Retro Facebook
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Facebook ha cambiado mucho desde la década de los 50. Pero algunas cosas que nunca cambian y hay reglas de buenas maneras siempre aplicables:
Facebook ha cambiado mucho desde la década de los 50. Pero algunas cosas que nunca cambian y hay reglas de buenas maneras siempre aplicables:
Quizá ahora que llevo los comentarios cerrados unos días (por desinfección antitroll) sea el momento de aclarar mi política de comentarios. Responderé a los comentarios que vayan firmados, y sean correctos y razonables, disientan o no de mi opinión. No responderé a los comentarios anónimos que sean malintencionados, ofensivos o estúpidos. Si son anónimos y razonables, en principio también los responderé; e incluso sin van firmados y son estúpidos o poco razonables; esto ya lo valoraré en cada caso sobre la marcha. A los que sólo busquen bronca, trolls con firma o sin ella, los borraré o, en los blogs que no administro, los ignoraré.
Mi último ataque de un troll viene de un individuo o ectoplasma poco recomendable que en alguna ocasión ha firmado con correos que señalan a C.M.S., de Zaragoza [pasado un año, lo dejo en las iniciales]. Aquí lo borraremos o ignoraremos, mayestáticamente, en cuanto aparezca. A menos que adopte la falsa identidad de una persona bien educada y razonable, algo que me parece difícil, pero que le recomiendo que intente por si algo se le pega. Para más datos, es de la cuerda aragonesa-nacionalista, de esos que se creen que deberían ser hablantes de aragonés, ellos y el vecino también. Este personaje, al que no conozco y espero no conocer, ha ido más allá de molestar, provocar o hacer el pelma en mi blog. Me ha dirigido escritos que rezuman un odio abyecto, insensato y desmedido hacia mí—hacia mi persona en concreto y todo lo que pienso y soy y hago y digo—tanto que no puedo sino constatar que con ellos se ha declarado enemigo mío.
Bien, espero no tener que hacer aquí una lista de mis enemigos, y quiera Nuestro Señor que todos sean tan faltos de talento como éste—pero lo digo por que la gente sepa a qué atenerse cuando lean comentarios de este sujeto y de sus pseudónimos, que sin duda seguirán apareciendo por aquí y por otros sitios.
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8 de octubre
PS: Bien, siguiendo la pista a direcciones de correo y sitios web con con nombres falsos, llego a identificar a este troll como C. M.—nacionalista aragonés y versado en informática.
Observo, buscando por la red, que tenemos a C. M. C. que se presenta como [¿antiguo?] "responsable de seguridad del Gobierno" autonómico, y tiene diversos blogs, twitters, flickers y demás. Es, según entiendo, responsable de un círculo de nuevas tecnologías en un partido nacionalista. ¿Será un caso de blanco y en botella?
Ruego a C.M.C. que, si no es el bellaco cobarde que me ha estado dirigiendo anónimos insultantes, por favor nos lo aclare. Y si lo es, que se atreva a enviarme los insultos con su nombre, y a hacerse responsable de ellos. Le estaría feo a un responsable de seguridad del gobierno ser un troll, de los de manual. Y a cualquier persona le estaría feo insultar desde el anonimato, y luego no dar la cara cuando le descubren. Un retrato público, por favor.
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9 de octubre
Recibo un comentario en Vanity Fea, con enlace a uno de los blogs aludidos. Muchas gracias a C.M.C. por atender a la aclaración que le solicitaba. Hablo con C.M.C. por teléfono, y me asegura, muy amablemente por cierto, que no es él ese supuesto C.M. que me ha estado enviando anónimos babosos. (Ah, y que en el partido es sólo militante de base, sin los cargos que yo había visto en alguna web atrasada). Tampoco es él el "Carlos" que firmaba comentarios en este post de Purnas en o Zierzo con un patito amarillo. Así que asunto zanjado por ese lado, pues me temo que hemos sido los dos víctimas de un troll lenguaraz. Que por cierto no ha vuelto a manifestarse después de la cuarentena, y esperemos que así siga. No sé si por Purnas seguirá tan pancho el del patito. Dice C.M.C. que no es la primera vez que un troll lo suplanta o le busca líos. Quizá lo mejor sea ignorar toda comunicación con anónimos o con perfiles no identificados, para evitar estos casos en la medida de lo posible.
