El Reino de los Cielos
Esta es la película de Ridley Scott filmada, entre otros sitios, en el castillo de Loarre. Allí es donde empieza la película, en un pueblo medieval al pie del castillo (trasplantado a Francia) antes de que el protagonista Baliant-Bloom descubra que además de un vulgar herrero es el hijo ilegítimo de un barón (Neeson) que se va a las cruzadas. Mata a un cura y lo acompaña. (En la peli suena casi igual de arbitrario). Tras unos combates donde se estrena y su padre es herido de muerte, llega a Jerusalén, reino de los cruzados bajo Balduino IV, un rey leproso que se oculta tras una máscara de hierro, con una hermosa hermana, Sibylla (Eva Green) casada con el malo de la peli, un cruzado belicoso, clasista y abusón. Baliant-Bloom no es clasista, mal haría, claro; más bien se dedica a mejorar las tierras de su padre con irrigación occidental, ayudando al pueblo, es una ONG medieval, es un yanqui en la corte del rey Balduino. En un momento dado, hasta arma caballero a todo quisque en la ciudad, esto es aristocracia democrática. Se nos presenta a Balduino como un idealista que quiere sólo mantener una precaria paz con los árabes, y convertir Jerusalén en un reino de justicia, "el reino de los cielos". El marido malo, heredero tras la muerte de este buen rey, logrará iniciar una guerra (que es lo que intentaba hacer continuamente, mientras su esposa, descuidada por él, se refocilaba con Bloom). Pintan bastos para Bloom y su amigo Irons, hombres éticos, como también lo es por otra parte el jefe de los ejércitos musulmanes, Saladino, y su segundo de a bordo, con quien había hecho amistad Bloom por error. Bloom elige no matar al malo aunque le prometían a su viuda, y la corona. Por no transigir con los medios y los fines. Pero eso lleva a la batalla final. Tras un asedio monumental, a la manera de El Señor de los Anillos, se rinde Jerusalén, al confiar Bloom (acertadamente) en la palabra de Saladino de respetarles. Termina la película otra vez en Loarre, donde se han refugiado Bloom y la viuda Sibylla, que ya no quiere ser reina. Rechaza Baliant-Bloom una invitación de Ricardo Corazón de León para unirse a otra cruzada, y se va cabalgando por los caminos con la liberada Sibylla... two drifters riding to the sunset.
En resumen: Gladiator más El Señor de los Anillos. Excelente música, buena fotografía y eficaz dirección, escenas vistosas, grandes batallas, mucha violencia. Ideas confusas, tanto en los cruzados como en el director. Anacronismos, a manta en las actitudes de los personajes (bueno, prefiero no entrar a investigar lo de la historia, que es aquí una simple excusa. Existió un rey Balduino IV enfermo que mantuvo el reino de Jerusalén, y su hermana Sibylla, pero a éste le siguió no Guy de Lusignan sino Balduino V, que era hijo de un matrimonio anterior de Sibylla, mientras que aquí a ésta la habían casado con Guy a los quince años, etc. etc.). La película anda pisando huevos, naturalmente, a la hora de no ser políticamente incorrecta: los árabes son escrupulosamente respetados, en la justicia de su causa y en la honradez y nobleza de sus líderes; ello no quita para que el protagonista sea un cruzado y no un árabe, claro. Los que no son respetados son los eclesiásticos: el obispo de Jerusalén es un cobarde interesado y falso; y también hay "halcones" amigos de la guerra entre los cruzados, como Guy y su colega el señor del Krak de los Caballeros. El ataque árabe sobre Jerusalén a nada se parece tanto como a la lluvia de misiles inteligentes sobre Bagdad. Y un fragmento destinado a conllevar el mensaje de la película nos subraya que Jerusalén es la ciudad de todos, y de nadie en exclusiva. Hasta ahí, la película es crítica con la política exclusivista que llevan sobre Jerusalén tanto el estado de Israel como su primo de Zumosol. Puntos más flojos: constantemente parece como si la película tuviese que pasar por fases necesarias de un modo mecánico. Hay muchos elementos que a pesar de todo el dinero invertido no están bien calculados para adquirir vida. Así, por ejemplo, el romance "porque sí" entre Bloom y Green. Las "lecciones morales" también están puestas con grapadora, y entorpecen la película. La idea básica de Jerusalén como utopía es endeble, una vez desacreditada la fe religiosa (¿qué pintan ahí si Dios no les habla?). Y los elementos románticos del joven plebeyo que resulta ser noble... bueno, para eso podían haber hecho una versión kitsch del Bâtard de Bouillon, o algo así. Vamos, demasiado dinero, demasiada insensatez en el telón histórico de fondo como para ser ejemplo de nada, y un guión poco competente a la hora de tender un puente quizá imposible de tender entre los ideales de entonces y los de ahora... Mejor que buscar un terreno común en la identificación con el héroe, propongo una película cutre-realista que muestre la estupidez, brutalidad e insensatez tanto de los cruzados como de sus enemigos. O por lo menos que, en lugar de volver a Loarre sin despeinarse, volviese Bloom de las cruzadas, depués de tanto espadazo, con media cara menos, viejo, cínico y embrutecido. Pero eso no vendería... hay que hacer la guerra para desengañarse de ella, nos dicen constantemente los cineastas, en la guerra se aprende ética. Pues no. Mejor quemamos etapas, y nos ahorramos esa lección.
(Kingdom of Heaven. Written by William Monahan. Cast: Orlando Bloom, Eva Green, Jeremy Irons, Liam Neeson, David Thewlis, Brendan Gleeson, Marton Csokas, Ghasan Massoud. Music by Harry Gregson-Williams. Costumes by Janty Yates. Ed. Dody Dorn. Prod. des. Arthur Max. Photog. John Mathieson. Exec. prod. Branko Lustig, Lisa Elizey, Terry Needham. Prod. Ridley Scott. USA: A Scott Free Production, Twentieth Century Fox, 2005. http://www.fox.es/elreinodeloscielos)
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