800 titulaciones, y ninguna es la mía
La ministra de Educación y ciencia, María Jesús San Segundo, ha informado hoy sobre las 800 nuevas titulaciones que crean las Universidades gracias a la adaptación al espacio europeo de educación superior. Bueno, todo depende de cómo se hagan los recuentos. Lo que no dice la ministra es que a cambio de implantar esos másteres se van a suprimir muchos programas de doctorado, con programación docente incluida. De hecho ya se venían suprimiendo desde hace años; los programas con pocos alumnos ("poco rentables", supongo) se extinguían a la fuerza o se les animaba a fusionarse con otros. Así se hace, supongo, una universidad más competitiva, dirigiendo recursos a programas fuertes. Y sin embargo, seguro que se pierde al menos tanto como se gana.
En nuestro departamento, por ejemplo, a resultas de la reforma ésta, cuando se lleve a cabo, perdemos uno de los dos programas de doctorado que tenemos ahora. El otro se reconvierte en un máster de los nuevos. Y la licenciatura que es mayormente responsabilidad del departamento, Filología Inglesa, desaparece y se nos invita a impartir, juntamente con otros departamentos cuyas titulaciones se suprimen, una licenciatura nueva y menos específica en "lenguas y literaturas modernas".
Quizá en el terreno competitivo la universidad se libere de peso muerto académico, pero hay que tener en cuenta que la demanda de saber académico especializado no puede medirse sólo de la universidad para afuera: el lugar propio de ese saber es la universidad, no la "demanda social" existente desde afuera, y en la medida en que la universidad se somete a la "demanda social" así entendida y suprime estudios y actividades propiamente académicos, está transformándose, sí, pero no necesariamente en un sentido deseable. Deseable para quien quiera que la universidad sea una FP o una empresa, sí; pero no necesariamente para quien desee que sea una Academia.
Ahora se ha convocado una reunión de los departamentos que imparten Filología Inglesa para ver qué se hace en vistas de la supresión de nuestra titulación. Hoy recibo este mensaje a través de la lista de AEDEAN.
Mensaje enviado a través de la lista de correo electrónico de AEDEAN ========
Queridos colegas: Me hago eco de las intervenciones que se han producido estos últimos días a través de la lista de distribución de AEDEAN, en primer lugar para felicitar a la Junta Directiva de nuestra asociación por la capacidad de reacción que han demostrado frente a las noticias acerca de la que ya parece una decisión definitiva sobre la propuesta de un grado en Lenguas Modernas y su literatura, y las últimas noticias de la Directora General de Universidades, Carmen Ruiz-Rivas. Sobre todo quiero felicitar a la Junta por haber sabido centralizar las actuaciones de los departamentos, recabando información de sus consejos, una posición que en última instancia ha sido muy efectiva porque ha obligado a los departamentos a ponerse en marcha, si aún no lo habían hecho. En segundo lugar, me gustaría dar mi opinión acerca de la situación creada con la propuesta de grado en Lenguas (y Literaturas) Modernas. Mi posición es la siguiente: He revisado con mucha atención la ficha que se ha propuesto para el grado de Lenguas Modernas y su literatura hasta el punto de contabilizar qué representaría en número de créditos si se llevara a máximos el despliegue de inglés como lengua A. Pues bien, si a los 22 créditos instrumentales en lengua A (inglés), se suman los 74 créditos de materias propias, también en lengua A inglés, los 30 del trabajo escrito y los 30 de estancia (lengua inglesa A en ambos casos), eso representa un 90% del total de créditos del grado. Y esa no me parece una mala ratio si lo comparamos a los actuales planes de estudios en Filología Inglesa, que también incluyen créditos de otras áreas. Por tanto, a mi modo de ver esta propuesta no nos perjudica desde el punto de vista de la vertebración de los Estudios Ingleses aunque sea dentro de un marco conceptual más amplio, que permite combinaciones con otras lenguas y disciplinas. Mi posición además, para ser coherente con lo que voy a exponer en el siguiente párrafo es que esas combinaciones no deben implicar restricciones, ni siquiera en el caso de las lenguas que van a tener grado propio, ya que, por qué no debería ser posible que un perfil determinado de graduado quisiera tener un título en Lenguas Modernas (Lengua A: Gallego; Lengua B: Inglés)? Puestos a ser flexibles, algo con lo que no se convive demasiado bien en nuestro país, por qué no serlo realmente? Y ese posicionamiento no restrictivo es lo que nos sigue dando razones, a parte de las ya reiteradas de demanda, inserción, desarrollo de la anglística en España etc para seguir pidiendo un grado propio en Estudios Ingleses. Y no sólo por posiciones nominalistas, sino porque eso también va a dar más fuerza a los departamentos y secciones, de inglés de las universidades