Ah, y no participar en blogs con administradores que dan cobijo a los trolls.
(Dejo los nombres en iniciales por atender la petición de C.M.C., que venía encontrándose a sí mismo con demasiada frecuencia en este post en las búsquedas de Google).
La historia continúa...
Justo tras mi mensaje a la lista del Colectivo de Profesores, comentando los criterios contrarios a derecho que han llevado a la anulación del Doctorado de Estudios Ingleses (mensaje que puede leerse al final de este post), envía el administrador de la lista este otro mensaje:
A lo que respondo...
Hasta ahora no ha habido más aclaración sobre la "netiqueta" de esta lista de correo. En la página de información de esta lista de correo, desde luego, no figuran "condiciones de uso" específicas, y por tanto habrá que entender que son las generales aplicables a los servicios de red de la Universidad de Zaragoza. Por lo cual la reconvención del administrador, si reconvención era, estaba fuera de lugar. No se puede esperar que en una lista "de pensamiento político" tal como se define, estén todos de acuerdo—si en efecto hay pensamiento. En cuanto a política, es por supuesto política universitaria de lo que hablamos. ¡Otra cosa sería si me pusiese yo a opinar allí de "política"!
Por cierto, también hay una respuesta de la coordinadora del Postgrado anulado, Susana Onega, que puede leerse en este otro post. Junto con mi respuesta.
Interesante artículo en el New York Times sobre los rectores y directores de centro que abren un blog. A veces hasta con comentarios; qué atrevidos. Claro que van con bastantes pies de plomo en lo que escriben, faltaría más.
Un blog puede ser cualquier cosa, o sea que "abrir un blog" en sí no quiere decir nada. Puede ser desde una sonrisa profidén que muestre la cara oficial (y perfecta por tanto) de la Universidad, hasta una cosa obscena, impresentable en público, y que metería a un personaje con cargo de gobierno académico en una serie de problemas que harían parecer chiquitos a los que ya tienen de entrada.
Yo no tengo ningún cargo, y sin embargo sé que llegará el momento en el que el blog me cree algún tipo de problemas profesionales, no sé si serios o no. Para saberlo no hay que ver sino la hiperprudencia con la que un medio de comunicación tan fascinante como éste (me refiero ahora a los blogs en general, no sólo al mío) ha sido recibido en la pacata universidad. Los académicos, con muy contadas excepciones, no se abren blogs. Y de hacerlo, optan naturalmente por el blog especializado en un tema (en los blogs, por ejemplo, o en los libros), no por el blog blog, esa cosa que va de todo y de nada. Supongo que mucho es cuestión de carácter, o de unos rituales de vigilancia mutua que ya se internalizan desde los tiempos del aula. Vigilancia mutua, digo, y a la vez miedo a la vigilancia mutua, que las dos cosas van juntas. Tampoco creo que sean cosas exclusivas de los académicos, claro. En cualquier pequeña sociedad laboral puede resultar la convivencia alterada cuando no se observan de la manera acostumbrada las pequeñas hipocresías que hacen tolerable la vida en sociedad y van engrasando los mecanismos del trato comunicativo.
No digo que los blogs escapen a este régimen de vigilancia, secretismo, y de verdades oficiales. Lo observan a su manera, por supuesto. Yo, por ejemplo, no me pongo aquí a pregonar todo lo que se me pasa por la cabeza ni a decir lo que pienso de todo el mundo con nombres y apellidos, faltaría más. Se siguen protocolos. A lo que voy es que la existencia de los blogs hace que los protocolos se desplacen, siquiera ligeramente (ligeramente de momento, al ser pocos los blogs; más a medida que vaya cogiendo fuerza este nuevo régimen de la escritura pública).
