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Vanity Fea

Man and his Mate

Man and his Mate No es tan fácil encontrar en Internet las letras de las canciones de Cole Porter, ya que los propietarios del copyright cuidan mucho de que no estén disponibles gratis. No hay gran cosa, por ejemplo, en Cole Wide Web, aunque sí puede leerse allí una pequeña biografía de Porter. Según David Barber, que comentaba la reciente edición de sus letras completas, una de sus habilidades más características (aparte de las rimas inesperadas e intertextualidades sorprendentes) está en las alusiones promiscuas y dobles entendidos sexuales.

En realidad deberíamos decir triples entendidos, porque si bien estas canciones sicalípticas y picantillas aparecían en el contexto normativo del cortejo y ligue heterosexual, Porter con frecuencia hace que sus canciones contengan alusiones entre líneas a relaciones eróticas homosexuales, pues hasta allí llega el "anything goes". A la manera en que llevaba su vida el propio Porter (homosexual notorio pero casado por cubrir mínimamente las apariencias), estas alusiones están a la vista para el que entiende, y no existen para quien prefiere ver sólo el contenido heterosexual que se presenta como pantalla. Así que estas parejas en frac y traje de noche sobre el escenario en realidad eran para Porter una representación pública de cara a la galería, un instrumento comunicativo público subordinado a su función expresiva y comunicativa para el círculo de entendidos—colocando así el sentido normativo heterosexual en una posición semióticamente subordinada, instrumentalizada para la articulación de una erótica gay, que aparece así como el auténtico sentido oculto tras una parafernalia heterosexual meramente oficial.

Veamos una de esas canciones que tan ejemplarmente han servido para expresar el romanticismo heterosexual, y cómo en realidad dice algo bien distinto. Bueno, "en realidad".... dice lo que elijamos oír:

As Time Goes By

You must remember this
A kiss is still a kiss, a sigh is just a sigh
The fundamental things apply
As time goes by

And when two lovers woo
They still say, "I love you"
On that you can rely
No matter what the future brings
As time goes by

Moonlight and love songs
Never out of date
Hearts full of passion
Jealousy and hate
Woman needs man
And man must have his mate
That no one can deny

Well, it's still the same old story
A fight for love and glory
A case of do or die
The world will always welcome lovers
As time goes by
Oh yes, the world will always welcome lovers
As time goes by

No habla sólo esta canción de los roles cambiantes del hombre y la mujer en la modernidad, con las "New Women" liberadas que todavía han de rendirse al amor. También afirma que el discurso del romanticismo, la seducción, etc., es aplicable (o será aplicable, as time goes gay) a las parejas gays igual que a las parejas heterosexuales—que un un beso es un beso, el riesgo y la pasión funcionan parecido en cualquier tipo de pareja, etc. Los lovers del final, por los que el mundo está agradecido, son de sexo indeterminado. Pero es difícil oír ese sentido, claro, si a la vez que suena vemos en el escenario a Bogart y Bacall, o a Fred Astaire y Ginger Rogers. Esta es la maniobra de ocultación favorita de Cole Porter como prestidigitador del erotismo gay. Visto y no visto—y en escena, siempre visto elegante.

Obsérvese cómo juega con rozar la revelación autobiográfica—de hombre casado pero con muchas aventuras homosexuales—en estos versos que se presentan en principio como expresión de la norma heterosexual: "woman needs man / and man must have his mate". "His mate" no es woman, por el doble sentido de la palabra: más bien, los dos mates, los dos colegas, viven una relación homosocial hecha posible por la presencia de woman como mediador (y donde woman sale perdiendo), a la manera en que señala Eve Kosofsky Sedgwick en Between Men. Bajo la cubierta del matrimonio que engrasa la vida social, "man must have his mate".

Lo más sorprendente de todo es cómo estas canciones se oyen y se cantan, y funcionan, antes y ahora, ignorando ingenuamente este subtexto gay tan específico. Ya se reía bien Cole Porter de las superficies, y jugaba con las convenciones sociales como quien sabe que son sólo una parafernalia teatral a disposición de quien las sepa mantener y manipular hábilmente. Los demás no verán más que el espectáculo que se les preparado, y tan felices. Es una educación semiótica en la que han aguzado el oído muchos homosexuales. Me llamaba especialmente la atención en los análisis culturales de Roland Barthes esa hiperconsciencia de que la realidad evidente y obvia, el mundo natural y de sentido común, es en realidad una convención y construcción cultural. Y la vida social, una elaboradísima commedia dell'arte. La vida está en otra parte, al menos, para los que entienden, tras unas lecciones intensivas de teatralidad social interpretando una versión revisada de su propio personaje.

De-Lovely


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