Aquí enclaustrados
Con un 30% de la familia con varicela: ahora la han pillado Álvaro y Oscar. Pues en estas circunstancias no nos movemos de casa. Quien la haya pasado, que se venga a tomar un café, si le apetece.
El sábado por la tarde nos lo hemos pasado en un parque, con Ivo y Oscar trepando por todo tipo de artefactos de juegos, y Álvaro derrengado releyéndose La Isla Misteriosa. Yo me termino una de Ian McEwan, y luego me voy a revisar el coche, y limpiarlo, que la semana que viene tengo que pasear en él invitados universitarios. Hoy me pitan dos veces conductores desde atrás: la primera, por rueda deshinchada; la segunda, por llevar la quinta puerta abierta de par en par. Cielos. Debe ser la astenia, o algo...
PS: Domingo, lo mismo. Los tenemos pintarrajeados con un líquido blanco contra picaduras, que parecen comanches en pie de guerra. Oscarelo tiene granos hasta en la lengua y dentro de las orejas. En la lengua no le hemos puesto antipicante. Está derrengado; se tumba en el sofá cabeza abajo, y dice "Quielo que me expliman".
Pibo, en cambio, animado; hoy se ha dado el primer paseo en moto conmigo, para celebrar que ya tiene siete años, y hemos ido al Parque del Tío Jorge, para él "el parque de los cangrejos", a ver cómo pescaban cangrejos los niños. Mientras, nos han cambiado la hora y nos han robado por tanto una hora de tarde de primavera sin que nos enterásemos.
La prima Vera: se arrima, la maldita prima. Aunque no es lo que era. Vera, Vera...
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