Como sucedió con el correo electrónico, los blogs alteran el orden existente entre la oralidad y la escritura. Hay dos dimensiones importantes: cuestiones de tono, informalidad e intimidad, y cuestiones de accesibilidad y publicidad. En el caso del e-mail, se ha comentado mucho la manera en que se incorpora de una nueva manera el lenguaje hablado a la escritura; los protocolos escritos tradicionales de las cartas quedan trastocados, y a veces los intercambios se aproximan mucho más a una conversación informal. Lo cual puede acarrear problemas de protocolo comunicativo, cortesía... También en los blogs la informalidad espontánea con que se redactan puede resultar ofensiva o descortés para muchos, aunque no sea más que por la superposición de temas y de perspectivas que se dan en el blog blog, y no digamos por la posibilidad de comentarios anónimos públicos... Los trolls, desde luego, explotan todas las posibilidades de descortesía que tiene el medio, dándole al bloguero, digamos, taza y media de su propio caldo.
Pero aún más que las cuestiones de tono, el régimen de las comunicaciones queda alterado por el nuevo acceso a la comunicación múltiple y masiva por parte de los individuos. Aún recuerdo la ira de un anterior director de departamento nuestro al descubrir que no tenía manera de controlar las comunicaciones por correo electrónico, y que de la misma manera que él podía enviar a todos los colegas una circular, podía hacerlo yo mismo con un mensaje que quisiese comunicarles, y sin solicitar su autorización. Casi temor reverencial despiertan las posibilidades de esta nueva situación: de ahí que sean contadísimos los casos, por ejemplo, en los que alguien envía una comunicación de carácter dudoso o problemático a una lista de distribución. (Un problema de esa índole dio lugar a la creación del Rincón de Opinión de la Universidad de Zaragoza, donde casi nadie menos yo mismo opina). Otro ejemplo de este temor reverencial al nuevo régimen comunicativo podría ser que a pesar de ventilarse en mi blog cuestiones polémicas a veces sobre cuestiones de trabajo, y ser bastante bien conocido (y el único medio público en el que se habla de estas cuestiones) jamás ningún colega pone comentarios ni a favor ni en contra de mi opinion (ni siquiera anónimamente, creo). Podría interpretarse como un caso de "a palabras necias, oídos sordos", claro, pero creo que no cabe la cuestión en esos términos únicamente. Existe miedo, miedo por una parte a la opinión libre en la Universidad, y miedo por otra al nuevo régimen de comunicaciones, por lo que tiene de desconocido, de protocolos fluidos, de identidades problemáticas, de consecuencias imprevisibles.
Hasta hace poco, que algo apareciese por escrito y en público requería que el interesado dispusiese de imprenta y servicio de distribución propio, o que fuese el director de un periódico—o que el escrito fuese filtrado previamente por los protocolos editoriales y censura preventiva de los periodistas y editores. Por ejemplo, a mí hace unos años, durante una huelga, un grupo de matones sindicales bloqueó la entrada a la Facultad y me impidió entrar. Yo dirigí una carta de protesta al Rector, que fue ignorada, y al director del Heraldo de Aragón; también fue ignorada, a pesar de que al director del Heraldo, que era profesor de la Facultad, le podía haber preocupado que grupos de matones bloqueasen la entrada a su Facultad. O el Rector podía haber protestado ante los sindicatos en cuestión, como yo le sugería. El caso es que se consideró irrelevante (—matones, pschá); y ahí quedó la cosa, y yo con mi enfado. Hoy por lo menos lo ventilaría en mi blog, y con eso que me quedaría probablemente, pero al menos mi narración de los hechos no habría sufrido la censura previa a su publicación.
