Despedidas
Ayer nos despedimos (hasta la vista) de la pequeña Elsa, una nenita encantadora, que hoy cumple dos meses pero ya estaba en la reunión de sobremesa tan atenta que parecía totalmente socializada. Y luego, bajando a Zaragoza, nos despedimos de la temporada de piscinas apeándonos (y colándonos descaradamente, me temo) en la de Zuera. Hasta el año que viene.
Y luego habíamos quedado a tomar unas cañas por Zaragoza la nuit con Fabiola, para despedirnos de ella,
que se nos va a Alemania definitivamente, con gata y todo. Bueno, en realidad ya lleva yendo y viniendo una temporada, cada vez más tiempo allá, desde su euromatrimonio con Gottfried, y ahora sólo es la definitiva. Pide la excedencia de su instituto, y se queda a trabajar indefinidamente en un instituto cerca de Stuttgart, en el país de los suevos. Pues mucha suerte y que sea para bien el traslado. Aunque para ella vaya a ser mejor, a mí me da pena, porque ya es otra amiga que se va de aquí para siempre, y ya se sabe, algo se muere en el sitio donde debería estar el alma. Siempre se dice que nos veremos, etc., pero la realidad es que la gente que sale de tu ciudad en general sale bastante de tu vida, snif. Si ya te ves poco viviendo en la misma ciudad, pues menos aún estando fuera. Aunque igual es una excusa para emailarse más, vaya usté a saber. Tendré que potenciar mis ciberamistades, porque mi proporción de amistades zaragozanas va bajando alarmantemente; debe estar en un uno por cien mil. Igual si las virtualizase a todas nos trataríamos más, von verlost zum Fluß.
2 comentarios
JoseAngel -
JV -
Ser o no ser, tener 200 al dia o no tenerlos, esa es la cuestion