Paseo al Pibo
Llegamos a Biescas con la villa enmarcada por un arco iris espectacular, lástima de cámara de fotos. Luego ha habido de todo: tanto lluvia abundante, como día de viento soleado. Por variedad no quedará el pueblo. Ahora que los críos ni se han enterado: no hay quien los despegue del ordenador, para ellos Biescas se está convirtiendo en una sesión de videojuegos. Eso de pasear por el campo con ellos no va; sólo a la fuerza. Lo mismo decía mi padre de mí en 1970... aunque mi droga era otra, los libros y dibujos. Hoy me he ido de paseo con él por Arratiecho; ayer, por simetría, me llevé a Ivo, capturado a la fuerza, por el barranco de enfrente, Arás. Fuimos por la carretera vieja, subimos bordeando el barranco hasta enfrente de las Señoritas, y nos paseamos por la presa más alta que vimos, qué vértigo para el Pibo. Tuvo el honor de escribir su nombre con una piedra junto al de otros excursionistas. Luego bajamos por la carretera de Aso, y llegamos ya de noche cerrada al pueblo. El crío aguantó bien, pero fue la excursión más larga de su vida, decía: iba largando todo el rato, produciendo ideas con la cabecilla sin parar.
"Papá, hemos batido tres récords. El de longitud, el de rato, y el de altura. Te has pasado cinco pueblos, me parece. Mira: desde aquí se ven, uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco auténticos pueblos. Se van a preocupar por nosotros, nos llamarán por teléfono móvil. Vaya, está apagado. Entonces oirán 'piii-piii-piii. Y una voz. El teléfono está apagado. Puede usted participar en una lotería. Si desea participar en nuestra lotería, marque...' Cuelgo, clac. O mejor: cerbatana. Dardo venenoso por el... por el abricular. Va por el cable el dardo. Zas. Le da al señor en la oreja—¿eeeh? Papá. ¿Tú crees que mi nombre durará mucho en la piedra? Igual no saben que soy yo. El otro día escribí mi nombre con la bici. Mira: voy deprisa, y frenazo. I. Luego vuelvo, y frenazo, frenazo. Uve. Luego cogiendo carrerilla un frenazo torcido, una cé, y otra cé al revés. Mi nombre con la bici. ¿Puedo poner aquí una marca, la del récord de altura? Qué cansado estoy. Estos árboles tienen mucho musgo: ¿puedo quedarme a dormir en un árbol con musgo? En bici bajaría a cien por hora hasta el pueblo. Como una piedra de Indiana Jones. A cien o a cien mil millones. ¿Te puedes tirar en bici por la vía del tubo? Yo quiero subir hasta arriba de la vía a ver la vagoneta. Dice Álvaro que está oxidada, pero que está. ¿Iremos un día a ver la vagoneta? ¿Nos tiraremos en la vagoneta? ¡Aaaaaah! Explosión. Papá. ¿Me puedes decir cuál es el lado positivo de este paseo?"
Y vuelta para Zaragoza. Por lo menos han visto a una buena colección de primos, qué digo primos, primas: Lizara, Blanca, Víctor, Linza, Elsa, Virginia, Cristina... y Álvaro se ha disfrazado de preso para carnaval; Lizara de Eduardo Manostijeras—ahora le ha dado por Tim Burton, y vieron todos La novia cadáver. Los pequeños se olvidaron de sus disfraces respectivos, de cebra y de jirafa, pero bueno, no parece que los hayan echado en falta. (Creo que es porque no eran de jirafo y cebro, que están en la edad sensible). Ahora los voy a extraer del baño, que igual se me arrugan.
Cosas antiguas
"Papá, hemos batido tres récords. El de longitud, el de rato, y el de altura. Te has pasado cinco pueblos, me parece. Mira: desde aquí se ven, uno, dos, tres, cuatro, cinco. Cinco auténticos pueblos. Se van a preocupar por nosotros, nos llamarán por teléfono móvil. Vaya, está apagado. Entonces oirán 'piii-piii-piii. Y una voz. El teléfono está apagado. Puede usted participar en una lotería. Si desea participar en nuestra lotería, marque...' Cuelgo, clac. O mejor: cerbatana. Dardo venenoso por el... por el abricular. Va por el cable el dardo. Zas. Le da al señor en la oreja—¿eeeh? Papá. ¿Tú crees que mi nombre durará mucho en la piedra? Igual no saben que soy yo. El otro día escribí mi nombre con la bici. Mira: voy deprisa, y frenazo. I. Luego vuelvo, y frenazo, frenazo. Uve. Luego cogiendo carrerilla un frenazo torcido, una cé, y otra cé al revés. Mi nombre con la bici. ¿Puedo poner aquí una marca, la del récord de altura? Qué cansado estoy. Estos árboles tienen mucho musgo: ¿puedo quedarme a dormir en un árbol con musgo? En bici bajaría a cien por hora hasta el pueblo. Como una piedra de Indiana Jones. A cien o a cien mil millones. ¿Te puedes tirar en bici por la vía del tubo? Yo quiero subir hasta arriba de la vía a ver la vagoneta. Dice Álvaro que está oxidada, pero que está. ¿Iremos un día a ver la vagoneta? ¿Nos tiraremos en la vagoneta? ¡Aaaaaah! Explosión. Papá. ¿Me puedes decir cuál es el lado positivo de este paseo?"
Y vuelta para Zaragoza. Por lo menos han visto a una buena colección de primos, qué digo primos, primas: Lizara, Blanca, Víctor, Linza, Elsa, Virginia, Cristina... y Álvaro se ha disfrazado de preso para carnaval; Lizara de Eduardo Manostijeras—ahora le ha dado por Tim Burton, y vieron todos La novia cadáver. Los pequeños se olvidaron de sus disfraces respectivos, de cebra y de jirafa, pero bueno, no parece que los hayan echado en falta. (Creo que es porque no eran de jirafo y cebro, que están en la edad sensible). Ahora los voy a extraer del baño, que igual se me arrugan.
Cosas antiguas
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