada por Gilles Klein, sobre un tipo distinto de censura, la empresarial. Al parecer una vicepresidenta de la CBS News encargada de las normas de la empresa va a someter a su autorización los blogs de los empleados – no blogs de la empresa, sino los blogs que tengan en cualquier parte de la blogosfera. Antes de crear un blog un empleado deberá pedir la autorización Masónica, y los que ya tengan uno deberán ponerse en contacto con ella. La idea es que no se publique ningún mensaje o información potencialmente peligrosa para CBS News. Pongo el siguiente comentario en Pointblog: Miércoles, 16 de Noviembre de 2005 21:41. Enlace permanente. Netiqueta Manifiesto antitrollEs aconsejable escribir en la red únicamente con una identidad de usar y tirar – o como mucho con una identidad ficticia. Es a lo que parece invitar el medio (y el miedo). Algunos, sin embargo, tomamos otra opción, y escribimos utilizando nuestra identidad "oficial". Esto acarrea a veces efectos indeseables, especialmente cuando surgen quienes, desde el anonimato y la cobardía, se dedican a escribir insultos o calumnias sobre nosotros, o suplantan nuestra identidad intentando dañarla, buscando hacer creer a la gente en foros o bitácoras que somos nosotros los autores de sus memeces y despropósitos. Lunes, 19 de Septiembre de 2005 16:05. Enlace permanente. Netiqueta |
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José Ángel García Landa (Biescas y Zaragoza) :::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::: "Algo hay en el formato mismo de los blogs que estimula un desarrollo casi canceroso de nuestro ego" (John Hiler) Archivos
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