Claro que aunque en los blogs la expresión sea más libre, no es que carezcan por completo de mediación. Y también antes uno podía fotocopiarse octavillas, o escribirlas a mano, y repartirlas en la vía pública para dar a conocer sus opiniones, con lo cual se convertía en un personaje mentalmente desharrapado y de dudosa reputación. Los blogueros que despotricamos demasiado nos vemos relegados un tanto a ese papel, sobre todo si nuestras quejas se vuelven personales. Una nueva tecnología no supone de por sí una alteración súbita del sistema de jerarquización del valor de las enunciaciones. Y sin embargo el nuevo régimen de la escritura y de las comunicaciones existe, y no puede sino influir en ese orden público de la comunicación. Los blogs no van a desaparecer: en todo caso se van enriqueciendo, volviéndose multimedia, incorporando sonido, imágenes, con sistemas de tratamiento también cada vez más personalizados (como ha sido personalizado el sistema de publicación). Así que me temo que la estrategia de hacer como que no existen... tiene un recorrido limitado. Predigo, en su lugar, que pasaremos a una mayor regulación de los protocolos, como ha hecho la BBC (Pink Blogging Allowed). Los profesionales viviremos en China, con obligación de identificarnos in propria persona en los blogs. Y se establecerá de modo detallado qué tipo de expresiones, contenidos, alusiones, imágenes y temáticas son aceptables.
Los pies de plomo con los que la academia (y la empresa, pronto lo mismo) han recibido las nuevas tecnologías (ni hablar, ni ver, ni oír), son ya una anticipación de ese Nuevo Orden, que será, en muchas cosas básicas, parecido al viejo. El Gran Hermano de Orwell no es una cosa del pasado, de 1984. Es, como bien sabía Orwell, una cosa del presente, y del futuro que nos espera siendo el presente el que es.
Hace dos días, envié este post, "Más cátedras" (http://garciala.blogia.com/2005/121301-mas-catedras.php ), al Rincón de Opinión, el foro online, con censura previa, de la Universidad de Zaragoza.
Protestaba en él por la arbitrariedad total que demuestran las comisiones evaluadoras a la hora de valorar los méritos de los candidatos a cátedra, pues méritos similares pueden dar lugar a la puntuación de 100 o de 1’8 (en mi caso), indistintamente y a voleo. Bueno, no a voleo, a mangoneo más bien.
Bien, pues van dos días y no aparece mi opinión publicada en el foro. Para opinar en este foro (vergüenza da decirlo) no basta con ser miembro de la comunidad universitaria; ni siquiera basta con ser Profesor Titular de la Universidad. Somos doctores tutelados (http://garciala.blogia.com/2005/062301-doctores-tutelados.php ). Para que tu opinión pueda aparecer, necesitas el visto bueno previo de dos de los cuatro administradores del foro: es la norma que por oscuras razones nos ha autoimpuesto el Consejo de Gobierno de la Universidad. Mucho me temo a estas alturas que mi opinión haya sido censurada (claro que esta fea y antidemocrática palabra, "censura", no aparece en ningún momento en la normativa aprobada por el Consejo de Gobierno).
Pero no sé si he sido censurado o no, porque nadie se ha puesto en contacto conmigo, y la normativa no especifica un protocolo de actuación o comunicación cuando una opinión es rechazada (supongo que hay que entender se rechaza y punto). Así pues, escribo ahora al "buzón de sugerencias" del Rincón de Opinión:
He enviado en diversas ocasiones opiniones al Rincón, y nunca han salido publicadas. Debería haber alguna manera de que el interesado sepa si han sido censuradas por los moderadores, o si por alguna razón no se han recibido. Agradecería un mensaje que confirme una u otra posibilidad, en concreto con respecto al texto que envié anteayer.
Por otra parte, observo que la normativa aprobada por el Consejo de Gobierno dice que el Rincón será de libre acceso por Internet. Entiendo que en su estado actual, restringido a la intranet de la Universidad de Zaragoza, no se está cumpliendo esa norma.