pequeñas, donde si desaparece del catálogo el polo de referencia de los Estudios Ingleses, no se les va a permitir ni siquiera apostar por un Major (lengua A) en inglés. En el ámbito de los postgrados, sin excluir postgrados específicos y sectoriales en literatura y lingüística inglesa que se puedan proponer en las diferentes universidades, mi posición es que no estaría mal impulsar un postgrado en Estudios Ingleses interuniversitario, porque me temo que en otras universidades va a costar sacar para adelante postgrados específicos en inglés. Hay que recordar que la CE ya le recordó al gobierno que la convergencia al EEES de Bologna no puede ser usado como arma arrojadiza para restringir el catálogo. Y el gobierno ha decidido llevar a cabo ese recorte a cualquier precio, y restar en lugar de sumar. Creo que en aras del patrimonio lingüístico y cultural de la humanidad, este tipo de restricciones deben seguir siendo denunciadas. Además, como universitaria e intelectual sinceramente no entiendo que se pretenda regular el conocimiento. Por tanto, estoy a favor del grado en lenguas Modernas y su literatura, y también del grado en Estudios Ingleses, como hemos venido reclamando desde siempre, y vamos a tener que seguir reclamando, ya que se nos ha dicho que el catálogo va a estar abierto unos años para ampliarlo. Un saludo cordial. M. Teresa Turell
¡¡¡BRAVA bravissima!!! Bueno, lo de las enhorabuenas a los departamentos de las universidades yo más bien lo cambiaría por una reconvención, porque aunque AEDEAN ha puesto enlaces en su página para dar a conocer las posiciones de los departamentos ante esta nueva titulación que se nos impone, no se puede decir que haya habido mucha actividad. De cuarenta universidades con sección de Filología Inglesa, sólo cuatro han dado a conocer su postura. Y de éstas sólo una, la de Murcia, se opone al grado en Lenguas y Literaturas Modernas como vía exclusiva. Las demás lo aceptan más o menos de buena gana, y siguen en eso la que parece ser la postura oficial de AEDEAN, que consideraba innecesario reunir a los departamentos para estudiar la situación y presionar en favor de un grado propio -- con lo cual en la práctica AEDEAN se está apeando de su posición oficial, que consistía en reclamar ese grado propio en Estudios Ingleses. Los universitarios, ahora como en todo este proceso, se comportan de modo pasivo, en especial ignorando que es esencial para defender su punto de vista la comunicación, y en especial las nuevas tecnologías, la red. Y no vale con la efímera lista de AEDEAN: había que usar la web de una manera que no se ha hecho. Quizá porque está demasiado a la vista, y los universitarios no son amigos en absoluto de significarse... Es especialmente significativo que M. Teresa Turell (que era la anterior presidenta de AEDEAN) señale además la conveniencia de establecer un postgrado de inglés con directrices propias a nivel nacional. Y ójala cale la idea, porque si no es muy probable que no tengamos ni grado ni postgrado propio. Es muy tentador, quizá en especial para los catedráticos influyentes o para los grupos de investigación bien asentados en un departamento, hacerse su postgrado a medida, pero hay que considerar la atomización que eso supone para una profesión que no tiene una titulación propia de nivel inferior. Y eso en una materia como el inglés, tan básica en el sistema educativo ya desde la educación infantil y primaria, pasando por la secundaria, y terminando con su presencia en muchos planes de estudio universitarios. La anglística española no sale, ni con mucho, ganando nada de una situación así, en la que esté representada sólo por un número de másteres sin reconocimiento profesional específico a nivel estatal. Sólo un máster de Filología Inglesa que habilitase específicamente para la docencia en educación secundaria y universidad supondría un reconocimiento adecuado de la realidad del inglés como la lengua internacional, la del planeta, la única que hay (aunque a muchos les apene). ¿Y no se supone que esto era un proceso de internacionalización de la Universidad? ¿No hay en esa internacionalización un espacio para la lengua internacional?
(PS: el 1 de marzo, otro escrito a la lista de AEDEAN de otro catedrático, Celestino Deleyto, moderando el optimismo que mostraban frente a la nueva titulación Fernando Galván y algunos de los escritos acordados por los departamentos. Los máximos realistas que se vayan a dar al inglés en una titulación mixta son muy inferiores a los actuales, y además nada asegura que se vaya a permitir la mayor flexibilidad de combinaciones para los alumnos en todas las universidades. Y es creo que realmente no es un título que nos tenga que inspirar ningún optimismo a los anglistas. Menos aún si tampoco hay un título de máster que proporcione una formación sólida, coherente y homologada en Filología Inglesa a nivel de segundo ciclo).
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