En efecto, ahora las "opiniones del rincón" (el término es suyo) sólo se pueden ver desde los ordenadores de la Universidad. Nadie puede entender, sin una voluntad muy clara de malentender, que la expresión "de libre acceso por Internet" quiere decir eso. Esperaré un poco a ver si resulta que por fin se publica lo que envié, o si recibo una respuesta de los administradores. Si no, volveré a enviar el mensaje este como "opinión", a ver si también es censurable. Otra opinión crítica de la que había enviado, y que también desapareció por desaprobación de los administradores, he de suponer, era este post (http://firgoa.usc.es/drupal/node/20707 ) sobre la manipulación de la representación de las Universidades en el Consejo de Coordinación Universitaria, o este otro (http://garciala.blogia.com/2005/051301-la-opinion-al-rincon-.php ).
Me temo que cuanto más de cerca se mira, más se echa de ver la escandalosa falta de democracia y de libertad de expresión que hay en la Universidad. Normalmente mediante mecanismos interiorizados y comportamientos automáticos; otras veces más a las claras, silenciando las opiniones incómodas, o haciendo oídos sordos en plan esfinge (en mi Departamento esto pasa a cada dos por tres). O, como en este caso, negándoles a los opinadores incómodos los medios de expresión. Como si le costase dinero a la institución, o como si no fuésemos todos universitarios.
En Pointblog se publicó la semana pasada esta interesante noticia sobre los blogs, firmada por Chryde. Se refiere al papel de algunos blogueros en la incitación a la violencia durante las revueltas de las barriadas francesas, y a las cuestiones de censura y responsabilidad editorial que han puesto de manifiesto de manera particularmente clara. Traduzco seguidamente el artículo de Chryde, y le pondré un trackback:
Comentarios violentos en los blogs: prudencia
http://www.pointblog.com/past/2005/11/10/commentaires_violents_sur_les_blogs_prudence.htm
Hace una semana, el Forum Internet publicaba una guía bautizada "Blogueo tranquilo", recordando los derechos y las obligaciones incumbentes a los blogueros. Podíamos leer allí lo siguiente:
Al bloguero puede considerársele responsable de los comentarios que terceros intercambien en el blog de él. Es muy conveniente la moderación previa, o, en su defecto, un control regular de las contribuciones.
La AFP informa hoy de que un hombre de unos veinte años fue detenido en la región parisina el mércoles pasado por haber publicado un mensaje de llamada a los disturbios "particularmente violento ( ... ) bajo la forma de copiar-pegar sus propios mensajes en decenas de blogs".
La agencia explica en el mismo comunicado que el autor del blog en el que un menor había publicado un comentario incitando a los disturbios había sido dejado en libertad porque su sitio "llevaba abandonado varios meses".
No quita para que un bloguero pueda ser considerado responsable de los comentarios publicados en su blog. Y estos tiempos, los mensajes abiertamente violentos o más ambiguos pululan como ese firmado por un habitante de Le Mans y titulado "Las llamas de la razón", que hemos visto reproducir idénticamente en François Nonnenmacher, Gilles Klein o Loïc le Meur. Conviene estar lo más vigilante posible, frente a estos "spams de comentarios" de nuevo género.
En Skyrock lo hacen en la medida de lo posible. La radio "emplea una treintena de personas en la moderación", ha explicado esta empresa a Pointblog. "Unos 6500 artículos son suprimidos y 10 skyblogs son desactivados cada día. En los casos graves, no solamente cerramos el acceso al sitio, sino que además alertamos a las autoridades competentes", añadieron. Pero Skyrock quiere hacer esta puntualización: "La moderación de la función ’comentario’ es responsabilidad del autor del Skyblog. Si comprobamos, o nos avisan de que los comentarios no respetan las normas de uso del reglamento, le dirigimos al autor un mensaje de alerta. Si el autor no tiene en cuenta este aviso, bloqueamos esa función".
Habrá que leerse la letra pequeña de las plataformas de blogs (Skyrock es la más popular en Francia, mayoritariamente entre adolescentes) para ver si hay variaciones en las condiciones de uso y los límites variables que pongan las plataformas a la libertad de expresión, y a su capacidad de censura – pues límites y censura siempre los hay, claro.
Otra noticia interesante salía en Pointblog hoy, firmada por Gilles Klein, sobre un tipo distinto de censura, la empresarial. Al parecer una vicepresidenta de la CBS News encargada de las normas de la empresa va a someter a su autorización los blogs de los empleados – no blogs de la empresa, sino los blogs que tengan en cualquier parte de la blogosfera. Antes de crear un blog un empleado deberá pedir la autorización Masónica, y los que ya tengan uno deberán ponerse en contacto con ella. La idea es que no se publique ningún mensaje o información potencialmente peligrosa para CBS News. Pongo el siguiente comentario en Pointblog:
¿Se aplica esto también a los libros o artículos de prensa? ¿Los empleados de CBS News deben obtener la aprobación de su jefa antes de publicar un libro bajo pseudónimo o usando su propio nombre? ¿Han firmado eso en el contrato?
Lo hayan firmado o no, me parece que pronto veremos proliferar este tipo de normas, en los contratos y fuera de ellos. Siempre respetando la libertad individual, por supuesto; si usted no quiere ser censurado, o no desea vender su alma, no trabaje para nosotros.
Es aconsejable escribir en la red únicamente con una identidad de usar y tirar – o como mucho con una identidad ficticia. Es a lo que parece invitar el medio (y el miedo). Algunos, sin embargo, tomamos otra opción, y escribimos utilizando nuestra identidad "oficial". Esto acarrea a veces efectos indeseables, especialmente cuando surgen quienes, desde el anonimato y la cobardía, se dedican a escribir insultos o calumnias sobre nosotros, o suplantan nuestra identidad intentando dañarla, buscando hacer creer a la gente en foros o bitácoras que somos nosotros los autores de sus memeces y despropósitos.
Como estas personas son normalmente, además de mal intencionadas, obsesivas y sin muchos alicientes en su vida, tienden a agarrarse como sanguijuelas a quien ven que se opone a sus maniobras. Tal vez lo más aconsejable en muchos casos sea dejarlos hacer sin más, y que se aburran solos de su triste jueguecillo. Otras veces, sin embargo, se hace aconsejable borrar los comentarios de los blogs en los que participan. Esto es un asunto delicado, porque muchos blogueros son totalmente opuestos a borrar comentarios. Si el asunto es de carácter ofensivo, sin embargo, hay que recordar que es el bloguero el responsable de lo que se publica en su blog. Y si a mí se me insulta en un blog con la connivencia de su editor, desde luego cortaré toda relación con ese foro. Si la cosa pasa a mayores, podría incluso llevar el asunto a la policía, o a los tribunales.
Creo sin embargo que la mayoría de blogueros responsables, a poco que reflexionen, verán que no es ético tolerar en su blog insultos, calumnias o suplantaciones una vez se han denunciado como tales y se ha quejado a ellos personalmente la víctima de esos abusos. Al menos, prefiero pensar que una gran parte se pondrán del lado de la víctima, y no del abusador enmascarado (si no, dime con quién andas...).
Para deshacerse de los ciberbabosos, no conviene airear mucho el asunto del borrado de comentarios abusivos, porque tiende a encender los ánimos de justicieros ignorantes (que los hay a patadas) que se llenan la boca con acusaciones de "nazi", "censurador", etc. – ya se sabe, los que siempre aplican al prójimo la ley del embudo.
Para estos casos, sugiero mantener un contacto por correo electrónico entre el responsable del blog donde sucedan los abusos y la víctima, para identificar los comentarios ofensivos o suplantados–y, desde luego, borrarlos. Los suplantadores se divierten mucho firmando con un enlace al blog del suplantado, pero evidentemente no tienen acceso ni a la administración de ese blog ni al correo electrónico del suplantado. Por eso es aconsejable utilizar estas vías para clarificar la situación, y en especial el correo electrónico, por su confidencialidad.
Es sabido que enviar anónimos malignos con papel y matasellos es, según el cine, acción propia de beatas envidiosas y pasantes casposos. Son siempre los malos de tercera fila de la película. No veo por qué en la red, o fuera de ella, hemos de aguantar a esos personajes, ni dejar que nos impongan sus normas.